Ricardo González Alvarado

Twitter: @RicardoKonducta

Instagram: @Ricardokonducta

El pasado 8 de agosto las fuerzas patriotas propinaron una rotunda paliza a aquellos analistas que pensaron que “la esperanza y la política en Venezuela estaba muerta”. Durante 3 semanas los medios intentaron posicionar de manera desesperada “peleas internas” y “fracturas en el chavismo”. Por supuesto, los centros electorales abarrotados fueron una prueba contundente e irrefutable de una maquinaria revolucionaria que se encuentra más sólida que nunca.

A más de uno le tembló el pulso, y ante el inminente fracaso del proyecto Guaidó, hasta los sectores más extremistas del partido neonazi Voluntad Popular se vieron obligados a salir del agujero para asomar el cuello en el horizonte electoral. Con la plata de Guaidó que nunca llega y el tictac del debate en el cuello, reaparecieron los bagres y gallos tapados de la estirpe de José Manuel Olivares (PJ), Alfonso Marquina (PJ), Américo de Gracia (Causa R), Daniel Ceballos (VP), Tomas y Juan Pablo Guanipa (PJ), entre otros.

Todos los mencionados están involucrados en actos terroristas, financiamiento de grupos paramilitares, concierto para delinquir, magnicidio, golpes de Estado fallidos, muertes directas e indirectas durante las guarimbas de 2014 y 2017, atentados a la Hidroeléctrica Simón Bolívar de 2019, la estafa humanitaria del Cucutazo, el proyecto de invasión Gedeón II; pero lo peor de todo ha sido sin duda el bloqueo económico y robo masivo de los activos del pueblo venezolano en el extranjero.

Mano segura no se tranca

A pesar de las dificultades que enfrenta Venezuela -gracias a los “patriotas” de la Mesa de la Unidad- el presidente Nicolás Maduro llama a un diálogo formal y envía a sus mejores fichas incluyendo su propio hijo Nicolás Maduro Guerra y, a su vez, exige la máxima disciplina a la militancia y con ello se compromete a respetar una agenda que incluso es debatida y aprobada por el Parlamento nacional.

No es primera vez que hay diálogo en Venezuela, en todas las ocasiones anteriores la oposición ha pateado la mesa. El terreno de juego hoy es distinto y al firmar el documento de diálogo se cae el parapeto del “interinato” y es reconocida la indiscutible Presidencia de Nicolás Maduro, además de respetar las funciones del Parlamento venezolano.

Pero como es evidente, dentro de las filas de la oposición el conflicto se mantiene cual borracho y siguen peleando por una botella vacía sin tener un proyecto país que ofrecer a los venezolanos.

Maduro a su vez confía plenamente en la conciencia adquirida por un pueblo que en 6 años ha conocido de que son capaces estos grandes carajos.

Todo lo que hemos tenido que superar para alcanzar la paz: guerras irregulares, la Batalla Constituyente, apagones, la Batalla de los Puentes, las colas, el saqueo,  el bloqueo, la persecución financiera, acoso diplomático, y pare usted de contar. Pero la paz seguirá siendo nuestro bien más preciado: Maduro lo sabe, nosotros lo sabemos; por eso cada vez que nos agreden como pueblo, cerramos filas, nos hacemos uno solo, replanteamos la estrategia y por consiguiente nos hacemos más fuertes.

La próxima cita de diálogo será el 3 de septiembre. Todos esperamos y deseamos el levantamiento de las sanciones criminales de EEUU para la reactivación de programas sociales con el objetivo de la revolución, la protección de todos los venezolanos.

Una vez cerrado el diálogo se acerca la fecha, 21N elecciones regionales. Con paciencia estratégica Maduro planifica su jugada en el tablero y todos esperamos en nuestra trinchera la orden para la avanzada masiva y contundente. El objetivo es uno solo: borrar la sonrisa al CDSM de Guaidó con una aplastante derrota electoral.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *