Alcides Castillo

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Hace 19 años el pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana derrotaron al fascismo que se había enseñoreado con el poder político. Asaltaron el Palacio de Miraflores y le entregaron las riendas del país al imperio yanqui. Creyeron que todo había terminado para las fuerzas revolucionarias, progresistas y democráticas, pero calcularon mal. Algo les falló.

El zarpazo fascista lo organizaron e impulsaron desde el mismo momento en que el comandante Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales en 1998 y relegitimó el triunfo en el 2000. Las fuerzas reaccionarias, con la patronal Fedecámaras a la cabeza, guiaron a los partidos de la derecha (AD, Copei, Primero Justicia, entre otros) y a un grupo de militares felones a dar el golpe de Estado el 11 de abril de 2002. No faltaron los dueños de medios de difusión (El Nacional, El Universal, Últimas Noticias, Venevisión, Globovisión, CMT, RCTV y las emisoras de radio) que informaron en forma tendenciosa de los acontecimientos de ese día. Llenaron con titulares escondiendo la verdad, magnificando hechos y los canales de televisión difundiendo un video en el cual los “pistoleros de Puente Llaguno” disparaban armas de fuego contra una manifestación “pacífica” respaldada por la Policía Metropolitana y mercenarios francotiradores que acabaron con la vida de más de 20 compatriotas.

El terror llenó las calles de Caracas. La persecución policial, militar y escuadrones de la muerte del fascismo pretendieron acabar con la revolución y asesinar al comandante Chávez, pero la resistencia popular fue enorme, grandes marchas y concentraciones de mujeres y hombres decididas a todo cercaron el Palacio de Miraflores y desalojaron al golpista Pedro Carmona Estanga, a la alta jerarquía católica, a la dirigencia extremista y sindical, y a los traidores de siempre.

Hoy como ayer calcularon mal. El fascismo no tiene pueblo, pero sí muchos delincuentes disfrazados de políticos.

Este 13 de abril, a 19 años del contragolpe popular, celebramos la derrota histórica que sufrió el imperialismo.

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