Su obra, con gran vigencia

Néstor Rivero Pérez
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El 22 de febrero de 1939 murió en Colliure (Francia), el vate y ensayista Antonio Machado, autor de una obra en la que se combina la rítmica del modernismo con giros del romanticismo y a ratos expresiones de localismo, tal como se observa en Campos de Castilla.

Este poeta influyó decididamente en los integrantes de la Generación del 98, donde descollaron Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, León Felipe, Manuel Altolaguirre y Jorge Guillén entre otros.

Con el heterónomo Juan de Mairena, el poeta afirmará: “Quiero recordar que los niños pequeños saben mucho, mientras que los hombres olvidamos con demasiada frecuencia”.

Civilidad

Machado, entre cuyos tutores destacó Carlos Giner de los Ríos, cursó estudios en la Institución de Libre Enseñanza, la cual llevó a la España de fines del siglo XIX, aires renovadores y laicos.

Siendo voz fundamental de la ‘Generación del 98’, su obra inspirará a los cultores del modernismo y el nativismo peninsular e hispanoamericano, teñido con brotes del  romanticismo.

Careciendo de neutralidad ante el atropello, al estallar la Guerra Civil española (1936/1939), participa “en publicaciones republicanas…y asiste al Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. En 1939…cruza los Pirineos hasta Coillure. Allí fallece al poco tiempo de su llegada” https://www.cervantes.es.

Pseudónimos y apócrifos

Conviene detenerse en el uso de tres técnicas de autoidentificación por numerosos creadores: pseudónimos, apócrifos y heterónimos.

El pseudónimo se practica para calzar un texto, estando muchas veces el lector al tanto de quién se trata. Así, los nombres de Pablo Neruda y Gabriela Mistral dieron a conocer a ambas figuras cimeras de la poesía hispanoaparlante.

Y el caso viene a cuento, si se   admite que la prez de uno y otra atendía a la majestad de su obra y no a la firma con que calzaban sus libros, al hecho de que tanto Neftalí Ricardo Reyes, como la Mistral empleaban dichos pseudónimos a conciencia de que el común de los lectores sabía de quiénes se trataba.

Disímil es la situación del apócrifo, cuyo caso más relevante en las letras castellanas quizá haya sido el de Avellaneda, apellido que firma la II parte o continuación, de la inmortal obra de caballería, y cuyo verdadero autor al día de hoy sigue siendo enigma, siendo que la crítica literaria ha debatido si Avellaneda corresponde a Juan de Blasco y Paz, Pedro Liñán de Riaza y Baltasar Elisio de Medinilla.

El texto apócrifo mucho incomodó a Miguel de Cervantes, genuino autor de Don Quijote, forzándole a adelantar la II parte del libro cervantino, que hizo publicar en 1614, meses antes de su fallecimiento.

Heterónimos

Diferente es el heterónimo, donde el hermetismo del autor resulta  impenetrable, y quizá en exclusivo acuerdo con editores, aquel calza sus publicaciones con un nombre hasta entonces desconocido.

Fue lo que aconteció con Juan de Mairena, quizá el heterónimo más célebre de la literatura universal.

El autor de La Lola se va a los puertos, se permite asignar a Mairena una historia personal, lugar y fecha de nacimiento, un trabajo, el de profesor de retórica, y gustos de hidalgo empobrecido.

Y Mairena, a quien se lee como si se tratase de alguien con vida y opiniones muy propias, escribe como pudieron hacerlo amigos de la infancia segoviana de Machado; como aquel Blas Zambrano amigo de los obreros, quien sostenía que “nuestros nombres valen muy poco pero la obra que emprendemos vale mucho. Por eso pedimos luces a quien las tenga y posea, además, buena voluntad de prestarlas” (Wikipedia).

El heterónimo concita interrogantes:  ¿Ejercicio de libertad creadora para mostrar ángulos de un pensamiento que no era usual en el escritor? ¿Deseos de cultivar la intriga y el misterio ante grupos de lectores que desean encontrar ideas distintas en nuevos escritores, sin dar de entrada con la identidad original?

Otro de los heterónomos de Antonio Machado fue Abel Martín, a quien presenta como bebedor empedernido, metafísico y poeta y cuya existencia adulta como docente, coincide con la juventud de Juan de Mairena. Este último, a su vez una creación de Machado se hizo discípulo y biógrafo de Mairena, quien le inspiró fundar en 1898 la Escuela Popular de Sabiduría.

Sinópticos

1732

Jorge Washington

Este día nace en el condado de Westmoreland (Virginia) quien al paso de las décadas se convertirá en figura principalísima de la Guerra de Independencia de Estados Unidos y primer Presidente de dicho país.

En 1775, ya iniciadas las hostilidades entre las trece colonias norteamericanas e Inglaterra, el I Congreso Continental nombra a Washington, quien ya poseía experiencia militar, como “comandante en jefe del Ejército”.

Estratega militar

Con la ayuda de Francia en hombres y armas, EEUU obtiene su Independencia. Y el general Washington es designado como primer Presidente de dicha nación en 1789. En su testamento Washington concedió de forma póstuma la libertad a varios de sus esclavos, no a todos.

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