VEA / Néstor Rivero Pérez

El 16 de junio de 1863 nació en Valencia Arturo Michelena, primer pintor venezolano en adquirir reconocimiento internacional. No obstante su breve existencia de 35 años legó una obra que aún hoy se pondera entre las más notables de la producción plástica del país. Entre sus lienzos se encuentran La entrega de la bandera…, El niño enfermo, Carlota Corday camino al cadalso, el monumental Berruecos, de 1895, con motivo de la Apoteosis del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, así como su emblemático Miranda en La Carraca.

Arturo Michelena fallecerá en Caracas en 1898. Un aeropuerto, planteles, y bienales, honran su nombre.

Desde niño

Integrante de una familia valenciana de varias generaciones, Michelena tuvo por abuelo a Pedro Castillo, retratista quien según recuerda Juan Calzadilla fue autor de los murales que decoraron la casa del general José Antonio Páez en la urbe del Cabriales. El Centauro le iba narrando peripecias de sus batallas, y aquel plasmaba escenas en las paredes interiores de la residencia. El niño Arturo recibió las primeras lecciones de pintura de su padre, Juan Antonio Michelena. Con innata virtud para el dibujo elaborará, a sus 11 años las ilustraciones para el libro Costumbres venezolanas, de Francisco de Sales Pérez.

Batallón sin nombre

Dedicado en Valencia a la copia de cuadros antiguos, murales y al retratismo, el joven creador presenta, para el Salón del Centenario (1883) y en homenaje al Libertador, su cuadro La entrega de la bandera al batallón sin nombre, referido a la escena de 1814 en la cual el Padre de la Patria da el banderín distintivo a un cuerpo que días antes había huido de un combate, por lo que se le despojó del nombre. Reivindicándose el cuerpo en la Batalla de Araure del 5 de diciembre de 1814, por lo cual, con el estandarte, recibirá el nombre de Vencedores de Araure. La obra obtiene el segundo premio.

Miranda en La Carraca

Con motivo de los 80 años del fallecimiento del Precursor Francisco de Miranda, Michelena pintó en 1896 Miranda en La Carraca. Dicho cuadro -al lado de El 19 de abril de 1810, de Juan Lovera, 5 de Julio de 1811, obra de Tovar y Tovar, y las escenas sobre La Batalla de Carabobo del Salón Elíptico, de Tovar y Tovar-, integra el cuarteto que ha sido objeto de mayor reproducción en la historia de las artes plásticas venezolanas. Quien hizo de modelo como Francisco de Miranda para el cuadro fue el escritor Eduardo Blanco. La técnica y estilo responden al academicismo venezolano, con predominio de los colores cálidos. El rostro expresa la serenidad de quien poco puede hacer ya para cambiar su destino, mostrando a la posteridad sublime gesto republicano en horas aciagas, como las vividas por el Precursor en el penal de La Carraca de Cádiz.

Ese maravilloso viaje de su creación…”

“Su muerte prematura conspirará para catalogar a Michelena como…genio…comenzando ese maravilloso viaje mágico de su creación; pero lo que cuenta…es lo que nos dejó, en su carrera contra el tiempo (…). En su extensa obra se pueden constatar rasgos realistas, románticos, parnasianos e incluso algunos críticos ven rasgos impresionistas, pero…a Michelena no le interesó…la escuela impresionista…él era un hombre de su…presente. Su obra puede ser considerada como producto de su eclecticismo y apego a las reglas de la Academia Francesa (…). En algunas de sus obras se perciben… ciertas tonalidades sonoras que es más frecuente hallar en otras expresiones de arte…despertando sensaciones de la más alta emotividad (…). Tu estado de ánimo, mi estado de ánimo, sienten el sonido, la vibración, el movimiento y los sabores de los colores” (Luis Rafael García Jiménez / http://servicio.bc.uc.edu.ve).

Sinóptico

Nació José Francisco Torrealba

Este médico, cuyas investigaciones le llevaron a descubrir que el Rhodnius prolixus (chipo) era el agente transmisor del mal de Chagas, vino al mundo en Santa María de Ipire (Guárico). Torrealba, gran benefactor de la humanidad con este y otros aportes, elaboró cartillas antichagásicas, otros textos científicos, crónicas sobre la región guariqueña y temas humanísticos con enfoque crítico. Legó más de ciento cincuenta títulos entre libros, folletos, capítulos de obras colectivas, prólogos, traducciones y artículos. Dirigió el Centro de Investigaciones sobre la Enfermedad de Chagas entre 1948 y 1973; en este último año falleció en Caracas.

Como científico, el Dr. Torrealba “publicó 40 investigaciones sobre el tripanosoma americano y sobre el mal de Chagas, la hemoglobinuria, zoología, paludismo, síndrome de Frohlish, Alastrin, enfermedad de Littre, el peligro de las máquinas de gas, del oxicarbonismo, del piroleñismo, del alquitrán y otras sustancias; el cáncer, la rubéola, la patología regional Venezolana, parásitos intestinales, afecciones venéreas, disenterías, entre otros estudios. Sus investigaciones sobre el mal de Chagas han sido traducidas al francés, portugués e inglés”. (http://venezuelaehistoria.blogspot.com).

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