Néstor Rivero Pérez

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¿Cómo impacta la investigación y el desarrollo en la actividad deportiva? De muchas maneras. La creación de nuevos materiales y productos, nuevos procedimientos y hasta la innovación en hábitos de vida, consumo alimenticio, entorno familiar, rutinas de ejercitación y entrenadores, cada día más calificados, contribuyen sin duda a modificar paulatinamente el rendimiento de quienes se insertan con regularidad en actividades que exigen desempeño físico de alto nivel.

Se sabe que los primeros bates de madera que dieron vida al baseball en EEUU a mediados del siglo XIX fueron creados por los propios jugadores pioneros, careciendo de uniformidad en empuñadora y longitud. Lo mismo sucedía con los primeros guantes. Hoy bate, guante y pelota, así como el calzado de un equipo de beisbol, fútbol o atletismo, responde a reglas y confección ajustados a la tecnología de materiales.

En la cancha deportiva, por ejemplo, las pistas iniciales para el salto triple o competencia de “100 metros planos” se construyeron con tierra, arcilla roja o cemento. Con las décadas se consideró el piso de teflón, PVC, y recubrimientos sintéticos de poliuretano y tartán, con mayor amortiguación en casos de accidente.

Del mismo modo, equipos de nutricionistas e investigadores en hormonas han desarrollado terapias para el crecimiento de huesos, como se le aplicó a las piernas “alargadas” del célebre Lionel Messi, lo que sumado a la excepcional velocidad mostrada desde su infancia, le ha colocado como primer futbolista del mundo.

En el caso de Venezuela la relación entre ciencia, tecnología y deportes se expresa, además de los apuntes aquí señalados, en el desarrollo planificado de la masificación deportiva y educación física, de acuerdo a la Ley del Deporte, y en la aplicación de innovaciones tecnológicas y de atención a los atletas de alto nivel, los relevos de Yulimar Rojas

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