VEA/ Yonaski Moreno

Un exsoldado colombiano decidió romper el silencio sobre su participación en los llamados falsos positivos, una serie de asesinatos ejecutados por el Ejército de Colombia en el marco del conflicto armado.

Jaider Ospino se desempeñó como soldado profesional de Colombia entre los años 2002 y 2008. En el año 2006 estuvo adscrito a la contraguerrilla Arpía 1, una fuerza especial del Ejército colombiano que operó en la Costa Caribe bajo el mando del Batallón Cartagena.

El exmilitar relató que hace quince años participó en dos operativos ilegales en los que fueron ejecutadas cuatro personas. Por las primeras dos bajas, “dieron como recompensa 30 millones de pesos [8.332 dólares], y en la segunda ejecución dieron un mes de permiso. Cada guerrillero legalizado se tasaba en una recompensa en dinero».

«Le estoy diciendo la verdad porque Colombia y el mundo tienen que saber lo que se vivió en esos gobiernos. Mire que antes decían una cifra de 2.000 y pico falsos positivos, ahora dicen 6.000 y algo, pero en realidad yo creo que por ahí pasó la cifra hace rato», expresó Ospino.

En un reportaje publicado por Sputnik, Ospino detalló “el resultado fue dos hombres muertos, que después se hicieron pasar por guerrilleros. Me quedó la duda sobre lo que había pasado, pero al rato supimos que estábamos participando en una ejecución extrajudicial. Un mes después ocurrió el otro caso, la baja la dio la otra sección de la misma compañía. Y aunque yo no disparé directamente siento que participé del falso positivo porque en mi conciencia quedó que habíamos matado a dos inocentes y que los hicimos pasar por guerrilleros sin serlo».

También denunció que el segundo comandante de ese batallón era el mayor Leonardo Fabio Caro Cancelado, quien en diciembre ascendió a general de la República.

Ospino expresó que quiere hacer la pertinente declaración frente la Jurisdicción Especial de Paz (JEP), que investiga la muerte de seis mil 402 personas a manos del Ejército colombiano porque “no es justo que un señor de esos, que tienen el uniforme empapado de sangre, sea general de la República. Yo siempre pienso en los soldados que están presos, personas que los condenaron a veinte, treinta hasta cincuenta años, o sea con todo el peso de la ley, pero los comandantes de batallón sí siguieron su carrera militar».

De acuerdo a la nota de Sputnik, Ospino salió del Ejército colombiano en 2008 en un caso conocido como Atila 1, donde 19 oficiales fueron retirados del servicio por negarse a matar a una guerrillera capturada. Hoy es trabajador informal de las calles colombianas.

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