Con aquel por ahora le devolvió la esperanza al pueblo. Foto Internet

Venezuela siempre grande. IV Capítulo

Yuleidys Hernández Toledo

Después de la represión brutal que ejerció el régimen de Carlos Andrés Pérez contra el pueblo el 27 de febrero de 1989 y los días y meses siguientes, Venezuela veía con rabia, angustia y desesperación cómo el pueblo humilde seguía sufriendo las consecuencias del paquetazo neoliberal aplicado por el dirigente adeco; mientras la burguesía y los empresarios seguían llenando sus cuentas bancarias a costa de las arcas del Estado.

En marzo de 1989, el presidente del BCV, Pedro Tinoco, anuncia que “el Estado asume la deuda privada” (656); mientras el adeco endeudaba el país para beneficiar a los capitales privados, ese mismo mes el pueblo sufría los embates de la liberación de precios (657).

Para diciembre de 1989, según cálculos de Agroplan, la pobreza absoluta ascendió a 30%. La corrupción reina en el país. Hay casi 50 mil casos de paludismo. Los intereses de la banca están por las nubes (658).

En 1990 la situación no mejoró; ese año fue el de las protestas estudiantiles que sacudieron a todo el país. Los estudiantes rechazaban las políticas neoliberales que continuaba aplicando CAP. Era la época en que a los estudiantes les costaba entrar a las universidades. 

Ese año se realizó y se conoció el XII Censo Nacional de la Población, el cual arrojó que la población de Venezuela era de 18 millones 101 mil habitantes, eso evidenciaba que había 3 millones 584 mil 265 más habitantes que en 1980. El Censo de 1990 permitió conocer que el índice de la pobreza rondaba en 60%, el cual se encuentra acentuado especialmente en los estados Apure, Delta Amacuro, Amazonas, Portuguesa y Sucre  (659).

Para julio de 1990, el Ministerio de Educación ofrece cifras preocupantes: Más de 2 millones de niños están fuera del preescolar y cerca de 800 mil, entre 6 y 15 años, no van a la escuela; mientras que la  Oficina Central de Estadística e Informática (OCEI), revela que el 51% de la población vive en estado de pobreza crítica (660).

Eran miembros del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200. Foto Internet

Para comienzo de esa década, el régimen adeco avanza en el plan de privatización. En 1991 el gobierno anuncia que la reactivación de la economía se dará por las privatizaciones.

La crisis económica y social que vive el país se agudiza para 1992. En enero de ese año, la pobreza, según Agroplan, abarcaba un 67,2% de la población, 34,1% de la cual se hallaba en pobreza absoluta. Para el 2 de febrero el propio régimen de Estados Unidos, liderado por George Bush, a través del Departamento de Estado envía al Congreso estadounidense un informe en el que señala que en Venezuela se violan los derechos humanos (661).

Ese mismo año “dos encuestas reflejaron la profunda impopularidad del presidente Pérez. Una indicaba que 87% de los encuestados le tenía poca o ninguna confianza, la otra que el 56% desaprobaba la gestión de Pérez” (662).

En medio de esta grave problemática llega el 4 de febrero de 1992, el día en que Venezuela sabía que la historia cambiaría para siempre.

El 4 de febrero de 1992, un teniente coronel de apenas 38 años de edad y de nombre Hugo Chávez Frías, asume la responsabilidad de una rebelión cívico-militar que lideró para devolverle la dignidad a un pueblo que se encontraba sumido en la pobreza, producto de las políticas neoliberales aplicadas por CAP y de los exmandatarios que lo antecedieron durante más de tres décadas.

En la rebelión cívico-militar también figuran los tenientes coroneles Francisco Arias Cárdenas, Joel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta Hernández, Jesús Ortiz Contreras y Diosdado Cabello.

Un día antes, CAP había regresado pasada las 10:00 de la noche de Davos, Suiza, donde participó en una cumbre económica. Al bajarse del avión lo esperaba -algo inusual-; el ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, quien le habló de rumores pero no le dijo nada en firme de la existencia de un golpe militar. Debe haber sido así, Pérez no se habría marchado a La Casona a dormir. Una hora después, a las 11:50, Pérez es alertado de la Rebelión. Cuando sale para Miraflores se encuentra con un grupo de soldados que se aprestaban a atacar La Casona (663).

A las 12:25 de la madrugada CAP, “ametralladora en mano, acepta salir de Palacio cuando ve un tanque aplastar un vehículo de la escolta presidencial y otro que destroza las rejas y sube amenazante por las escaleras externas del Palacio Blanco. El alzamiento –denominado Operación Zamora- había estallado. Los responsables eran miembros de una agrupación clandestina existente en el seno de las Fuerzas Armadas, conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario MBR 200. Pérez logra huir con la ayuda del jefe de Casa Militar” (664). Luego de ahí se dirige al canal privado Venevisión donde cuenta lo sucedido.

“La toma de la región capital estuvo bajo la responsabilidad del teniente coronel Chávez Frías, quien dirigió las acciones desde el Museo Histórico Militar de La Planicie, y del teniente coronel Joel Acosta Chirinos, quien comandó las operaciones en la base área Generalísimo Francisco de Miranda, en La Carlota. Los rebeldes habían detenido al comandante de la FAV, controlaban La Carlota y Fuerte Tiuna. La Casona y Miraflores estaban a punto de caer. La acción rebelde también se desarrollaba en Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y Maracay”  (665).

A las 9:30 de la mañana del 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez, líder de la rebelión, se entrega en La Planicie, y por primera vez, en muchos años, Venezuela ve a uno de sus hijos asumir la responsabilidad por un hecho tan trascendental.

Al públicamente reconocer que “lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital”, y con su valentía asumir “ante el país y ante ustedes”, “la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”, devolvió la esperanza a millones de personas hiriendo mortalmente al puntofijismo, que llegaría a su fin el 6 de diciembre de 1998, cuando fue electo por primera vez Presidente de la República.

Ese mismo día, los aliados de CAP demostraron su talante sanguinario y represor. Blanca Pérez, la Primera Dama de la República, dijo sobre los protagonistas de la rebelión cívico-militar: “Son unos asesinos. Ojalá los cojan a todos” (666); por su parte el senador adeco David Morales Bello, expresó: “Se condena en una sola palabra: ¡Mueran los golpistas!” (667). El articulista Alfredo Peña dijo: “Todos los golpes en el mundo han contado con la complicidad de civiles. Las autoridades deben investigar a fondo. No debe haber contemplaciones. Militares o civiles que aparezcan implicados en este hecho deben ser severamente castigados y procesados de acuerdo con la ley, sin ningún tipo de privilegios” (668).

El expresidente Rafael Caldera, quien aspiraba a la Presidencia, trató de sacar puntos políticos con la situación y reconoció la gravedad de la crisis que vivía el país.

Ocho años después, el 4 de febrero de 2000, el protagonista de la rebelión cívico-militar, desde la Plaza Bolívar de Caracas, en un acto realizado para conmemorar esa fecha, expresó con su humildad característica: “A esta hora, 9:25 minutos, hace 8 años ya yo era, junto a mis compañeros, prisionero. Ya estábamos encerrados en el viejo Cuartel San Carlos; pero les juro que a esa hora, 9:30 de la noche del 4 de febrero, nosotros jóvenes, nosotros soldados, tras las rejas, adoloridos, lo que más pensaba uno era en los hijos. Cómo lloraba yo esa noche pensando en Rosa Virginia, que tenía apenas 12 añitos, y a esa hora ya ella sabía que papá estaba preso (…) Lloraba por María Gabriela, que por ahí anda ya casi con 20 años y tenía 11; lloraba por Huguito Rafael (…). Lloraba por los recuerdos, lloraba por los caídos, lloraba encerrado junto a mis compañeros; pero jamás a esa hora de hace 8 años, jamás de los jamases, más allá del silencio de los barrotes del Cuartel San Carlos, más allá de la noche oscura de aquel 4 de febrero, más allá de las lágrimas que bañaban el pecho del soldado, más allá del rumor seco y callado de la prisión, más allá de las miles de preguntas que palpitaban en el pecho, más allá de la desesperanza de una derrota pasajera; más allá del frío de la prisión, jamás de los jamases nos imaginábamos el inmenso, el grandísimo, el estruendoso resurgir de un pueblo que asumió la revolución y que cogió el camino y que tomó las calles y que tomó las ciudades y que tomó los campos y que salió de nuevo una vez más con su bandera, con su sueño, con su heroísmo, con su coraje, con su dignidad. Por eso, 8 años después de aquello, junto a mis compañeros, junto a mis amigos, junto a mis soldados, yo digo delante de Dios y delante de ustedes, con todo lo que uno tiene por dentro: Gracias Dios mío, porque valió la pena el sacrificio”.

Desde aquel 4 de febrero de 1992 la Patria comenzó a ver el rayo de esperanza que tanto había esperado; su llanero, ya hecho todo un hombre, un soldado de la patria, había despertado al pueblo, le había devuelto las esperanzas.

656-658  Maniglia Teresa y Carvajal Ingrid. Cronología de una implosión. La década final de la IV República. Minci. Segunda edición, 2011. Páginas 74, 84-89. https://bit.ly/3butqRo.

659 Independencia 1990. Centro Nacional de Historia. Página 79. https://bit.ly/2Z2bKXZ.

660-668  Maniglia Teresa y Carvajal Ingrid. Cronología de una implosión. La década final de la IV República. Minci. Segunda edición, 2011. Páginas 88, 103-107. https://bit.ly/3butqRo.

Aquí puedes leer las cuarenta y tres entregas anteriores del capítulo IV.

Betancourt da inicio a la dictadura representativa con su régimen. https://bit.ly/2Dsjuec

Betancourt viola la Constitución y su régimen asesina a Livia Gouverneur (II). https://bit.ly/2DqQYth

Comienza la lucha armada ante el baño de sangre que causa Betancourt (III). https://bit.ly/31aQqA2

Fabricio Ojeda se suma a la lucha armada (IV). https://bit.ly/3i1k1CE

Betancourt, el presidente que ayudó a agredir a la Revolución Cubana (V). https://bit.ly/310CucN

El nacimiento de la OPEP por el impulso de Juan Pablo Pérez Alfonzo (VI). https://bit.ly/2E9NgEC

Ante la represión de Betancourt nacen las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (VII). https://bit.ly/2CxaWTb

Raúl Leoni, otro adeco que continúa la represión e incluye la figura de la desaparición (VIII). https://bit.ly/3iMX4DA

Allanamiento de la UCV y la desaparición de Víctor Soto Rojas (IX). https://bit.ly/3kSXLNu

Alberto Lovera, uno de los mártires de las desapariciones y crímenes de Leoni (X). https://bit.ly/312uAQ8

Los campamentos antiguerrilleros, centros de torturas y represión (XI). https://bit.ly/3122EMl

Las torturas y los asesinatos reinaron en los campos antiguerrilleros (XII). https://bit.ly/2Y6QfFj

En el Palacio Blanco, frente a Miraflores, régimen de Leoni asesinó a Fabricio Ojeda (XIII). https://bit.ly/3gabMmJ

EEUU, la CIA y su presencia en la política de terror contra los comunistas en los 60 (XIV). https://bit.ly/3kS3fIj

Campesinos y campesinas, otras víctimas de los gobiernos adecos en los 60 (XV). https://bit.ly/34nDj1z

Digepol y el SIFA, los cuerpos represores de los adecos en los ’60 (XVI). https://bit.ly/31hvwAv

El Acuerdo de Ginebra y la defensa del Esequibo (XVII). https://bit.ly/34oVOCX

Rafael Caldera, de Copei, asume la Presidencia y comienza el bipartidismo (XVIII). https://bit.ly/2Yp159N

Igual que Leoni, Caldera también allanó la UCV y arremetió contra los estudiantes (XIX). https://bit.ly/2QjGWxe

Rafael Caldera, el católico que gobernó “apoyado” con represión y torturas (XX). https://bit.ly/3bkxPq1

“La pacificación” en medio de la sangre y el fuego del régimen de Caldera (XXI). https://bit.ly/3gGt4bl

Caldera persigue a los estudiantes, desde Barinas, una esperanza llega a la Academia Militar (XXII). https://bit.ly/3gGtSwT

En los ’70 sigue la colonización y dependencia de Venezuela del imperialismo gringo (XXIII). https://bit.ly/3ltKfAr

Gobierno de Caldera conspiró contra Salvador Allende y Fidel Castro (XXIV). https://bit.ly/3lx2SmP

Carlos Andrés Pérez, el ministro represor de Betancourt, gana la presidencia (XXV). https://bit.ly/3gG6YWg

Carlos Andrés Pérez, un experto en represión que además amparó a terroristas (XXVI). https://bit.ly/33fsAnP

CAP y la farsa nacionalización del hierro (XXVII). https://bit.ly/2RgoFS4

La “nacionalización” del petróleo, otra farsa de Carlos Andrés Pérez (XXVIII). https://bit.ly/2GQO7eX

Fedecámaras, el mejor aliado de CAP en sus planes contra el país (XXIX). https://bit.ly/2FknApz

Jorge Rodríguez, el hombre que enfrentó al régimen de CAP (XXX). https://bit.ly/2ZtKPVg

Régimen de Carlos Andrés Pérez asesina a Jorge Rodríguez (XXXI). https://bit.ly/3myHTRf

Terroristas aliados de CAP volaron avión de Cubana de Aviación (XXXII). https://bit.ly/33LLRgT

El decadente final del I régimen de CAP y el triunfo de Luis Herrera Campíns (XXXIII). https://bit.ly/33HVTj1

Luis Herrera Campíns: De recibir un “país hipotecado” a agudizar la crisis (XXXIV). https://bit.ly/2ZRfNag

La corrupción en la época de CAP absuelta en el gobierno de Luis Herrera Campíns (XXXV).https://bit.ly/3kxom1P

Régimen de Luis Herrera Campíns masacró en Cantaura a 23 jóvenes por pensar distinto (XXXVI).https://bit.ly/3ccEDX3

Fuga de divisas y corrupción entre las causas del “Viernes Negro” en 1983 (XXXVII). https://bit.ly/3ldhsPp

Jaime Lusinchi llega a la Presidencia y con él se agrava la corrupción y los problemas del país (XXXVIII). https://bit.ly/3la4guG

Las políticas neoliberales de Lusinchi, la corrupción y abuso de poder de Blanca Ibáñez (XXXIX). https://bit.ly/3la5k1L

Régimen de Lusinchi también masacró al pueblo: En Yumare y El Amparo (XL). https://bit.ly/3ju849G

Lusinchi y su persecución contra los medios de comunicación (XLI). https://bit.ly/3nbZGy3

En 1989, CAP regresó a la presidencia con un paquete neoliberal contra el pueblo (XLII). https://bit.ly/33nZ2pa

El Caracazo: Cuando la víctima volvió a ser el pueblo (XLIII). https://bit.ly/33nyuEE

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