Néstor Rivero Pérez

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El 15 de septiembre de 1821, hace doscientos años, fue proclamada la independencia de la Capitanía General de Guatemala, circunscripción que abarcaba las actuales repúblicas centroamericanas de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Guatemala precisamente. Dicho acto sería la base para la creación de la República Federal de Centroamérica, que se mantuvo hasta 1838. Guatemala había sido hasta entonces dependencia colonial de España, siendo comandada en lo militar por un capitán general, y congregaba los actuales territorios de Chiapas, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica.

La ola de euforia emancipadora se expandía a nivel continental con las victorias de las armas republicanas en Maipú y Chacabuco (Chile) en 1818, Boyacá (Nueva Granada), en 1819, y Carabobo (Venezuela) en 1821.

Del mismo modo, tras haber dictado el Plan de Iguala en febrero de este último año, Agustín de Iturbide entró a Ciudad de México asegurando la independencia de la nación azteca. El 15 de septiembre del mismo año Guatemala seguiría este camino.

Antecedentes

Los sucesos de Andalucía de 1820, con la insurrección de los coroneles liberales Rafael del Riego y Antonio Quiroga, desestabilizaron el régimen absolutista en la Península. Fernando VII se vio compelido a restablecer la Constitución de Cádiz; y los efectos de la nueva situación en la Península llegaron hasta Centroamérica. A Ciudad de Guatemala fueron convocados sectores representativos de las distintas provincias que integraban la Capitanía General de Guatemala para debatir la situación. Así el 15 de septiembre de 1821 se constituyó una Junta Provisional que obligó a Carlos de Urrutia y Montoya, último jefe militar del régimen colonial, a entregar su autoridad al general Gavino Gainza, también español pero favorable a los complotados.

Cacos y Gazistas

Desde 1820 circularon dos nuevos periódicos en Guatemala, El amigo de la patria, de criterio españolista, y El eco constitucional, que patrocinaba la independencia absoluta respecto a la Península. En torno a ambos se nuclearon dos partidos. Los llamados “cacos” o patriotas, y los “gazistas” partidarios de la Corona. Sin embargo, gracias a la fuerza de opinión alcanzada, los primeros arrastraron a los segundos en el pronunciamiento final.

Gainza

En el pronunciamiento del 15 de septiembre resultó fundamental la presencia en Centroamérica de Gavino Gainza. Este oficial peninsular, de 61 años, hizo carrera militar desde su juventud a favor de la Corona. En 1783 intervino en Perú en la represión contra el levantamiento de Tupac Amaru. En 1814 fue enviado a Chile para contener el brote independentista, empero suscribió acuerdo con los patriotas de la nación austral, lo que le acarreó juicio y suspensión de sus cargos. En 1820 es enviado a Centroamérica, asumiendo en marzo del año siguiente la jefatura militar de la Provincia de Guatemala. Los notables centroamericanos que suscriben el Acta del 15 de septiembre le confirman como jefe político y militar de Guatemala. En adelante Gainza defenderá de modo expreso las posiciones independentistas.

Acta de Independencia

“(…) se acordó (…). Que siendo la Independencia…la voluntad general del pueblo de Guatemala…el señor Jefe Político, la mande publicar (…) Que…las Provincias…se sirvan elegir Diputados o Representantes suyos, y estos concurrirán a esta Capital, a formar el Congreso que debe decidir el punto de independencia general absoluta» (http://bibliohistorico).

Sinóptico

1897

Mario Briceño Iragorry

Este día nació en Trujillo (Edo. Trujillo) Mario Briceño Iragorry, hombre público y escritor que se mantuvo en la primera línea como defensor de la identidad cultural venezolana en el curso del siglo XX.

Este escritor articuló su reflexión en torno al cuestionamiento del ejercicio de nacionalidad, exponiendo su idea acerca de la “crisis de pueblo”, o declive venezolano, la impostergabilidad de construir una firme conciencia histórica, como se refleja en su ensayo Mensaje sin destino. Otro tema controversial suyo fue el enfocado La traición de los mejores.

Allí cuestionó el desvarío crematístico y palaciego de quienes, de uniforme o civiles, por su formación, prestigio y estatura social han debido guiar al pueblo en la edificación de la República, catalogándolos como “dóciles cómplices de los mercaderes que venden diariamente un nuevo jirón de la dignidad nacional”. Y un tercer tópico de mucha vigencia hoy al que el ensayista dedica su reflexión es el de la penetración cultural norteamericana sobre América Latina, y específicamente Venezuela -por medio de la radio, cine, televisión y sus sistemas de difusión de modelos de consumo-, iniciando en el país una primera aproximación al estudio del tema que ahora se define como imperialismo cultural, transculturización.

Entre los admiradores de Briceño Iragorry destaca Fabricio Ojeda, quien en su libro Hacia el poder revolucionario (La guerra del pueblo), resalta el mérito moral de quien tomó como mentor en sus años juveniles.

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