Néstor Rivero Pérez

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El 22 de noviembre de 1821, encontrándose en Bogotá el Libertador Simón Bolívar dirige una carta al General Carlos Soublette, quien por entonces ejercía la vicepresidencia del Departamento de Venezuela -el cual formaba parte de la Gran Colombia-, adelantándole sus juicios respecto a los peligros que habrían de surgir con el establecimiento de una monarquía en México como daban a conocer autoridades de este último país.

Días antes

En la patria de Cuauhtemoc, el General Agustín de Iturbide al frente del Ejército independiente meses antes había proclamado el Plan de Iguala y luego, el 24 de agosto de ese 1821, anunció los Tratados de Córdoba, suscritos con el jefe español Juan de Odonujú, mostraba sus simpatías respecto a que una vez establecida la Independencia azteca México se gobernase con un príncipe borbón. A poco de enterarse, el Libertador había escrito, el 16 de noviembre de aquel año, al General José de San Martín, Protector del Perú, advirtiéndole respecto a los perjuicios que acarrearía a la América que batallaba contra España la venida de príncipes europeos que perpetuarían en el Nuevo Mundo el régimen monárquico.

 

Gran Colombia

Concebida por el Libertador como la suprema garantía de la institucionalidad republicana en todo el continente, ciertamente la Gran Colombia confrontaba amenazas de diverso orden, internas y externas. Bolívar temía, de acuerdo a lo que manifestó en su misiva al General Soublette que el trono que se anunciaba para México, vista la inmensa extensión de dicho nuevo Estado, que entonces abarcaba desde las fronteras con Luisiana (EEUU) al noreste, hasta Costa Rica -departamento limítrofe con Panamá, parte de la Gran Colombia y que por esos días dirimía su anexión voluntaria-, pudiese constituir factor de perturbación por la disparidad de sistemas políticos: al tanto que la patria surgida del genio del Libertador afirmaba las instituciones republicanas, la corona a implantarse en México estrecharía lazos con sus parientes de España, Francia y otros reinos del Viejo Mundo. En su carta a Soublette, el héroe caraqueño deja ver que domina nueva información sobre los sucesos de Nueva España (México).

Las palabras de Bolívar

El Padre de la Patria le señala a Soublette, “establecido en México un borbón, será de su interés conservar estrechas relaciones con el que reine en España y los demás potentados europeos; todos deberán, por su interés particular, auxiliarlo; y el trono de México tendrá constantemente pretensiones sobre su limítrofe Gran Colombia”. Téngase en cuenta que tales observaciones las dicta Bolívar en momentos en que se dispone a viajar al sur de Nueva Granada y Ecuador, con el designio de pasar luego a dirigir la Guerra de Independencia en Perú y el Alto Perú, y que dichos planes podrían trastocarse si definitivamente en México llegara a proclamarse una monarquía.

Pronóstico

La aguda mirada sobre el tiempo del héroe caraqueño no hizo sino adelantarse a los acontecimientos que habría de vivir la nación por él inspirada. Y ello se confirma en sus frases premonitorias “Si la sagacidad y la intriga de nuestros enemigos logra sembrar la discordia, suscitar la rivalidad…dividir nuestros corazones, nuestros deseos y nuestros intereses, entonces seremos infaliblemente la presa del invasor”. Solo que, a partir de 1826, el enemigo exterior que socavó la confianza de los próceres militares dentro de cada departamento de la Gran Colombia, no provenía de la Península, sino de los despachos consulares que comenzó a enviar a Suramérica Mr Henry Clay, secretario de Estado de EEUU bajo la administración de James Monroe.

Sinóptico

1963

JFK: El oscuro magnicidio

Este día fue asesinado a balazos en Dallas, Texas (EEUU), el presidente John Fitzgerald Kennedy, víctima de lo que constituye el magnicidio con mayor número de interrogantes de la historia. Si bien la versión oficial indica que se trató de “un tirador solitario”, muchos indicios apuntan a la orquestación de un complot en el magnicidio, debido a dos decisiones que habría tomado el 35° Presidente de EEUU que lastimaron intereses del lobby armamentístico y sectores belicistas del Pentágono, además de una tercera que afectaba al entramado financiero y monetario de EEUU. Las dos primeras medidas de Kennedy fueron: su veto a los planes de una invasión militar directa a Cuba tras la derrota de los grupos invasores de Playa Girón en 1961; y la segunda fue su política de mantener, en el sureste asiático, cuerpos de entrenamiento militar y grupos élites, sin involucrarse masivamente en la Guerra de VietNam. La tercera decisión fue la Orden Ejecutiva del 4-06-1963, mediante la cual JFK dispuso la emisión por el gobierno de billetes con respaldo en metal de plata, despojando a la Reserva Federal de la atribución de emitir dólares sin respaldo, lo cual causaba perjuicio a los grupos financistas y alta banca, los cuales conforman junto al complejo militar e industrial un verdadero “poder en las sombras”.

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