Néstor Rivero Pérez

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El 12 de abril de 1821, hace 200 años, el Libertador Simón Bolívar, quien había establecido su cuartel general en Barinas, dirige comunicación al general en jefe del ejército monarquista,  Miguel de La Torre, respondiendo a solicitud de este último de prolongar el Armisticio suscrito el año anterior entre ambas fuerzas, fijando el héroe caraqueño las condiciones últimas en que las tropas a su mando admitirían posponer el reinicio de las hostilidades contra España.

Santa Ana-Bogotá-Barinas

A poco de haberse acordado el Armisticio y Tratado de Regularización de la Guerra el 26 de noviembre del año anterior, como se sabe, y al tanto que Pablo Morillo se embarcaba desde La Guaira con rumbo a la Península entregando el mando militar a Miguel de La Torre, el Libertador hizo un recorrido de varias semanas por los campamentos republicanos de Barinas y Cúcuta, marchando en enero a Bogotá.

Allí se entera el 28 de enero de 1821 del pronunciamiento de Maracaibo a favor de la Independencia y de inmediato emprende marcha al teatro de operaciones en previsión de la inminente ruptura del Armisticio, iniciando, ya desde Bogotá y a lo largo del tránsito hacia Venezuela, un cruce epistolar con el General La Torre, aclarándole que eran infundados los señalamientos de este último acerca de que los patriotas habían roto el armisticio de Santa Ana.

Bolívar exponía el razonamiento de que las armas de la Gran Colombia no invadieron a Maracaibo, sino dieron protección a una provincia que previamente se había pronunciado por la Emancipación y que había solicitado dicha protección.

Así, tras pasar por Tunja, Cúcuta y Trujillo  se establece en Barinas, donde da contestación a la última misiva de La Torre relativa a la mantención de la tregua.

Planes del Libertador

En todo caso conviene decir que desde el mes anterior el Padre de la Patria había girado instrucciones al General Carlos Soublette, vicepresidente del Departamento de Venezuela dentro de la Gran Colombia, señalándole a grandes líneas lo que sería el plan de campaña que debía conducir a la jornada final de Carabobo y que contemplaba las operaciones de diversión del oriente del país.

Por entonces, Bolívar creía que la batalla decisiva se daría en San Carlos de Cojedes, considerando que por ese mes los realistas dominaban el centro del país hasta Portuguesa.

Ya en Achaguas en reunión con el Gran José Antonio Páez, el Libertador había delineado el desplazamiento de las fuerzas llaneras al mando del Centauro, poco más de dos mil hombres, y el ganado indispensable para sostener las tropas.

Así, reunidos los contingentes de Páez a los cerca de tres mil que venían con Bolívar, se formó el ejército principal independiente, al tanto que J. F. Bermúdez, Rafael Urdaneta, Cruz Carrillo y el recién pasado, José de los Reyes Vargas, desde distintos puntos, emprendían acciones laterales que debían sustraer parte considerable de las fuerzas realistas jefaturadas por La Torre en San Carlos, dando tiempo a Páez a reunir sus efectivos y empotrerar el ganado para la marcha hasta Barinas.

“Independencia por las armas”

Ante la renuencia del jefe español a reconocer la superioridad estratégica alcanzada por los republicanos, el héroe caraqueño le indica en su misiva del 12 de abril, que para acordar un nuevo armisticio, como el jefe realista pedía, España debía reconocer a favor de la Gran Colombia las porciones de “Coro, Carora y Guanare, con toda la ribera izquierda del Portuguesa”, advirtiéndole de forma categórica “las nuevas posiciones que pedimos vamos a tomarlas por las armas con toda probabilidad al abrirse la campaña…cuando la paz puede arreglarlo todo, no es prudencia aventurar la suerte de un pueblo que ambos llamamos nuestro”.

Sinóptico

2002

Breve gobierno golpista

Este día, tras haber secuestrado en horas de la medianoche al Presidente Constitucional Hugo Chávez, conminándole a entregar el poder, grupos golpistas lo recluyen en Fuerte Tiuna y luego le trasladan a otras instalaciones militares.

 Así, a las once de la mañana del 12,  se autojuramentó el gobierno espúreo. El brevísimo gobierno de los golpistas, con patrocinio de la embajada de EEUU en Caracas, decretó la derogatoria del Supremo Texto de la República y la destitución de los altos funcionarios de Estado, diputados de  la AN, Fiscal General de la Nación y otros.

Sin embargo, en la euforia de su desmesura política, los ultraderechistas instalados en el Palacio de Miraflores, subestimaron la capacidad de protesta popular y el tajante reclamo que comenzó a escucharse en Caracas respecto a que reapareciese el Comandante Chávez “sano y salvo”, lo cual ocurriría en la madrugada del 14.

A poco se instaurarían los procesos de rigor en contra de Pedro Carmona Estanga, integrantes del Alto Mando de la asonada y otros funcionarios y personeros que capitanearon la aventura, que cerró con saldo de varias decenas de caídos.

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