Pedro Estacio

@Urgentess

El viernes 7 de agosto de 2015 publiqué en Diario VEA un artículo que titulé Eliminemos a los Invencibles y no me refería al seriado ese de Hollywood, uno de los tantos inventos con el que esa corporación suele maquillar a los héroes que vende el sistema capitalista, del presuntamente ideal sistema de vida que tienen.

Entre esos problemas “invencibles” me referí a la vaina que nos echó la Cuarta República con la eliminación de la dirección de Aseo Urbano y Domiciliario de la gobernación caraqueña, que estaba en manos de un funcionario que luego huyó a España después de evadir la condena que cumplía en su domicilio.

Las calles de los diversos sectores de Caracas, nos muestran que la basura sigue siendo invencible, aún en revolución. También hice referencia a las palas mecánicas ambulantes de 40 años, que recogen pasajeros. Un invencible que sigue vigente, dando mal servicio y aumentando el precio de los pasajes.

Otro invencible de proporciones es el caos que se arma en la avenida Baralt con Universidad, un gran muestrario de la anarquía caraqueña que no necesita tarjeta de presentación. Allí no hay autoridad posible.

Pero hay otros invencibles que pululan desde hace largo tiempo, como las presuntas paradas, esas que parecen indicar “déjame donde puedas”, así como los estacionamientos, que pudieran ser construidos 5 municipales por parroquia y que las personas se desplacen mediante el uso de otros servicios (que funcionen bien).

La lista de los invencibles es mayor todavía, porque contiene una variedad de problemas heredados de la Cuarta República, pero que siguen sin ser resueltos y por allí asoman la distribución de energía eléctrica, agua, gas, el alto volumen musical, la seguridad en las calles cada noche y otros más invencibles, que pueden ser derrotados.

Por supuesto, como es de pensar, los invencibles de la pandemia del Covid-19, los de la guerra económica y los que atentan contra la soberanía nacional, asumen la prioridad en estos días, al igual que el cambio climático, pero hay que decirlo, y aquí está el meollo del asunto, que la mayoría de ellos pudieran ser derrotados, exceptuando la cuestión de salud, y ese es un garrafal error que la Revolución Bolivariana debe corregir.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *