Néstor Rivero Pérez
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El 3 de abril de 1924 nació Marlon Brando, actor de cine estadounidense, cuya representación del guerrillero mexicano Emiliano Zapata y del “coronel Kurt”, ex boina verde desertor, entre otros personajes, a la vez que su abierta defensa de los indios y derechos civiles de los afroamericanos, hicieron de él una contrafigura del espectáculo.

De otra parte, Brando alcanzó, por sus papeles, dos premios Oscar (1954 y 1972), sitial al que pocos histriones lograron llegar hasta el presente.

Egos y destellos
En una industria, la del espectáculo, que funciona como pieza de engranaje para la dominación cultural de las grandes masas -entendidas como un mercado de espectadores-, y por el enclaustramiento de muchas de sus grandes figuras dentro del culto al estrellato y agigantamiento del ego, la trayectoria de Brando recogió la tradición de Orson Wells y su portentosa denuncia de 1941 contra el monopolio de la información en Ciudadano Kane. Y recuerda el gesto de George C. Scott al rechazar el Oscar de 1970 por su interpretación del General Patton.

Brando expondrá a lo largo de su carrera un perfil de actor difícil o rebelde que se relaciona con causas humanas.

Queimada
De acuerdo al crítico de cine Fernando Bossi, Queimada es la película en la cual Brando une su nombre con una causa social definida, el abolicionismo.

Se trata de un filme de 1969, en el que si bien el actor representa a Walker, aventurero y agente del imperio británico, fomenta la rebelión antiesclavista en una isla del Caribe, Queimada, cuyas plantaciones de caña de azúcar codician los capitales ingleses.

Se trata de un personaje que recuerda las andanzas del almirante Tomas Cochrane en la Suramérica de la Independencia y de TE Lawrence en la revuelta árabe contra el imperio otomano.

“Indios burlados”
A quien que había encarnado al demente coronel Kurtz, desertor de los boinas verdes estadounidenses en Viet Nam, o actuado como teniente en el filme antibelicista El baile de los malditos, no le resultaba imposible abrir su sensibilidad al injusto trato que los indios de Norteamérica recibieron siempre de la industria del cine.

De allí que en 1972, cuando por su papel de Vito Corleone en El padrino, se le concediera el premio Oscar lo rechazara, expresando: “La comunidad cinematográfica ha sido responsable por degradar los indios y burlarse de su cultura, proyectándolos como salvajes, agresivos y malvados.

 Ya es bastante duro para los niños crecer en este mundo y, cuando los niños indios ven a su raza retratada de la forma en que aparece en las películas, sus mentes son heridas de formas que quizá nunca logremos comprender” (http://www.biobiochile).

Un acto equivalente al filósofo Jean Paul Sartre cuando en 1964 rehusó el Premio Nobel de Literatura.

Héroes ilícito
Brando encarnó en la pantalla a Emiliano Zapata. En un pasaje de “Viva Zapata”’, el caudillo dice a sus seguidores “esta tierra es vuestra (…). Si queman vuestra casa construid otra; Si os echan de los valles vivid en las laderas, pero vivid”. Brando recrea a un Zapata “histórico y humano, heroico y terrenal, inmerso en una lucha encarnizada por el derecho natural del hombre, con una mirada al idealismo utópico” (https://www.alohacriticon.com).

Sinóptico
1917
Freddy Reyna innovó las técnicas del cuatro

El 3 de abril de 1917 nació en Caracas el compositor, arreglista y concertista de cuatro -así como titiritero y muñequero- Federico Freddy Revenga, conocido en el mundo cultural venezolano como Freddy Reina, quien legará a su país un original método para la afinación del cuatro, así como manuales para el aprendizaje de su uso, e igualmente la composición y arreglos de piezas para dicho instrumento.

Tras una fructífera existencia, falleció en su ciudad natal en 2001, a los 83 años de edad. Sus estudios académicos le permitieron dar cauce a un sorprendente talento, centrando sus habilidades en el cuatro, instrumento que tipifica las artes auditivas autóctonas, en el marco del proceso de mestizaje cultural venezolano.

La vida del maestro Reyna constituyó ejemplo de quien se abre a distintas vocaciones a partir de la música.

En 1939 fundaría un primer orfeón liceísta en la Caracas que se despertaba al siglo XX. Aquel primer orfeón liceísta daría pie, unos años después, para el surgimiento del Orfeón Universitario. De 1941 a 1947 se mantiene al frente de la cátedra de Dibujo y Educación Artística en el liceo Andrés Bello. Fundará un “Taller de Manualidades”, y, junto con Alberto de Paz y Mateos, el primer teatro liceísta. En 1946 funda el primer ballet liceísta, y dos años después el primer teatro de títeres liceísta.

Ese mismo año junto con su esposa, Lolita Páez, viaja a Europa, donde cursará estudios de escenografía y de guiñol. De retorno a Venezuela en 1948 ejerce de director fundador en la Escuela de Marionetas. Al llegar la TV al país, el maestro Reyna, junto con su esposa, mantiene por tres años un programa denominado “Freddy y Lolita”, con más de 400 presentaciones, en las que destacaba el títere y la música.

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