Una niña es la mejor aliada de José Gregorio

VEA / Ildegar Gil

Yaxury Solórzano Ortega no llega a los 13 años de edad, y en cuestión de escasas horas -¿cómo dudarlo?-, se ha convertido en la referencia infantil más mencionada del país.

Lo privativo de su primer nombre tal vez dificulte, al inicio, recordarla “al brinco”. Es cuestión de esperar. Con toda seguridad, como viene sucediendo en casos más sencillos, “Yaxu” pase a ser la sonoridad con la que allegados, empiecen a llamar su atención.

Es ella la protagonista central de lo que parece un mundo de fantasías. De un cuento de hadas. De una historia que coloca el nombre de la República Bolivariana de Venezuela, a un tris de embadurnarse de gloria divina. Sí: Como en los cuentos.

Derrotar a la muerte en 2017 fue, obviamente, la medalla de oro para ella, sus familiares, amigos y amigas, aquella vez. Pero lo fue de igual manera, para impulsar con energía centelleante un proceso administrativo que tiene en expectativas a creyentes y a quienes no lo son tanto: La beatificación del venezolano José Gregorio Hernández, autor (según testimonio de la madre de la infante), del renacer de su hija. Milagro, le llaman en la Iglesia Católica. Milagro, le llama el pueblo.

El 9 de enero de este 2020 fue aprobado por la Comisión de Médicos de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano, el milagro requerido para la beatificación.

Vale decir que una beata o un beato, se refiere a la característica de una difunta o difunto para ser honrado en el mundo cristiano local. En palabras del representante del Movimiento Católico Venezolano, Doily Hernández: “Un beato o beata puede ser venerado o venerada solo dentro del país. En cambio, al ser canonizado puede ser venerado en cualquier parte el mundo”.

Satanás en el camino
Diferentes portales digitales coinciden en que todo se remonta al 10 de marzo de 2017. Ese día, la niña, de entonces 10 años, “recibió un tiro en la cabeza durante un intento de asalto del que fue víctima junto a su papá”, refiere laiguana.tv.

El caserío Mangas Coveras, en el estado Guárico, fue el escenario del lamentable hecho. Acompañaba a su padre, a bordo de una motocicleta cuando -ambos- fueron interceptados por delincuentes que a fuego respondieron al intento de evasión del progenitor.

“Una de las balas pegó a la pequeña en la zona tempoparietal derecha, por lo que quedó gravemente herida”, refiere la web señalada.

“Fue llevada a través de caminos intrincados hasta otra localidad más poblada y desde allí fue trasladada en lancha a través del río hasta San Fernando de Apure, siendo internada en el Hospital Pablo Acosta Ortiz, cuatro horas después de recibir el balazo”, asevera por su parte panorama.com.ve, citando a fuentes eclesiales.

Por cierto, otro medio (elcarabobeño.com), asegura que los asaltantes accionaron una escopeta contra la pareja. Del arma salieron “guáimaros (municiones que llevan los cartuchos que se disparan con escopetas)”.

Fatal pronóstico
De acuerdo a los reportes, la niña presentaba pérdida de masa encefálica. También su sangre se había derramado en cantidades importantes.

Según laiguana.tv la operación fue posible solo dos días después, “debido a la falta de un neurocirujano que la atendiera”.

El pronóstico profesional, prosigue el portal, auguraba un futuro nada alentador. El neurocirujano, quien de acuerdo a El Carabobeño, fue Alexander Krinitzky; aseveraba que la menor, en caso de sobrevivir, quedaría con discapacidad, debido a las secuelas muy graves en la motricidad, en lo lingüístico, en la memoria y hasta con pérdida de la visión causadas por el severo daño cerebral. “Podría mejorar, lentamente, en la movilidad, solo con la asistencia de un equipo multidisciplinario y con mucha terapia”, acotaban.

La madre, señala Últimas Noticias, al tener conciencia de lo delicado del momento y “como buena devota del Venerable, le pidió que le salvara a su hija”.

De acuerdo a reseña de Panorama, el Siervo de Dios le dijo: ‘No te preocupes, que tu hija va a salir bien”. El periódico occidental agrega, referenciando a su vocero: “Después comenzó a sentir una paz que no había sentido desde el incidente”. Esta confesión fue conocida por Krinitzky un año después.

¡El milagro!
El milagro se comienza a evidenciar cuando a la semana, tanto la mamá como la hija, “se presentan en mi consultorio. Yaxury caminaba sonriente, sin complicaciones”, relató el galeno, de acuerdo a lo que se puede leer en el rotativo del centro del país. Añade este medio: “Familiares de la jovencita aseguran que la fe en el Dr. José Gregorio Hernández logró convertir una tragedia en un milagro”.

Hoy Yaxury Solórzano Ortega cursa estudios en el Colegio Casa Hogar San Fernando, Apure. Indican los textos periodísticos que “aún conserva guáimaros en su cuerpo”, no obstante que “lleva una vida normal”.

Las secuelas neurológicas, agraciadamente, no se presentaron en momento alguno. “Habla y se relaciona fluidamente”, coinciden en afirmar los medios antes nombrados.

De médico a médico

El médico Alexander Krinitzky Pabón, citado por Panorama, declaró que recibió una llamada de un miembro del tribunal eclesiástico, quien le solicitó la primera tomografía realizada a la niña antes de la cirugía. Aquella comunicación resultó ser un baño de agua helada, pues, según recuerda, el examen estaba extraviado. “La había buscado por todos lados, en la clínica, en el hospital, en el consultorio, en la casa, en el vehículo y ese CD no aparecía”, dijo.

Al abundar en detalles, especificó que un día mientras se afeitaba exclamó ante el espejo: “José Gregorio mete tu mano por favor para que aparezca esa tomografía, mira que a ti te conviene”.

El relato precisa que de inmediato su esposa abrió la puerta del baño. Su cara denotaba asombro. Sus hijos acababan de encontrar en una caja de los escombros (la casa estaba en proceso de remodelación), la tomografía, luego de dos años desaparecida.