Jesús Moreno

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Aunque parezca una paradoja decirlo, la guerra que conocemos y entendemos, no con el despliegue de soldados y armas, líneas de batalla, combates, destrucción de ciudades desembarcos y bombardeos, no es la que libra Venezuela. Existe una guerra que no parece, pero que busca rendir a un pueblo por agotamiento, cansancio, hambre y destrucción de su economía. Venezuela resulta víctima de este tipo de guerra, como una paradoja.

En primer lugar boicotean las líneas de alimentación; luego obstaculizan la obtención de repuestos, equipos, medicinas y demás; habitualmente es esta forma de guerra la que los capitalistas de Estados Unidos llaman “sanciones”, junto con sus aliados de Europa y otras regiones del mundo, y que la podemos llamar “Guerra Logística”.

En Venezuela, el enemigo integrado por EEUU, sus serviles de la oposición y aliados de Colombia y otros, nos ha aplicado el nuevo método de guerra.

Y no descarta la participación de comerciantes, banqueros, empresarios enemigos de la Revolución Bolivariana, sin menospreciar a ese ejército y sus mil maneras de actuación, a pesar que no le vemos uniformes ni armas, pero no dejan de atacar con sus sabotajes las líneas de abastecimiento del pueblo y los servicios públicos; presionan con acaparamiento, especulación, elevación irracional de los precios, ataques a la moneda, parálisis de la producción, extracción de productos y pare de contar. ¿Estamos o no en guerra?

Sun Tzu dice en su obra El arte de la guerra: “Cuando el enemigo está desconsolado, saber fatigarlo; cuando está bien nutrido, hacerlo pasar hambre” (precisamente, esto último éramos los venezolanos hasta 2017) y el enemigo nos atacó con su nueva guerra y pasó a la ofensiva. Su objetivo es quebrar la voluntad férrea del pueblo venezolano que defiende y sostiene su Revolución Bolivariana y su gobierno democrático.

Otro famoso estratega de la guerra, Carl von Clausewitz, dijo: “La noción de desgaste es una lucha que implica un paulatino agotamiento físico y moral”. Por la saturación, por el sostenimiento prolongado de la acción. Eso hace el imperialismo de EEUU contra Venezuela.

Los venezolanos no podemos dejarnos confundir con la crisis económica, por su inflación, deflación o desánimos que entren en los problemas de una economía. Y no solo eso puede pasarle a la economía venezolana.

Pero lo que nos ocupa ahora es una situación planificada, inducida por fuerzas del exterior, por un ejército silencioso cuyos estados mayores están adentro y afuera, y pueden ser Fedecámaras, Consecomercio, la banca y su tropa de banqueros, contrabandistas y opositores radicales, al servicio del Gran Capital.

Si esto se comprende, es posible saber resistir y vencer, como lo hemos venido haciendo.

No podemos ser ilusos ni resolver con medidas clásicas esta “Guerra” del imperio contra nuestra patria; el diálogo resulta un antídoto adecuado y audaz, pero no el único, porque también debe ser protagonista la producción propia, la disciplina del pueblo en resistencia.

Por eso hay que estar en guardia, en vigilancia contra la anarquía, la violencia y el desorden, porque ello, lejos de fortalecer la resistencia que toma líneas estratégicas eficaces a pesar de lo duro que puedan parecer, nos debilita; pero es el pueblo que se defiende y saldrá victorioso  en esta nueva guerra que nos proponen los capitalistas para rendir la voluntad libertaria de los venezolanos, que sabemos que en esta lucha se juega el destino libre de la patria y de su pueblo, a pesar de la barbarie que se nos aplica para rendirnos y quebrar la voluntad que tenemos los venezolanos para ser libres, soberanos e independientes.

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