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El día 27 de julio es ampliamente conocido como el día de la victoria de Corea, y al mismo tiempo como el día de la primera derrota del imperialismo norteamericano en su historia. Tal día hace 68 años, el 27 de julio de 1953, el imperialismo norteamericano que se jactaba de la “supremacía mundial” y que había desatado la guerra contra la joven República Popular Democrática de Corea, se rindió ante el heroico pueblo coreano, firmando el armisticio.

En la madrugada del 25 de junio de 1950, Estados Unidos, con la ambición de ampliar el trampolín para lograr el dominio del mundo, desató la guerra contra la República Popular Democrática de Corea, de 2 años de fundación, instigando al ejército títere surcoreano. Para aquella guerra movilizó a más de 2 millones de efectivos, no solo del ejército surcoreano, sino también provenientes de 15 países satélites y hasta los restos del imperialismo japonés, que claudicó durante la Segunda Guerra Mundial. No en vano fanfarroneaba que el destino de la joven Corea “se decidía en tan solo 72 horas”.

Sin embargo, en esta guerra sucedió un hecho inédito, un acontecimiento que sería inscrito con letras mayúsculas en la historia de las guerras de la humanidad: La derrota de Estados Unidos.

La parte norteamericana perdió en esta guerra -que duró 3 años- más de 1.567.000 efectivos, incluyendo 405.490 norteamericanos y una enorme cantidad de materiales bélicos, entre ellos más de 12.220 aviones, 3.250 tanques y blindados, 13.350 camiones, 560 buques, 7.690 cañones, 925.150 armas de tiro. La pérdida que EEUU sufrió en tres años de guerra en Corea, supera en casi 2,3 veces la pérdida total que había sufrido en 4 años de la Guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Fue la primera derrota de EEUU, que en más de 110 guerras de agresión registradas en su historia, se jactaba de que nunca había conocido la derrota.

La RPD de Corea, país de Asia no grande en territorio, creó el mito de arrodillar y vencer por primera vez a las fuerzas multinacionales con cascos: “Las tropas de la ONU”.

El ejército y el pueblo de Corea vencieron a la superioridad numérica y tecnológica del enemigo, con la superioridad ideológica y la estratégico-táctica. Las sagaces estrategias y tácticas, como la inmediata y decisiva contraofensiva del Ejército Popular de Corea, la retirada estratégica temporal, la formación de un potente segundo frente con las fuerzas regulares, y la activa defensa en las posiciones fijas; y los originales métodos de combate, entre otros el combate apoyado en túneles, la emboscada y los movimientos de los grupos de caza de aviones y tanques, y los de  francotiradores; todas aquellas creaciones del Comandante de Acero, general Kim Il Sung, fueron los medios con que pudieron despedazar completamente la superioridad técnica militar del occidente.

Por fin, el 27 de julio de 1953, Estados Unidos se vio obligado a firmar el armisticio que significó el acta de capitulación. “Esto es trágico y doloroso”, confesó en la radio el entonces presidente norteamericano Eisenhower, a los 59 minutos de la firma del armisticio.

Así, el 27 de julio ha sido para el pueblo coreano el día que rompió el mito de “invencibilidad” de EEUU y empezó su decadencia, y de la gran victoria que defendió la libertad y la independencia de la nación, bajo la extraordinaria dirección de su eterno líder, Kim Il Sung, y con la unidad monolítica del pueblo y del ejército en su entorno.

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