«Apareció» rector Delpino: Entre confesiones y contradicciones
Quien parecía una de las últimas piezas de la ultraderecha en aras de mantener la falacia del presunto fraude electoral, parece dejar al descubierto que no calza los puntos para alimentar tal especie. Foto Internet.
VEA / Ildegar Gil
¡Hasta que por fin! este lunes 26 de agosto vía X apareció el «extraviado» rector del Consejo Nacional Electoral, Juan Carlos Delpino, el mismo que no solo se esfumó durante casi un mes (recuérdese que la Elección Presidencial fue el 28 de julio), sino que -como lo demuestra su perfil en la citada plataforma digital-, se niega tercamente a reconocer que la Bandera Nacional es de ocho (8) estrellas como decretó Simón Bolívar en 1817, hecho acatado por el Gobierno nacional en 2006 (¡189 años después!), durante la gestión del Comandante Hugo Chávez Frías.
Durante estos casi 30 días, Delpino -confeso adeco, como su padre, Juan José Delpino, en su momento dirigente de la adeca Confederación de Trabajadores de Venezuela, CTV-, estuvo ausente del panorama político nacional. No se le vio el 29 de julio (como sí al resto del cuerpo colegiado del CNE), durante la proclamación de Nicolás Maduro luego de haber obtenido el triunfo durante el proceso del día anterior. Tampoco el 05 de agosto cuando el resto de los representantes del ente comicial acudieron ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, a consignar los recaudos que esta instancia les solicitó 48 horas antes como parte de la investigación que se desarrollaba para responder al recurso contencioso interpuesto por Maduro el 31 de julio, ante los desafueros de la ultraderecha, sector al que le dio por desconocer (cosa que aún hace) el escrutinio oficial que evidenció su aplastante derrota.
No sería de extrañar que la ¿esperada? reaparición haya causado alegría entre los defenestrados por el voto popular, pero tampoco lo sería que en ellos se haya sembrado inmediatamente un amargo sabor de traspiés (el segundo en menos de 1 mes), tras haber leído el comunicado que Delpino colgó en la nave digital de Elon Musk. Habría que entender semejante frustración al haber deletreado la confesión hecha por el susodicho, cuando admite que no tiene como refutar los cómputos que convirtieron en triunfador al exchofer de Metrobús. Textualmente indicó: «…carezco de la evidencia que respalda los resultados anunciados». Y no las posee porque, como lo precisó en párrafo previo, «…tomé la decisión de no subir a la sala de totalizaciones y no asistir al anuncio del primer boletín».
Podría interpretarse, a la luz de los refranes populares, que más de uno en la oposición apátrida (como la de Edmundo González) quedó guindando de la brocha luego se semejante rectazo de sinceridad. Ello sin contar que el mismo Delpino reconoce que la convocatoria a la cita del 28-J, estuvo blindada «…con las normativas de la Lopre y su Reglamento». También resalta, en otro baño de agua helada, que al menos hasta las 05:00 de la tarde todo transcurrió con pocas incidencias y que a esa hora había sufragado entre 60% y 65% del padrón electoral.
Cuando se refiere al ataque cibernético que contra el Poder Electoral denunció su presidente, Elvis Amoroso, durante la divulgación de los resultados, no niega que en efecto haya existido (y sigue existiendo, como lo demuestran a diario las autoridades), aunque intenta aminorar sus efectos calificándolo como «presunto».
Al mejor estilo de González Urrutia y sus comanditos, desconoce la majestad del TSJ como ente válido para dar respuesta a peticiones como la efectuada por el Dignatario, prefiriendo asignar única validez a los actos del CNE, organismo al que contradictoriamente abandonó sin ton ni son durante todo este tiempo.
Su actuación parece corroborar el alerta recibido por el primer Vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, días antes de la jornada electoral. Como fue publicado, mostraba una actuación irresponsable y conspirativa en franca conexión «…con Delsa Solórzano para pasarle información confidencial sobre el proceso electoral, con el objetivo de que ella lo filtre a los laboratorios de guerra sucia. Delpino se comprometió con ir pasando resultados directo a María Corina, para que vayan montando la narrativa del fraude».