Arabia Saudita, una mezcla entre tradición y modernidad

0

Localizada en Asia, es una de las naciones de Oriente Próximo que cumple un rol estratégico en el intercambio comercial con África y Europa. Fotocapturas

VEA / Prensa Presidencial

Con una superficie de 2.215.000 kilómetros cuadrados, el Reino de Arabia Saudita ocupa cerca de 80% del territorio de la Península Arábiga destacándose por su poderosa economía concentrada principalmente en combustibles, petróleo crudo y productos químicos orgánicos.

Localizada en Asia, es una de las naciones de Oriente Próximo que cumple un rol estratégico en el intercambio comercial con África y Europa, en este último las exportaciones a la Unión Europea ascendían a 15.729 millones de euros en el año 2020.

Arabia Saudita es una árida meseta que se eleva desde el Mar Rojo para descender suavemente hacia el Golfo Pérsico.

En general, Arabia Saudita mantiene temperaturas extremadamente calientes durante el día y descensos bruscos en la noche, siendo las máximas en verano con 45 °C y las mínimas en las estaciones de otoño e invierno con 29 °C. No obstante, la influencia del clima subtropical permite variaciones en los valores de temperatura.

Sus desérticos paisajes son característicos en Riad, capital desde 1932, que además cuenta con rascacielos que dan cuenta de su modernidad como el Kingdom Centre (Centro del Reino), que con 302 metros figura como el quinto más alto del país.

La histórica capital ocupa una superficie de 1.554 kilómetros cuadrados y una población de 7 millones 231 mil 477, de acuerdo con estadísticas del año 2021. Su territorio dividido en 15 secciones comprende lugares de interés turístico como Riad antiguo, Torre Al Faisaliyah, Torre Al Anoud y Castillo Al-Masmak.

Igualmente posee zonas frecuentemente visitadas por turistas internacionales como el Rub Al Khali, considerado el desierto más grande del mundo; las montañas Asir que alcanzan alturas de 3.000 metros; Jubbah, una región que aguarda el centro arqueológico más importante del país al conservar pinturas rupestres de más de 5.000 años de antigüedad y ruinas de la época de los nabateos; y Yida, que además de playas de gran belleza, exhibe un casco histórico con viviendas construidas en el siglo XVIII y el Museo Municipal.

Denominada como «la tierra de mezquitas sagradas», Arabia Saudita alberga la Gran Mezquita en La Meca y la Mezquita del Profeta en Medina, dos de los lugares sagrados del islam y cuya entrada está prohibida para no creyentes.

Su identidad está muy arraigada al islam, su religión oficial. Sin embargo, a nivel cultural sus primeras formas literarias datan de la época preislámica y, hasta el siglo XX, eran de influencia clásica y de tradición wahabita (rama del islam originada en las enseñanzas de Abd al-Wahhab).

La música es otro elemento estrechamente vinculado con la poesía, aunque iría evolucionando en los siglos VIII y XIII con la introducción del folclore griego en las grandes ciudades.

En el acervo cultural saudita también resalta el Najdi Alardah, un espectáculo tradicional con danzas, música de tambores y poemas cantados que tienen su origen en la historia militar.

La danza de las espadas era la forma que tenían los hombres de mostrar su espíritu heroico. Particularmente el Najdi Alardah rememora las batallas dirigidas por el rey Abdulaziz Al Saúd, fundador de Arabia Saudita. Establecido como símbolo de la cultura tradicional, está representado en las 13 provincias y desde 2015 integra la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

La gastronomía es un sello de la idiosincrasia del pueblo saudita. Al respecto, suele estar elaborada a base de carne de cordero, verduras, berenjenas, cebollas y pepinos.

El plato insignia es el kabsa, un guiso de arroz preparado con cebolla, cardamomo, ajo, canela, almendras, dátiles y pasas.

Asimismo, es habitual que en la mesa de los saudíes se encuentre el pollo, generalmente cocinado a fuego abierto y cuyo jugo de cocción suele mezclarse con el arroz de kabsa; el khubz (pan chato de textura gruesa); la kleeja (galleta de harina de trigo, mantequilla y cardamomo) y el falafel saudí (croquetas elaboradas a base de habas).

Si de postres se trata, adicional a yogures y cafés predominan dulces elaborados con críticos, dátiles e higos, así como con frutos secos (almendras, maní, piñones, pistachos y nueces). En este se incluyen la basbousa (pastel horneado a base de sémola), kunafa (versión de un queso danés), muhallebi (especie de pannacotta) y ma’amoul (galletas rellenas de pistachos, nueces, almendras o dátiles).

Otra expresión de su cultura son las festividades tradicionales. Entre ellas las más populares son el Día Nacional que conmemora la unificación de Najd y Hiyaz, que en 1932 se convirtieron en el Reino de Arabia Saudita en honor a la dinastía del rey Abdulaziz bin Saúd, la casa de Saúd; el Eid Al Fitr que significa la celebración del fin del Ramadán y abarca los tres primeros días del shawwal; y Eid al-Adha que evoca la voluntad de Abraham de obedecer a Dios y sacrificar a su primogénito Ismael.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *