Bukele: El crimen como aliado electoral (Ver video)
Dos delincuentes, entrevistados por el portal El faro, narraron los “mecanismos” desplegados por Nayib Bukele, y parte de su equipo, en aras de conquistar la alcaldía de San Salvador y posteriormente la Presidencia del país. El accionar de las pandillas a las que pertenecían, parece haber sido determinante en ambos triunfos. Fotos El faro e Internet.

VEA / Ildegar Gil
Nada está oculto entre cielo y tierra, reza el refrán popular que podría tener variantes en diversas zonas de América Latina. La expresión, con barniz de calle y sol, en esta ocasión viajó aceleradamente a la hermana república centroamericana de El Salvador. Sobre ese pequeño y respetable territorio se posa hoy.
Allí encandece un escenario que, precisamente ahora, cobra importancia fundamental dado que tiene en su centro -nada más y nada menos- que al presidente de la nación, Nayib Armando Bukele Ortez, quien apenas a los 37 años de edad ascendió al máximo cargo ejecutivo con asiento en el Palacio Nacional. Ocurrió en el año 2019.
Es justamente su arribo a tan significante timón, el núcleo que, cual electrón suelto, bambolea de un lado a otro del refrán señalado. En esta ocasión, como nunca antes, el país cree apreciar agujeros dejados por mecanismos que a pesar de estar reñidos con la moral y la ética política, parecen haber sido empleados para impulsar una –indudable-, vertiginosa carrera pública.
Dicho de otra manera: El cielo y la tierra parecen confirmar que Nayib Bukele trascendió cánones que son tradicionalmente aceptados en el juego político universal. Dicha “innovación”, hábil ¿o temerosamente? oculta durante una década, estaría ahora saliendo a flote, desnudando un rostro nada apacible ni amigable ante un pueblo que, lejos está, de olvidar la guerra civil de la que fue víctima durante los casi últimos 20 años del siglo pasado.
Dos (2) hombres inmersos en el hamponato salvadoreño, decidieron hablar. Entrevistados por igual número de periodistas del portal El faro (Carlos y Óscar Martínez D’Aubuisson), corrieron el velo.

Ambos pandilleros, como son conocidos los criminales salvadoreños, confesaron haber sido piezas de Bukele en el rompecabezas que armó para tomar el poder. Little Man o Tasmania, es uno de ellos. Carlos Alberto Cartagena López, el otro.
El primero, como el segundo, accedieron a contar sus vivencias bajo condición de no revelar el sitio del encuentro. Pero a diferencia de Charly o Flaco, como se conoce a Cartagena López, Tasmania sumó otra exigencia: Mantener su rostro en la penumbra.

A diferencia de lo que podría suponerse en el exterior, ninguno integra filas en los Mara Salvatrucha, organización delincuencial que carga sobre sus espaldas la calificación gringa de terrorista. Están asimilados en Barrio 18, estructura de menor peso que la citada, pero igualmente al margen de la ley.
Lo narrado a los D’Aubuisson, cobra singular notoriedad no solo por lo que implicaría asumir la Presidencia de la República usando el criminal tobogán del delito, sino por el manejo aplicado a los hilos del poder que –lógicamente-, detenta quien asume una posición como esa.
El inmoral –sí, inmoral-, encarcelamiento de más de 200 venezolanos (252, según Bukele) en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), es prueba irrefutable de ello. ¿Acaso no es inmoral retener, violando códigos y principios jurídicos nacionales e internacionales, a seres humanos “importados” –además-, desde otro país, en este caso, Estados Unidos?
Terror que “estimula” votos
Poco importa, periodísticamente hablando, el protagonismo entre Charly y Tasmania. Lo verdaderamente clave son sus testimonios, los mismos que tienen en el año 2014 el punto de arranque, cuando Bukele era alcalde de Nuevo Cuscatlán y aspiró a serlo en San Salvador, para luego revelar su anhelo presidencial. El camino a seguir hacia ambos propósitos, con pocas variantes, fue siempre el mismo, según relataron.

Precisaron que el penal de Zacatecoluca, municipio La Paz, fue el eslabón clave para desplegar el “plan” de acción del personaje en cuestión. Efectuados los contactos con los líderes negativos, estos impartieron las instrucciones a seguir en las diferentes colonias, que es como llaman a las comunidades o barriadas.
Carlos Marroquín, indican, fue factor determinante en los enlaces entre Bukele y el crimen organizado. Marroquín, hoy director de Tejido Social (unidad de acercamiento con las vecindades humildes) comandaba las reuniones con Tasmania, Charly y otros “activistas” de amplio prontuario. “Necesitamos el apoyo. Cuando sea alcalde van a ver diferentes oportunidades”, fue el compromiso en más de una ocasión, explican.

A través de esta persona, los jefes de los entrevistados recibieron 250 mil dólares como pago por sus “servicios”, operación que consistía en “influir” en familias, amigos, vecinos. “Hay que votar por ya saben”, era la línea que los sujetos dictaban al electorado.
El triunfo parecía estar garantizado, tras la directriz orientada. Como lo índica Cartagena: “Recuerde que en cada centro de votación se sabe, pues, quien ganó. Así sin nada (…) En cada comunidad se llevaba ese tipo de control. Ellos mismos eran los encargados de decirnos vamos bien, vamos mal”.
La “chamba” de Tasmania varió el menú: “Le vas a decir a tu mamá, a tu tío, a tu sobrino, a tu abuela, a tu mujer y a la familia de tu mujer, que tienen que votar por Nayib. Si no lo hacen los vamos a matar”, admitió durante el diálogo con los profesionales de El faro.
“Si no había esa clase de presión al pueblo, Nayib no hubiera estado en ningún lugar”, aseveran. Con el aplomo de quien sabe lo que afirma, concretan: “Fuimos parte importante en ese cambio”.
Otros nombres del team bukelista, salen a flote dentro de los contactos con los patrones criminales: Dennis Salinas Bermudez y Víctor Manuel Martínez, diputado desde 2021 y diputado suplente de la primera vicepresidenta de la Asamblea Legislativa, Suecy Callejas, respectivamente.
Las dudas sobre la honestidad del trío, sigue siendo plato de primer orden en El Salvador. Fiscalía tiene la convicción de que siempre han sido los tres (3) principales negociadores de Bukele (con el malandraje capitalino), desde que este era alcalde de San Salvador.
A continuación, la entrevista: