Alberto Vargas
@AlbertoAVargas2
Hegel: “Las filosofías son su propia época expresada en pensamiento; pertenece a su época y se halla prisionera de sus limitaciones; el individuo es hijo de su pueblo, de su mundo, y por mucho que quiera estirarse, jamás podrá salirse verdaderamente de su tiempo, como no puede salirse de su piel”.
Mientras que, la dialéctica marxista concibe la naturaleza como un todo articulado y único, en el que los objetos y los fenómenos dependen unos de otros y se condicionan mutuamente; todo se halla en una conexión y en una acción recíproca.
Según la dialéctica, el proceso de evolución no es una simple repetición del camino ya recorrido, sino un movimiento progresivo de un grado inferior a otro superior. Estos principios del método dialéctico sobre el proceso de evolución de la naturaleza rigen también para la evolución de la Sociedad.
El hecho de que en la historia de la Sociedad, unas formaciones económico-sociales hayan sido sustituidas por otras, demuestra claramente que también en la vida social hay movimiento, cambio, la muerte de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo. El cambio de una formación económico-social por otra es el tránsito, a modo de salto, revolucionario, de un estado cualitativo de la Sociedad a otro estado cualitativo, como resultado de la acumulación de los cambios cuantitativos.
Así, la acumulación gradual de las fuerzas del proletariado (el aumento de su número, de su organización, de su conciencia de clase, de sus vínculos con todos los trabajadores y explotados) conduce, como resultado del triunfo de la revolución socialista, a la transformación del proletariado, de clase oprimida y explotada, como lo es bajo el capitalismo, en una clase dominante que dirige la evolución de la Sociedad hacia el comunismo.
Y cada nueva formación histórica representa una etapa más progresista, más alta en comparación con la formación social que la precede: el capitalismo es un régimen social superior al feudalismo; el socialismo constituye, en comparación con el capitalismo, una etapa inmensamente superior de la evolución social.
El contenido interno de este proceso de evolución de una formación económico-social a otra es la lucha entre las clases que tiene lugar en todas las formaciones clasistas, lucha que expresa la contradicción interna existente en el propio modo de producción, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Así, pues, la historia de la Sociedad y la de la Naturaleza testimonian que en el mundo todo se realiza de manera dialéctica. La dialéctica marxista enseña un justo modo de abordar los fenómenos de la Naturaleza y de la Sociedad; es el único método científico de estudio y de conocimiento del mundo que sirve de guía para la acción.
Las exigencias más importantes del método dialéctico marxista son: la comprobación por la práctica de las verdades obtenidas, la consideración de todos los cambios relacionados con la actividad práctica de los hombres. De las tesis de la dialéctica marxista brota la serie de los más importantes principios rectores de la política y de la táctica.
La dialéctica marxista-leninista, enseña que para llevar una política justa, hay que orientarse hacia los sectores de la Sociedad que se están desarrollando y que tienen un porvenir, hay que mirar hacia adelante y no hacia atrás, hay que ser revolucionario y no reformista, llevar una intransigente política proletaria de clase. Lenin y Stalin llaman a la dialéctica y al método dialéctico, el alma del marxismo. Toda la actividad teórica de Lenin y Stalin constituye la ulterior elaboración y concreción del método dialéctico de Marx y Engels.
El método dialéctico marxista nació y se desarrolló en lucha contra el método metafísico, método anticientífico (Metafísica) y contra la dialéctica idealista de Hegel. Utilizando el núcleo racional de la dialéctica hegeliana, la teoría del desarrollo, Marx y Engels fundaron un método dialéctico nuevo, diametralmente opuesto a la dialéctica idealista de Hegel. La oposición entre el método dialéctico marxista y el método de Hegel expresa la oposición entre las concepciones del mundo proletaria y burguesa. La dialéctica de Hegel es idealista y engañosa, puesto que afirma que no es el mundo real el que se desarrolla, sino la “idea absoluta”. La naturaleza es considerada como una substancia “inferior” con relación al espíritu, y no se reconoce el desarrollo del mundo material. Aplicada a la historia de la sociedad, la dialéctica de Hegel no reconoce el devenir más que en el pasado, y lo niega en el presente y en el futuro. En determinada etapa, la evolución de la sociedad se detenía; y el grado supremo de toda la evolución, era, para la filosofía hegeliana, el Estado reaccionario de los feudales prusianos de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
En oposición a la dialéctica hegeliana, la dialéctica marxista es materialista; la base del desarrollo es el mundo objetivo y real, la naturaleza material, mientras que la conciencia y las ideas, sólo son reflejos de la naturaleza. De conformidad con la propia realidad, la dialéctica de la naturaleza extiende los principios del desarrollo a la naturaleza. En sus obras, los clásicos del marxismo, han destacado el carácter dialéctico de la naturaleza, basándose en las grandes realizaciones de la ciencia.
En oposición a la dialéctica hegeliana, el método dialéctico marxista es esencialmente revolucionario y abarca el presente y el porvenir de la sociedad humana. Rechaza como absurda la afirmación según la cual, el desarrollo de la sociedad se detiene en cierta etapa. Aplicando la dialéctica revolucionaria al análisis del modo de producción capitalista, Marx demostró en El Capital su obra maestra, que el fin del capitalismo y el pasaje de la humanidad al comunismo son inevitables. Devenir.

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