Cuando el rostro del fascismo cobró 28 vidas tras desconocer el triunfo de Nicolás Maduro el 28-J
21 de ellas ocurrieron el 29 de julio. Fotoscaptura
VEA / Yuleidys Hernández Toledo
«Qué espanto causa el rostro del fascismo! / Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada / la sangre para ellos son medallas / la matanza es acto de heroísmo», reza una parte del poema Cinco mil, que el poeta y cantautor, Víctor Jara, escribió en el Estadio Chile en el que fue detenido y torturado para después ser asesinado el 16 de septiembre de 1973 por la dictadura fascista de Augusto Pinochet, cabecilla del golpe de Estado cinco (5) días antes contra el doctor, Salvador Allende. 51 años de aquel hecho trágico, fue en Venezuela donde se le vio el rostro al fascismo, ejecutado por quienes desde la extrema derecha deliran y quieren el poder al precio que sea.
La madrugada del 29 de julio de 2024, luego que se conocieran los resultados de la elección presidencial donde resultó reelecto Nicolás Maduro, la derecha fascista, liderada por María Corina Machado y Edmundo González, desplegaron a sus «comanditos de terror» en el país para causar caos, destrucción y muerte.
Hace exactamente cuatro (4) meses esas figuras mortales causaron la muerte a 21 personas. El mayor número de ellas en Caracas con nueve (9), seguido de Aragua con siete (7). En Carabobo, Miranda, Táchira, Yaracuy y Zulia registraron ese día una víctima mortal cada uno. 20 de los caídos fueron hombres, de acuerdo con las láminas presentadas por el fiscal General de la República, Tarek William Saab en diversas oportunidades.
14 de los decesos de ese día se produjeron como consecuencia de heridas por armas de fuego, cuatro (4) por heridas mortales, dos (2) por hechos de tránsitos, productos de obstaculización de las vías, uno (1) por ataque de grupos violentos.
Los fascistas extendieron sus acciones macabras durante 72 horas, provocando destrucción, asedio y terror, y dejando a lo largo de las horas y días otras siete (7) víctimas mortales. Cinco de ellas el 30 de julio, una el 1° de agosto. Una fémina fue ultimada el 03 de agosto.
Dos (2) de los decesos ocurrieron en el estado Bolívar, uno (1) en Lara, uno en Nueva esparta, otro en Carabobo, y uno en Miranda, otro más en Aragua.
Toda muerte es dolorosa, se escucha decir constantemente a hombres y mujeres, especialmente cuando se pierde a un ser querido, pero volviendo a las muertes generadas por odio, el filósofo, escritor, novelista y dramaturgo francés Jean Pau Sartre dijo: “El fascismo no es definido por el número de sus víctimas, sino por la manera en que las mata”.
De los 28 asesinatos cometidos por los «comanditos» de María Corina Machado, hubo uno extremadamente cruel, el de Cirila Gil, dirigente chavista de El Callao, estado Bolívar, quien «presentó 48 heridas en región de la cabeza, con características cortantes y punzo-cortantes, lo que nos habla de una acción de violencia extrema y premeditada, donde no me cabe la menor duda de que participaron varias personas», como describió el 12 de agosto el fiscal General en declaraciones a la prensa.
Con este crimen y con los otros 27, la extrema derecha, evidenció una vez más lo que es el fascismo: Una corriente totalitaria, donde impera la idea de la superioridad de un individuo, colectivo o una nación, por encima de otra. Luego de la elección presidencial del 28 de julio, los fascistas llamaron a la aniquilación, represión, eliminación y persecución de quienes consideraban «diferentes» por razones ideológicas, en este caso el chavismo, dirigentes de izquierda.
Han pasado cuatro (4) meses desde que la derecha violenta ejecutó sus acciones terroristas, y no hay un solo mensaje de los «líderes» de aquel plan haciendo un «mea culpa». No lo ha hecho ni María Corina Machado, ni Edmundo González; por el contrario, hay una férrea defensa sustentada con una campaña mediática promovida en medios aliados de ese sector, de defender y exculpar a los victimarios.
Y como si esto ya no fuera suficiente (no pedir perdón, el provocar muerte), María Corina Machado y sus aliados como el prófugo de la justicia Iván Simonovis, el mercenario estadounidense Erik Prince, siguen planificando más derramamiento de sangre y acciones terroristas contras el país, como ha quedado demostrado con los planes que ha develado el Gobierno nacional en las últimas semanas, y que han llevado a la captura de mercenarios de diversos países, agentes estadounidenses del Centro Nacional de Inteligencia de España; así como la incautación de cientos de fusiles y desmantelamiento de bandas en donde confluyen empresarios, políticos y criminales.
Casi 300 fallecidos y más de 3 mil heridos es el lamentable saldo que han dejado en Venezuela diversos episodios violentos desatados por sectores de la ultraderecha los últimos 25 años en su afán de tomar el poder político por la vía insurreccional para tratar de poner fin a la Revolución Bolivariana. Las cifras las dio a conocer el lunes 12 de agosto la vicepresidenta Ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez.
“Entre 1999 y 2019 más de 270 personas fueron asesinadas», señaló durante su intervención en el Consejo de Seguridad de la Nación y de Estado, que lideró el jefe de Estado, Nicolás Maduro. Indicó que a ese lamentable saldo hay que sumar las muertes que generaron las guarimbas de 2024, que ascienden a 28. Es decir, en 25 años 298 personas han muerto por acciones violentas ejecutadas por la ultraderecha venezolana.
Agregó la vicepresidenta en esa oportunidad que en el lapso 1999-2024 «más de 3 mil personas sufrieron lesiones», y más de 1.500 instituciones entre ellas de salud, transporte, educación, electricidad, agua potable, combustible, «fueron destrozadas por grupos violentos».