Cuartel San Carlos: De fortín y cárcel política a monumento histórico y sede de la Gran Misión Viva Venezuela

El historiador, Néstor Rivero Pérez y el exguerrillero, Humberto Vargas Medina, narran desde sus ópticas episodios íntimos de la otrora prisión. Foto Diario VEA

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VEA / Néstor Rivero Pérez

Hace pocos días el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció que las instalaciones del antiguo Cuartel San Carlos, en la parroquia San José, al norte de Caracas, funcionará como nueva sede de la “Gran Misión Viva Venezuela, Mi Patria Querida”. El uso de la edificación será compartido, de acuerdo a palabras del ministro Ernesto Villegas, «con un agrupamiento de la Milicia Bolivariana», la cual ya venía ocupando un área del histórico inmueble.

Algo de historia

A diferencia de Inglaterra, archienemiga de España, y cuyos monarcas priorizaron el poderío de su Armada y control de los pasos oceánicos, la Península dio mayor relevancia al resguardo terrestre, tanto de sus ciudades portuarias como Veracruz, El Callao y Buenos Aires, e igualmente protegiendo con instalaciones militares, las principales ciudades en sus virreinatos y capitanías. En Venezuela se levantaron edificaciones como el Castillo Real Felipe, de Puerto Cabello; el San Carlos de la Barra, del Lago de Maracaibo, y las fortificaciones de La Guaira.

Al norte de Caracas

El Cuartel San Carlos fue erigido entre los años 1784 y 1792, durante la gestión del capitán general de Venezuela, Luis de Unzaga, siendo concluida, según el catedrático e historiador de la arquitectura, Leszek Zawisza, ocho años después, debido a la escasez de recursos para financiar una construcción, proyectada para albergar dos mil soldados.

La idea de levantar un bastión amurallado al norte de la ciudad que fungía como centro de la Capitanía General de Venezuela, atendió a las estrategias de defensa militar de la Corona española en sus colonias del Nuevo Mundo y las Filipinas. El sitio fue escogido con meticulosa consideración de circunstancias: Muy cerca se ubicaba el acceso al denominado “Camino de los Españoles”, trayecto con tramos empedrados que atravesando el cerro Waraira Repano (de antiguo “Ávila”), y el cual conectaba a Caracas con La Guaira; y resultaba de primer orden asegurar la defensa de la capital ante eventuales ataques de filibusteros que pudiendo desembarcar en el Litoral, avanzasen con armas hacia el valle de Caracas para saquearla, en el marco de las disputas interimperiales de la época.

De otra parte, el sitio seleccionado para construir el Cuartel San Carlos, permitía, dada la topografía y ligera elevación respecto al resto del poblamiento, en una urbe bastante aplanada, con edificaciones que salvo las torres de la Catedral, poseían un solo piso, posibilitando el control visual desde las garitas, de un amplio perímetro. Del mismo modo se ponderó su ubicación en medio de las quebradas: Catuche y Anauco, que se desprendían del Waraira Repano (Ávila), restringiendo ello, al menos parcialmente, acometidas inmediatas de enemigos.

El barón de Condé

En una tradición de la ingeniería militar peninsular para la construcción, representada por figuras como Miguel Marmión y Francisco Jacot, al tanto que el primero levantó edificaciones para la defensa militar de Guayana, Jacot fue designado director de un grupo de ingenieros también militares, con la encomienda de asegurar el resguardo de distintas regiones de la Venezuela colonial. Y dentro de dicho grupo destacó Francisco Lartigué de Condé (barón de Condé), a quien se encargó la edificación del Cuartel San Carlos.

Obsérvese que Lartigué, cuya construcción debía asegurar el orden colonial español, terminó, al igual que su jefe Jacot, comprometido con la causa republicana. De hecho Jacot murió fusilado en la Plaza Capuchinos (Caracas), en 1816, por órdenes de Pablo Morillo.

Lucha armada y evasiones

Desde el sismo de 1812, y hasta 1884, el Cuartel San Carlos se mantuvo inactivo, con lapsos de semiactividad, debido a reparaciones inconclusas. Sin embargo, retomado su uso a plenitud como instalación militar, ya en el siglo XX fue epicentro de la conspiración antigomecista del 7 de abril de 1928, la cual -en respaldo a los universitarios de Caracas apresados por haber tomado la calle el 12 de febrero anterior, en acto de protesta contra la autocracia de Juan Vicente Gómez, teniendo como líder al capitán Rafael Alvarado Franco.

En la década de los ‘60, el gobierno de Rómulo Betancourt -contra el cual insurgió una respetable porción de la juventud urbana y oficialidad militar-, y tras las derrotas y capturas subsecuentes, se redujo a presidio dentro del San Carlos, al capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez, líder de El Porteñazo.

En sus celdas y patios se verían igualmente recluidos por esos años, y por causa política, figuras como Domingo Alberto Rangel, Gustavo Machado, Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez y Guillermo García Ponce. Los tres últimos protagonizarán una espectacular evasión en 1967. Seis años después, un segundo escape de presos políticos, conmovió a la opinión pública del país, por la cantidad de quienes lograron evadirse: 23 en total.

El 4 de febrero

Y en 1992, tras la reducción del levantamiento protagonizado durante la madrugada y mañana del 4 de febrero por el Comandante Hugo Chávez Frías, desde La Planicie, los principales jefes del movimiento de perfil bolivariano -y al que algunos analistas denominaron “los comacates”-, con Chávez a la cabeza, fueron llevados al Cuartel San Carlos, permaneciendo allí varios meses, hasta su traslado al centro de reclusión de Yare.

En honor a Carlos IV

“(…) según la suposición de Manuel Landaeta Rosales, Lartigué de Condé diseñó también el Cuartel San Carlos, llamado en tiempos republicanos ‘Cuartel de Veteranos’, ya que el nombre original fue dado en honor a Carlos IV. Era un amplio espacio cuadrado con pequeñas ventanas en los muros exteriores de mampostería y con pórticos alrededor de los patios internos (…) La construcción empezó al parecer en 1784 y terminó en 1792. Hospedaba varios destacamentos de tropas reales, los de milicia y de artillería. A pesar de su sólida edificación, fue parcialmente destruido durante el terremoto de 1812, sepultando bajo los escombros de sus techos, a un gran número de hombres” [Leszek Zawisza, Arquitectura y obras públicas en Venezuela, Ediciones Presidencia de la República, Cs, III Volúmenes, 1988 (Vol I, pág 49)].

@diariovea

🤓 ¡Lo que no sabías del Cuartel San Carlos! ✅ El histórico edificio fue construido entre 1784 y 1792. ⚠️ Fue adoptado como presidio político durante Cuarta República y se suscitaron dos célebres evasiones. #sancarlos #historia #cuartel #caracas #venezuela #cultura #fyp

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Humberto Vargas: Cultura popular y memoria histórica deben ir de la mano

Carlos A. Batatin

Humberto Vargas Medina, nació en mayo del año 1946. El ventarrón de las luchas revolucionarias que venían desde los tiempos de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez lo capta a temprana edad. Se incorpora a la guerrilla a partir de los años 60 y narra para Diario VEA que estuvo preso en el Cuartel San Carlos, CSC, durante el periodo 1968 -1972.

«Esos 4 años que estuve entre sus paredes los pasé en la edificación de dos (2) plantas que está a la entrada en el ala izquierda, que se pudiera llamar moderna porque no pertenece al diseño original colonial. Fueron construidas, en la planta alta, para el dormitorio de oficiales, después los convirtieron en calabozos con una reja de barrotes gruesos. No sé si se puede decir que eran calabozos aunque hacían su función. Eran cuartos donde podían caber hasta tres (3) literas», rememoró.

Durante la entrevista, realizada vía WhatsApp, relata que en otros sectores como la nevera, la pajarera, la cueva del humo, el B5 y el B4, que eran sitios destinados al castigo y aislamiento, «de ellos si se puede decir que eran calabozos, pero no tigritos. Saliendo de la edificación pero pegada a ella, hacia la plaza Hugo Chávez si habían unos tigritos de un (1) metro de ancho por dos (2) de largo, tal vez dos (2) de alto, que todavía se encuentran en su sitio, pero están cerrados».

Vargas, quien también es director general de la Fundación Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez y autor del libro Remembranzas, mediante el cual describe momentos imborrables de la lucha guerrilla venezolana, comienzan las preguntas y respuestas.

-¿Cómo evalúa las fugas que hubo, burlando las férreas medidas de seguridad?

-El deber de un preso es lograr su libertad y la fuga es una de esas posibilidades. Las fugas fueron dos hechos históricos donde prevaleció la valentía, la astucia, la audacia, la inteligencia, el secreto y el deseo de libertad. Ambas fugas burlaron la vigilancia y demostraron que el Cuartel no era inexpugnable.

Explica que «la primera (fuga) contó con el apoyo y la logística exterior y se construyó un túnel de afuera hacia adentro con la dirección y ejecución del Partido Comunista de Venezuela. Nelson López, dirigió la construcción del túnel y luego fue asesinado por la policía política puntofijista en la redoma de Prados de Este. Su cuerpo nunca apareció. En la segunda participaron tres grupos, los que cavaron el túnel, que estaban en el sector A2, los que trabajaron haciendo carteras, ropas etc, para lograr la logística necesaria para trabajar en el túnel en el sector A4 y los que actuaron desde afuera para apoyar y garantizar la fuga de guerrilleros de Bandera Roja (BR) y el Partido de la Revolución Venezolana (PRV)».

-¿Cuánto tiempo estuvo allí la Fundación Manuel Ponte Rodríguez?

-Desde el 26 de julio de 2006 cuando toma las instalaciones del Cuartel para impedir que se siguiera destruyendo la memoria histórica por parte del Instituto de Patrimonio Cultural, que había destruido y desaparecido la nevera, la pajarera, la cueva del humo, el B5 y el B4 lugar de donde fue la fuga de los parlamentarios. La fundación permaneció más o menos hasta 2011 cuando una vaguada obligó a utilizarlo como refugio y se alojaron alrededor de 700 damnificados que estuvieron varios años allí. Luego hemos hecho algunas actividades esporádicas muy distanciadas sin establecernos en el Cuartel, como por ejemplo, la última que hicimos el 18 de enero de este año conmemorando los 49 años de la segunda fuga del Cuartel San Carlos y una conferencia sobre Antonio José de Sucre a los milicianos que dictó el historiador doctor José Gregorio Linares.

¿Aún tiene allí su sede?

-Desde el punto de vista de los estatutos la Fundación Capitán de Navío (hoy contralmirante) Manuel Ponte Rodríguez tiene ahí su sede, pero desde el punto de vista real eso no es así.

-¿Qué apreciación le merece que el Cuartel San Carlos sea ahora la sede de la Gran Misión Viva Venezuela mi Patria Querida?

-La Fundación Capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez, hoy contralmirante, por haber sido Manuel Ponte Rodríguez ascendido post mortem al grado de contralmirante por el ministro General Vladimir Padrino López, ha venido luchando por convertir el Cuartel San Carlos en el Museo de la Memoria, tal como lo dice la ley para sancionar los crímenes torturas y otras violaciones de los derechos humanos en el período 1958-1998 promulgada por el presidente Hugo Chávez el 15 de noviembre del 2011, dónde se señala mediante su artículo 29: Se creará el museo de la memoria histórica de las luchas populares del pueblo venezolano, en el período histórico al cual refiere la presente Ley, el cual tendrá su sede en el Cuartel San Carlos de la ciudad de Caracas. Otro hecho importante fue que, el 27 de octubre del 2017, el presidente Nicolás Maduro Moros, promulgó el Decreto 3.130 Gaceta Oficial 41.266, cuyo articulo 1 deja claro que «se asigna la edificación patrimonial conocida como Cuartel San Carlos como sede del Museo de la Memoria Histórica de las luchas populares del pueblo venezolano».

También Vargas Medina hace referencia al decreto firmado por el Jefe de Estado argumentado que el articulo 4 establece que «el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), la Fundación Centro Nacional de Estudios Históricos (CNEH), y la Fundación Capitán de Navío (hoy contralmirante) Manuel Ponte Rodríguez en representación del Poder Popular, participarán como asesores de las labores de restauración y creación del Museo de conformidad con la normativa vigente».

Aclara el entrevistado que «una cosa es el Cuartel San Carlos y otra es el Museo de la memoria histórica en el Cuartel San Carlos. Hasta ahora la ley referida no ha sido derogada, como tampoco el decreto, por tanto eso tiene total vigencia».

Agrega: «Ahora bien, nosotros consideramos acertada la decisión del presidente Nicolás Maduro Moros, que el Cuartel San Carlos haya asignado a la Misión Viva Venezuela, por lo que representan ellos como cultores del pueblo a través de las diferentes expresiones del arte, que en conjunto conforman nuestra identidad, pero que sepan que al entrar al San Carlos van a encontrarse con lo que de historia, de cultura y de memoria de nuestras luchas guarda ese emblemático recinto, donde nosotros con nuestros mártires y recuerdos estamos en cada rincón, en cada lugar».

En su opinión, «la cultura popular y memoria histórica deben estar tomadas de la mano para impulsar un gran proyecto de concientización del pueblo venezolano, sobre todo en un tiempo histórico en que, por desafiar al monstruo imperialista hemos estado y estamos sometidos a la más grande agresión que haya existido contra Venezuela después de la guerra de la independencia».

A sus 78 años de vida sigue convencido de que una cultura popular sin conciencia histórica y sin memoria de las luchas emprendidas en Venezuela está incompleta. «Por eso es que ahí, en ese histórico Cuartel del cual somos dolientes porque estuvimos allí, tanto la Misión Viva Venezuela como la Fundación contralmirante Manuel Ponte Rodríguez tienen cabida y deberían marchar juntas».

Antes de concluir la entrevista deja por sentado: «Estamos de acuerdo con la decisión del presidente Nicolás Maduro Moros, pero aquí estamos nosotros para completar ese trabajo de concientización y llevar la memoria de nuestro pueblo, para que nuestra cultura, nuestros cantos, nuestra danza, nuestro arte popular y revolucionario esté al servicio de nuestro pueblo, contra el imperialismo y la transculturización».