Delta Amacuro: Un estado estratégico para la seguridad del país
El autor es vicerrector de la Universidad Territorial Francisco Tamayo.

Jorge Alexander Antequera San
Al momento de la independencia de Venezuela, el Delta del Orinoco pasó a formar parte de la provincia de Guayana. El Territorio Federal Delta Amacuro fue creado el 27 de febrero de 1884, con territorio segregado del estado Guayana y formado por los distritos Manoa y Guzmán Blanco. La entidad desapareció el 21 de octubre de 1893 cuando fue anexada al estado Bolívar, por decreto del general Manuel Guzmán Álvarez.
El general Cipriano Castro, presidente Provisional de los Estados Unidos de Venezuela, decretó el territorio con nombre Federal Delta Amacuro y designó a San José de Amacuro como su capital. Cuatro años más tarde, el 16 de mayo de 1905, se trasladó su capital a Tucupita.
En 1905 el territorio se subdividió en cinco municipios: Amacuro, Curiapo, El Toro, Pedernales y Píacoa. En el año 1936 se subdividió en departamentos, siendo estos Amacuro, Antonio Díaz, Pedernales y Tucupita; los cuales fueron reducidos en 1940 a los de Antonio Díaz, Pedernales y Tucupita. La categoría de territorio federal la mantuvo hasta el 3 de agosto de 1991, cuando por decreto del Congreso de la República de Venezuela, fue convertido a la categoría de Estado Delta Amacuro.
En el año 1995, la Asamblea Legislativa del Estado Delta Amacuro dictó su segunda ley de división política territorial, anexando el municipio Casacoima, con la conformación de los caseríos Nuevo Mundo, Platanal, el Triunfo y el Triunfito, antes bajo la jurisdicción del estado Bolívar.
Para este escenario, podemos sin menos excluir y con el reconocimiento de los que han asumido la política en el estado desde su conformación hasta la actualidad, han dado sus frutos para la gestión, para la cual han sido asignados por el pueblo bajo la democracia participativa.
Los tiempos son distintos, la Revolución Bolivariana dirigida por nuestro comandante en Jefe y presidente constitucional Nicolás Maduro Moros, hace énfasis en hacer los cambios necesarios, y la revolución requiere cambios constantes para adaptar la política con la ciudadanía y viceversa, la cual hace el llamado al poder popular para la lograr la transformación al Estado Comunal.
El cambio debe darse con responsabilidad y corresponsabilidad, sin ego ni ambigüedad. En estos tiempos de bloqueo, sanciones, conflictos cognitivos y guerras psicológicas, necesitamos la unión patriótica que impulsa la Revolución Bolivariana; los partidos políticos de izquierda y de oposición tienen en sus senos ideológicos la convicción de hacerse protector.
Ante este escenario, nosotros como pueblos waraos y jotaraos, debemos estar consciente de la gran responsabilidad que conlleva defender la patria junto a nuestra gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana, y más aún cuando somos parte de la fachada atlántica venezolana y somos vecinos con el estado de la Guayana Esequiba. La importancia y geopolítica nos identifica como un estado estratégico para la defensa y seguridad de la nación.
El Este de Venezuela es un punto de encuentro de los grandes ecosistemas marinos de la América tropical oriental, el gran ecosistema marino del Caribe y gran ecosistema marino de la plataforma continental del norte de Brasil.
La zona de la fachada atlántica venezolana también está vinculada a la ecorregión Delta del Orinoco y la fachada atlántica; la cual se encuentra constituida por más de 42.500 Km2, de alta biodiversidad, vientre ecológico productor de recursos pesqueros, petrolero, gasífero, minas y asentamiento sociocultural indígena de nuestros hermanos waraos, que ejercen su soberanía en el territorio.
La fachada atlántica venezolana está representada por el Delta del Orinoco; esto constituye una realidad geográfica de múltiples incidencias que abarca los campos geopolíticos y estratégicos. En ese sentido, estamos obligados a actuar ineludiblemente para preservar mediante planes, programas y proyectos sociales, el aprovechamiento de los recursos que en ella se preservan.