Doble secuestro a padre de bebé robada por EEUU: Primero Guantánamo y ahora El Salvador

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Maiker Espinoza encontró en el imperio yanqui una pesadilla que aún perdura, denuncia su madre, María Escalona. Fotos Familia Espinoza Bernal

Padre de bebé robada por EEUU fue enviado a Guantánamo antes de ser mandado a El Salvador

VEA / Yuleidys Hernández Toledo

Maiker Espinoza Escalona, padre de Maikelys Antonella Espinoza Bernal, la bebé de dos años que permanece secuestrada por el gobierno de Estados Unidos, estuvo detenido durante casi un año en una prisión en El Paso, Texas; luego fue enviado a la base naval Guantánamo, ubicada en la bahía homónima ubicada en Cuba, y que la nación yanqui ocupa de manera ilegal. Posteriormente fue trasladado al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una cárcel de máxima seguridad ubicada en El Salvador.

El maltrato del que ha sido víctima su hijo, su nuera y la bebé por parte del régimen de Donald Trump en complicidad con el gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador, lo describió en medio de las lágrimas, María Escalona Fernández a Diario VEA.

«Mi hijo dura 10 meses en una prisión en Estados Unidos. Luego le dicen que lo van a deportar a Venezuela; pero fue mentira. Lo sacan de ahí y se lo llevan a Guantánamo, no sé que pasó en Guantánamo; pero lo regresan a Estados Unidos, donde lo trasladan a otra cárcel. Está última era peor que la primera; lo maltrataban, debía comprar hasta el agua. No le daban comida ni agua buena», expresa de manera desesperada en conversación telefónica con este medio.

Maiker Espinoza llegó el 14 de mayo de 2024 a Estados Unidos junto con su pareja, Yorelis Bernal Inciarte, y Maikelys Antonella, quien para ese entonces tenía un año de edad. Se entregó a inmigración en Texas juntos a su familia el día de su llegada. Cuenta su madre, que lo hizo porque alguien le aconsejó que hacerlo así era lo mejor, y que lo iban a ayudar porque iba con una menor de edad. No fue lo que pasó, desde ese momento comenzó la pesadilla para él y toda su familia.

La joven pareja quedó presa en el mismo centro de detención. Estaban «juntos pero no revueltos, como dicen», señala María Escalona. La bebé fue arrancada de sus padres y colocada, según la información que ellos manejan, en tres (3) hogares sustitutos. Comenta que una de las familias temporales, estuvo vinculada a una investigación por abuso sexual a menores. En otro lugar donde estuvo la pequeña, la señora con la que estaba, le informaba a la mamá de Yorelis cómo se encontraba la niña, mandaba videos.

Recuerda que hubo un momento a finales de marzo de este año cuando ella y sus hijas perdieron comunicación con Maiker. Ahí comenzó a temer lo peor: Que su muchacho había sido trasladado al Cecot, la prisión donde desde el 16 de marzo se encuentran recluidos más de 200 jóvenes venezolanos. Mantenía la fe y las oraciones puesta en Dios, que su angustia fuese infundada.

La pesadilla que vivía estando despierta y que por las noches no la dejaba dormir, la confirmó el 31 de marzo o el 1° de abril, el día no lo recuerda con exactitud. Lo que sí explica con claridad, aún en medio de la voz cargada de llanto, es que vio a su hijo apresado en el Cecot. «Vi a través de un video que circuló en redes, cómo lo bajaban del avión, cómo le estaban cortando el pelo. Luego lo veo diciendo que se siente mal y luego vomita. Esa fue la última vez que lo vimos».

Mi hijo no es un delincuente

El régimen de Donald Trump acusa al papá de Maikelys Antonella Espinoza Bernal de ser presuntamente miembro del Tren de Aragua. A Yorelis, su madre, supuestamente de «reclutar mujeres jóvenes para el narcotráfico y la prostitución». María Escalona Fernández dice con firmeza que ni su hijo ni su nuera son delincuentes. «Meto las manos en el fuego por ellos», nos dijo.

«Solo Dios es santo; pero cada madre conoce a su hijo, cada uno sabe qué clase de hijo tiene uno, y mi hijo es un buen muchacho, un muchacho trabajador, al igual que mi nuera», manifiesta con la voz cargada de desesperación, por la injusticia que cometen los regímenes de Donald Trump y Nayib Bukele contra Maiker y contra otros cientos de venezolanos.

«Mi hijo no es pandillero y mucho menos del Tren de Aragua», afirma. Agrega: «¿Usted cree que sí mi hijo fuese pandillero o delincuente, la comunidad donde él se crió hubiese salido a las calles a exigir su libertad?», pregunta, para de inmediato contar que en el sector han realizado diversas movilizaciones para exigir que el joven sea liberado y trasladado a Venezuela.

«Sus maestros de preescolar, de secundaria, de la escuela de beisbol donde estuvo, han venido, han marchado», remarca, sin poder ocultar en la voz el dolor que está sufriendo por la ausencia del hijo y de la nieta.

De inmediato condena que Donald Trump y Bukele mantengan detenidos en el Cecot a cientos de venezolanos inocentes, solo por el hecho de ser migrantes, de ser de Venezuela.

Quería vivir el sueño americano

Maiker Espinoza Escalona, hoy de 25 años de edad, vivía en Libertad, municipio Rojas, estado Barinas. Ahí estudió y formó familia con Yorelis Benal.

En 2018, el joven se desempeñaba como barbero, pero se fue a Perú buscando mejores condiciones de vida para él, Yorelis, y el hijo de ambos, Sebastián, hoy de seis (6) años de edad.

De la nación inca decide irse a Estados Unidos buscando el llamado «sueño americano», indica María Escalona.

La pareja se va con Maikelys Antonella y dejan a Sebastián al cuidado de Raida, la madre de Yorelis. «Gracias a Dios que no se lo llevaron, porque seguramente Estados Unidos también se hubiese quedado con mi nieto», comenta María.

Agrega que su hijo y su familia lo que encontró en el imperio estadounidense fue la pesadilla, una que aún perdura, porque la familia quedó desintegrada. Desde el domingo a las 5:30 de la mañana, Yorelis se encuentra en Zulia, en casa de su mamá, con Sebastián; pero Maiker está secuestrado en El Salvador y la niña en Estados Unidos, no saben bajo el cuidado de quien o quienés.

Hijo, te amo: Cuando salgas te daré muchos besos y abrazos

Tras reiterar que seguirá luchando hasta lograr la liberación de su hijo y la devolución de su nieta, manda un mensaje de aliento a Maiker, si en algún momento puede leer esta entrevista.

«Hijo, te quiero mucho, te amo mucho. No pierdas la fe, las esperanzas, que arriba está Dios. Cuando te sientas mal piensas que vas a salir de ahí. Así como te arrodillaron en esa cárcel ante un señor que es un pecador, más pecador que uno, por lo que están haciendo, con más razón arrodíllate ante Dios que es el Todopoderoso. Dios no nos va a abandonar, va a escuchar nuestras plegarias y te vamos a liberar. Te voy a abrazar mucho y te voy a dar muchos besos. Te quiero mucho», manifiesta sollozando.

Cuenta que está muy preocupada por su hijo, porque el día que llegó al Cecot se ve que sufrió una baja de tensión. «No sabemos cómo está», comenta angustiada.

«Bukele, libera a los venezolanos, son inocentes», remarca.

Donald Trump devuelve a la niña

Que Donald Trump devuelva a Maikelys Antonella a su madre, Yorelis Bernal, es una de las primeras exigencias que hace María Escalona en la entrevista. Llorando dice que el dolor que están viviendo como familia es muy fuerte.

«Estamos sufriendo, la niña no tiene culpa de nada. Sus padres son inocentes», expresa, al tiempo que se pregunta: ¿Qué va a hacer Estados Unidos con la niña? Queremos que nos manden videos, pruebas de la niña. Que la devuelvan, que la regresen, es lo que queremos».

La abuela que solo conoce por fotos y videos a su nieta, recuerda que la niña no pertenece a Estados Unidos, porque no es ciudadana estadounidense. Denuncia que lo que está cometiendo el imperio yanqui es un delito, una violación de los derechos humanos, y un pecado ante los ojos de Dios. «Témanle a Dios. Lo que se hace en este mundo, aquí se paga».

«Que nos regresen a la bebé, ella tiene que estar con su familia y no con gente extraña» y mucho menos en un país con un gobierno que es malo contra inocentes, reitera.

Escalona Fernández, cuenta que la mujer que estaba cuidando a su nieta, aseguró que ya no podría hacerse cargo, porque su papá supuestamente sufrió un accidente. Comentó la abuela, entre lágrimas, que desde el lunes 21 de abril no saben, no han visto a la menor.

«La señora que estaba cuidando a la niña se la entrega a otra; dijo que lo hacía porque su papá se enfermó y debía cuidarlo. Ya hace ocho días mañana (lunes) que pasó eso», acota.

Sobre la primera señora que no identifica, dice que al parecer la cuidó bien, que mantenía comunicación con Raida, la abuela materna de la menor. Dejaba ver a la menor por videollamada.

«Estamos angustiados», agrega, al tiempo que señala que la comunidad en Barinas está consternada por lo que está pasando Maiker, y ahora están más angustiados por el destino de la bebé.

«Si el gobierno de Estados Unidos tiene a la niña, por favor, Donald Trump, entrega a la bebé. Estamos sufriendo, es nuestra sangre, es mi nieta. No nada más yo estoy sufriendo, toda la familia por parte de la mamá, del papá y la comunidad. Uno no sabe en que condiciones está la bebé, esa no es familia tuya. Si la tiene una madre sustituta, que por favor, ella no podrá hacer gran cosa con respecto al gobierno; pero si la señora que la tiene, que la trate bien, que la cuide, que no le pase nada malo, que la cuide mucho, como si fuera su hija, su nieta. Si tiene la oportunidad, que hable con Donald Trump o con quien esté a cargo, que sirva de palanca para que nos devuelvan a la niña», exige.

Un documento deja en evidencia que el régimen de Donald Trump, emitió una orden de deportación, con fecha 23 de abril de 2025, a nombre de Maikelys Antonella Espinoza Bernal, la menor de dos (2) años, hija de Yorelis Bernal, esta última migrante venezolana repatriada el viernes 25 de abril a través del Plan Vuelta a la Patria, luego de estar casi un año en una prisión gringa. A pesar del certificado que le fue entregado a la mamá de la menor, antes de ser enviada a suelo venezolano, la pequeña jamás le fue devuelta.

La noche del sábado 26 de abril, el Departamento de Seguridad Nacional Estadounidense, a través de su cuenta en la red digital X, admitía que la menor sigue en suelo yanqui.

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