Dramático: Fotografía les informó que Francisco Javier fue enviado por Trump a El Salvador
Familiares del joven de 24 años son presa de la angustia, que les produce el trato indigno a que E:E.U.U. somete a quien es barbero de profesión. Fotos Internet

VEA / Ildegar Gil
A Francisco Javier García Casique, de 24 años de edad, le ocurrió como a otras y otros compatriotas suyos que vieron en Estados Unidos la opción perfecta para enfrentar la crisis profunda generada a raíz de medidas inhumanas (denominadas coercitivas) que fueron y siguen siendo aplicadas contra la Venezuela que lo vio nacer, medidas que -irónicamente-, fueron diseñadas en el centro del corazón político de la tierra a la que consideró su tabla de salvación.
Su madre, Mirelis Casique, y su hermano, Sebastián, temen por el destino inmediato de Francisco Javier. El testimonio de angustia de ambos fue publicado por el portal de investigación La Tabla, en su cuenta en Instagram: «…afirman haberlo reconocido en fotografías de los deportados…».
La deportación, de por sí grave, posee en este caso un añadido: Habría sido enviado a El Salvador, cuyo presidente, Nayib Bukele, «…ofreció a Estados Unidos aceptar a personas deportadas de cualquier nacionalidad, así como a criminales estadounidenses violentos que actualmente están encarcelados en EEUU», publicó -como otros medios- Univisión, a raíz de la visita que en febrero pasado efectuó el Secretario de Estado, Marco Rubio, a la nación ubicada en América Central.

Hasta ahora, la familia está privada de información oficial que debería emanar de Washington o San Salvador. Pero temen que «Pancho» (sustituto popular de Francisco), se encuentre entre quienes fueron enviados (más de 200) en vuelo directo amparado en el convenio suscrito el mes anterior. Una fotografía, en la que parecen haberlo reconocido, encendió las alarmas en casa.
«Mi hermano no pertenece a ninguna banda delictiva, no tiene antecedentes penales ni registros policiales en ningún país», asegura Sebastián, de acuerdo a La Tabla.
«Lo enviaron injustamente a El Salvador solo por sus tatuajes», agrega en medio de varias preguntas: «¿Qué injusticia es esta? ¿por tener tatuajes? ¿por qué no lo investigaron? ¿por qué no lo enviaron a su país de origen?».

Como ha ocurrido en experiencias similares vividas por migrantes que viajan a EEUU en aras de lograr asilo, no más llegar a ese territorio fue detenido, pero (precisa la fuente citada), liberado «…tras comprobarse que no tenía antecedentes penales».
Sin embargo, señalan, «…posteriormente fue vinculado al Tren de Aragua…», partiendo ¡insólitamente! de tatuajes que posee en sus brazos. Aunque la referida organización delincuencial fue desarticulada en Venezuela, como reiteradamente han señalado las autoridades, en los tiempos recientes es mencionada (de manera consistente) por el presidente Donald Trump, como excusa para socavar a la Revolución Bolivariana. Apenas el domingo 15 de marzo, la colocó como centro de su motivación para proclamar que el grupo «…está llevando a cabo acciones hostiles y llevando a cabo una guerra irregular…» por lo que decidió apelar, entre otras figuras jurídicas, a la Ley de Enemigos Extranjeros, vigente ¡desde el año 1798!
«Él nunca ha estado preso, nunca ha sido parte de ninguna banda delictiva. Siempre ha sido un chamo trabajador, humilde, que solo quiere progresar y ayudar a los suyos», afirma Sebastián, quien informa que su hermano ejerce la barbería.
«Fui ingenua»
The New York Times también se hizo eco de la situación del joven, quien pisó área gringa cuando culminaba el año 2023. Tras su arresto, días después y como se indicó antes, fue dejado en libertad. Señala el diario que así ocurrió cuando «…un juez finalmente decidió que no representaba un peligro y permitió que fuera liberado, siempre que usara un dispositivo electrónico para rastrear sus movimientos».
El proceso policial-judicial, en torno a Francisco Javier, parece haber sido acatado como normal dentro del seno familiar, a tal punto que su madre -según el diario-, «…recordó haberle dicho a su hijo que no tenía nada que temer: La Administración dijo que perseguiría primero a los criminales».
No obstante ello, el 6 de febrero autoridades lo aprehendieron en la casa en la que pernoctaba, en lo que fue el primer paso de la terrible historia que hoy protagoniza. El testimonio de la progenitora es, sencillamente, dramático: “Le dije que siguiera las leyes del país, que no era un delincuente y que, como mucho, lo deportarían”. Pero fui muy ingenua. Pensé que las leyes lo protegerían”.