EEUU y El Salvador están haciendo negocio con vidas humanas, denuncia esposa de migrante secuestrado (Ver video)
Carlos Alexis Uzcátegui Vielma fue detenido el mismo día que arribó a suelo estadounidense y tres meses después fue enviado a El Salvador. Fotos Cortesía Gabriela Mora.

VEA / Yonaski Moreno
«Lo que están haciendo con mi esposo y todos esos muchachos inocentes es comercializar y las vidas humanas no tienen precio, la tranquilidad y la paz de una familia no tiene precio».
La angustia se refleja en la voz de Gabriela Elizabeth Mora Méndez cuando pronuncia esas palabras. Habla del secuestro de al menos 324 migrantes venezolanos perpetrado por los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador, entre ellos su esposo, Carlos Alexis Uzcátegui Vielma de 32 años. Se trata de un negocio, reitera en su denuncia.
«Para mí sí se trata de un negocio porque El Salvador no tiene nada que ver con los migrantes venezolanos y él, Bukele, alquiló su cárcel para recibir a personas inocentes. Ni siquiera está exigiendo que le demuestren los antecedentes de las personas que le están enviando. O sea, a él le dijeron te vamos a enviar criminales y recibe a todo el mundo sin ni siquiera pedir un justificativo de lo que le dicen, todo por cobrar el alquiler de la cárcel», señala durante una conversación telefónica sostenida con Diario VEA.
La voz de Gabriela se torna grave y firme cuando exige que sea respetado el debido proceso y los derechos humanos de los secuestrados. Con tono más suave, confiesa su preocupación por el estado de su esposo y padre de su hija.
Tiene más de dos (2) semanas sin hablar con él. Conversaron el sábado 15 de marzo, cuando Carlos Alexis le aseguró que sería trasladado a Venezuela, porque así se lo habían informado las autoridades. «Yo tengo más de 15 días que no sé del estado físico de mi esposo, de su estado emocional. Yo no sé si está enfermo, si está comiendo, si lo están tratando bien», relató Gabriela. Añadió que la incertidumbre de no saber cuánto tiempo estará su esposo recluido en aquel lugar la está acabando.
Sin poder controlar el llanto, envía un mensaje a su esposo, con la esperanza de que pueda llegarle de alguna manera. Le pide que resista y asegura que «aquí su hija, yo, su familia y toda la comunidad estamos luchando porque se demuestre su inocencia. No vamos a descansar hasta que él esté en la casa con nosotros». Con la voz quebrada añadió: «Lo extraño y lo amo muchísimo».
Gabriela Mora recuerda con exactitud el día que su esposo salió del hogar con una maleta llena de sueños, «en busca de nuevas oportunidades y un futuro mejor para su hija». Fue el 18 de marzo de 2024. Cuando llega a México, decide quedarse en la capital, mientras espera que se le asigne su cita CBP One. En Ciudad de México comienza a trabajar en una marisquería, como cocinero. El 21 de noviembre le llega la confirmación de su cita, con fecha del 10 de diciembre.
«Ese día se presenta en la entrevista y queda detenido bajo custodia del ICE, por sus tatuajes. Desde ese entonces es trasladado al Centro El Valle Detention Facility, en Texas, donde permanece detenido hasta el sábado 15 de marzo, cuando me llama y me dice que lo mandaron a recoger sus pertenencias y a cambiarse porque iba a ser trasladado en vuelo de deportación hacia Venezuela, lo cual no sucedió», precisa la esposa.
Gabriela asegura que su esposo estaba muy angustiado «porque estaba detenido por algo que no había hecho, sin ninguna explicación, relacionado con algo que ni siquiera conocemos». Su temor aumentó cuando trasladaron a un grupo de venezolanos hacia la base naval que Estados Unidos (EEUU) ocupa en la bahía de Guantánamo, Cuba.
«Él pidió su deportación voluntaria y le dijeron que sí, que efectivamente él iba a ser trasladado a Venezuela y que en los próximos vuelos él sería deportado. Se sentía decepcionado por el hecho de tener que devolverse a Venezuela sin ni siquiera poder haber intentado nada en Estados Unidos, pero nos consolaba volver a estar juntos como familia», señaló.
Precisó que, mientras Alexis estuvo recluido en EE.UU presentó problemas de salud. «Le daban muchos dolores de cabeza y siempre manifestaba que iba a solicitar pastillas porque el dolor no se le quitaba. Imagínese, ahorita no sé cómo estará él», dijo.
Al igual que otras familias, Gabriela se enteró de que Alexis había sido trasladado a El Salvador por las imágenes que el 17 de marzo comenzaron a circular en redes digitales. «En uno de los videos yo me percato que mi esposo va en una ventanilla de uno de los buses. Posteriormente lo busco por el localizador del ICE, que es una aplicación por la que yo podía rastrear en qué centro se encontraba él y me aparece cero resultados para la búsqueda, ya él no estaba en Estados Unidos», contó.
Aseguró que su esposo no tiene antecedentes penales en Venezuela, ni en ningún otro país «y en Estados Unidos ni siquiera logró salir del centro de detención para decir que cometió algún delito o que lo agarraron en algo. A él lo envían a El Salvador por una supuesta participación en una banda, lo cual ellos no tienen cómo relacionarlo, más que unos tatuajes».
Gabriela explicó que todos los tatuajes de su esposo son alusivos a su familia. Los nombres de su madre, padre, una tía y de su abuela, unas estrellas que representan a sus hermanos, la silueta de su hija en un columpio y la fecha del aniversario de la pareja son algunos de ellos. «Son tatuajes muy familiares con significados muy importantes para nosotros», indicó.
Carlos Alexis Uzcátegui Vielma es oriundo del municipio Lobatera, estado Táchira, donde se dedicaba a la extracción de carbón.