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VEA / ERPCC

El Presidente Kim Il Sung (1912-1994), fundador de la Corea socialista, fue un revolucionario y ateo, mas tenia a quien veneraba como a Dios.

Nuevo sentido del Dios

En una ocasión durante la lucha armada antijaponesa, un patriarca del chondoísmo le preguntó a Kim Il Sung si veneraba a alguien tal como los creyentes   a quien el Presidente Kim Il Sung respondió:Por supuesto, yo también tengo a quien venero como sobrenatural. Ese no es sino el pueblo. Al pueblo siempre lo he apreciado y sigo apreciándolo como el Cielo. Para mi el Dios es el pueblo. En el mundo no hay no hay otros seres tan inteligentes y poderosos como las masas populares.”

Un día de postguerra, cuando el país estaba reducido a escombros por la Guerra coreana (1950-1953), el líder Kim Il Sung visitó la entonces Acería de Kangson para explicar a los obreros detalladamente las condiciones del país y exhortarles a superar las dificultades “confiando él en los obreros y los obreros en él”. Fue a su llamado que se inició el movimiento Chollima, ampliamente conocido, lo cual hizo de la RPDC el país de Chollima. En este período la tasa anual de incremento de la producción industrial fue un promedio de 36,6%, una velocidad que ninguna nación había experimentado.

Fue el Presidente Kim Il Sung quien con la praxis demostró la existencia de un nuevo Dios que simboliza la máxima dignidad y valor, inagotable ingenio y poder del pueblo y lo veneró infinitamente en toda su vida.

Centro de todos pensamientos y actividades

En una ocasión, el Presidente Kim Il Sung paseaba en el jardín y vio a una raza peculiar de gallina. Era un ave decorativa llamado gallina con patas peludas que tenía pelos de varios colores en la parte posterior de las patas. Dijo a un funcionario acompañante que si hubiera una gallina que pone muchos huevos, aunque fuera  fea vendría cada día para verla y que le gustaría tener una gallina que ponga 400 huevos al año para poder suministrar más huevos al pueblo.

En toda su vida Kim Il Sung estuvo en el viaje de orientación, y el pueblo siempre ha sido el centro de atención.

Si estuviera en las fábricas, el primero que visitaba eran los comedores para averiguar la alimentación de los obreros, y si fueran las viviendas de los habitantes  probaba la calidad de salsa de soya de manera tal que prestaba minuciosa atención a la vida del pueblo. Y para trazar una política del Estado era indispensable sentarse con el pueblo para consultar sus aspiraciones y demandas.

Durante casi 50 años de sus actividades políticas desde la liberación del país (15 de agosto de 1945), la mitad de aquellos tiempos estuvo entre los pueblos, un total de más de 8 650 días.