Elecciones de la UCV se convirtieron en un espacio para el reencuentro

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Muchos viejos amigos y excompañeros de estudios se volvieron a ver en la Casa que vence las sombras. Foto Diario VEA.

VEA / Carlos Batatin

Este viernes 9 de junio,  la Universidad Central de Venezuela se convirtió en el escenario perfecto para saludar y darle un abrazo,  después de haber transcurrido algunos años, a viejos compañeros de estudios. Allí se reunieron egresados, jubilados, estudiantes  y profesores  activos, entre otros.  Todos ellos estaban presente para participar en los comicios donde serían elegidas las nuevas autoridades de la Casa que Vence las sombras.

Desde muy temprano y con un cielo despejado comenzó la fiesta electoral.  Los distintos accesos a las instalaciones de la UCV daban la bienvenida  a todos aquellos que acudían a esta casa de estudios para votar por los candidatos de su preferencia: Rector, vicerrector académico, vicerrector administrativo, secretario, decano y consejero de apelaciones.

En las sedes de cada una de las facultades ucevistas los y las convocadas para votar realizaba su respectiva cola, mediante la cual prevalecía el orden y disciplina. Todo mostraba organización, planificación y mucho empeño de los testigos de mesas. También  se notaba la presencia de los efectivos bomberiles  de la UCV dispuesto y atentos ante cualquier situación emergencia.

Por ejemplo, en la Facultad Humanidades y Educación, justamente donde queda el decanato, el proceso comicial funcionaba como se había previsto. Los encargados de recibir a los votantes los ordenaban de acuerdo a su vínculo con la UCV. Es decir, los egresados hacían una cola distinta a los profesores jubilados, los estudiantes hacían otra y al  personal administrativo  le tocaba una diferente.

Entre las 9:00 am y 11:00 am la participación era notable. Durante ese periodo quienes esperaban su turno se encontraban con un amigo, compañero de estudios o de trabajo. Todos mostraban un rostro de alegría y hasta de emoción ante el reencuentro con un conocido de vieja data. El ambiente estaba impregnado de buena vibra.

Cada quien saludaba a su manera muy personal, sin embargo, lo que si era evidente  es que nadie podía esconder su  emoción y sorpresa al reencontrarse con viejas amistades. Después de un franco saludo, un cariñoso abrazo o apretón de mano, todos decían: Dame tu número, dónde vives y la pregunta impelable, ¿cuándo nos vemos para conversar?.

Otros votantes hacían referencia a su compromiso con la UCV y «no nos vamos hasta que votemos para que no ocurra lo del pasado 26 de mayo».

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