Yoselina Guevara López

@lopez_yoselina

El próximo 14 de mayo, Türkiye celebrará elecciones presidenciales y parlamentarias en las cuales los ciudadanos y ciudadanas elegirán al nuevo presidente del país y a los 600 diputados de la Gran Asamblea Nacional turca. El primer mandatario será elegido en primera vuelta solo si alcanza el 50 % + 1 de los votos; en caso contrario, los dos candidatos más votados pasarán a una segunda vuelta a llevarse a cabo el 28 de mayo. Para muchos analistas, estos  son los comicios más importantes de la historia de Türkiye, después del período otomano, los cuales tendrán importantes efectos no solo en el panorama interno de Ankara, sino también en el horizonte regional e internacional.

 

Kilicdaroglu, el rival de Erdogan

Tras 20 años ininterrumpidos en el poder, el presidente Erdogan se enfrentará a la mayor prueba para sí mismo y para su partido, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo). En esta ocasión su principal rival es Kemal Kilicdaroglu, de 73 años, un político de larga trayectoria de origen kurdo alevita y  líder de una coalición de seis partidos de la oposición que busca desbancarlo. A pesar que algunos sondeos le dan una ligera ventaja a Kilicdaroglu, la coalición parece estructuralmente débil y enfrenta grandes desafíos para lograr una victoria en las urnas. Sin embargo, es necesario destacar que esta unión de la oposición en torno a un candidato común es un hecho histórico en Türkiye.

Kilicdaroglu ha mostrado durante la campaña electoral una postura marcadamente antirrusa y proestadounidense. No obstante en cuanto a Moscú, de llegar al poder no podrá dinamitar las relaciones que hasta ahora han construido ambas naciones, sobre todo por la subordinación a nivel energético. Un ejemplo elocuente de ello es la central nuclear de Akkuyu, que consolida la dependencia a Moscú, siendo la empresa rusa Rosatom una de las principales constructoras de esta auténtica catedral energética. Así mismo, aunque Kilicdaroglu es abiertamente filo norteamericano, amenaza con no transitar un camino de reconciliación con Israel, prometiendo hacer pagar al Estado sionista el precio de la masacre del Mavi Marmara. Como se recordará, este último era un barco que llevaba ayuda humanitaria a Gaza, el cual fue asaltado en una brutal operación militar israelí en aguas internacionales, perdiendo la vida activistas por los derechos humanos, entre ellos 9 de nacionalidad turca.

En cuanto al tema interno, de ganar tanto Erdogan o Kilicdaroglu se deberán enfrentar a grandes desafíos; por una parte el latente drama, casi olvidado por los medios de comunicación, de los daños causados por el devastador terremoto del pasado mes de febrero, que forzadamente conlleva a una reconstrucción del país. Así como también hay que añadir los terribles resultados de la economía turca, que en su peor momento ha alcanzado una tasa de inflación interna del 85 % y ha llevado a la lira turca al borde del colapso, sin olvidar los efectos devastadores que la pandemia dejó en Ankara.

 

Papel geopolítico de Türkiye

En el caso de Ankara, su posición estratégica en el mar Negro, el Mediterráneo y Medio Oriente, le otorga un papel importante en la región. Sin embargo, su relación con los países vecinos, con la UE y la OTAN, es complicada debido a las diferencias políticas y económicas.

Por ahora las relaciones de Türkiye con Rusia son un ejemplo de cómo la geopolítica puede influir en la política exterior de un país. Erdogan ha sido capaz de utilizar su relación personal con el presidente Vladimir Putin para mediar en el conflicto Rusia y Ucrania. Una victoria para el actual mandatario turco fue el importante papel que cumplió en el logro del acuerdo entre Rusia y Ucrania sobre el paso de cereales y fertilizantes por el mar Negro. No obstante debido a este acercamiento con Moscú su posición en la OTAN se ha visto afectada. Además, la compra de sistemas de misiles rusos ha generado tensiones con Estados Unidos y ha llevado a la exclusión de Türkiye del programa F-35.

En cuanto al contexto regional, el accionar de Ankara en Siria, Libia, Grecia y Chipre, se ha caracterizado por la búsqueda del logro de sus intereses, y para ello actúa con una característica ofensiva diplomática que ha permitido a los turcos reconducir el eje táctico con Israel y reconciliarse parcialmente con Egipto, ya que la naturaleza de la relación entre Ankara, Jerusalén y El Cairo, influye decisivamente en la estabilidad o inestabilidad del Mediterráneo oriental.

La situación interna de Ankara también influye en su geopolítica; la ruptura con la Unión Europea debido a las acusaciones de violaciones de derechos humanos y la libertad de prensa, ha empeorado la situación del país y siguen generando tensiones con países como Francia y Austria, que no aceptan a Türkiye dentro de la U. E. Justamente este es uno de los argumentos de la oposición turca en esta campaña electoral; es decir, buscar reanudar las relaciones con Bruselas para insistir en una supuesta vuelta a la democracia, lo cual no deja de ser incomprensible dada la celebración y participación en comicios democráticos en Türkiye. Desde la perspectiva de Erdogan sus posiciones, aunque sean antinorteamericanas y antioccidentales, siempre ha tratado de moverse en el terreno geopolítico apostando por el equilibrio y la neutralidad. 

No cabe duda que estos comicios en Türkiye  se realizarán en medio de un clima político polarizado y con una sociedad cada vez más dividida, estas elecciones tienen un gran peso simbólico y político para el futuro del país. ¿Será este el punto de inflexión histórico que muchos analistas han estado esperando? El resultado de las elecciones es incierto y solo el tiempo dirá qué futuro le espera a Türkiye después del 14 de mayo.

 

 

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