VEA / Agencias

España jugará las semifinales de la Eurocopa. Tras nueve años y cuatro grandes torneos, la Roja accedió este viernes a la penúltima etapa de la Eurocopa derrotando a Suiza en San Petersburgo imponiéndose (3-1) en la tanda de penaltis al cabo de un trabado e incómodo partido , que acabó por ser una terrible prueba de esfuerzo y convencimiento.

 Suerte al principio y desgracia al final, cuando Sommer fue un gigante que mantuvo en pie a Suiza hasta la tanda de penaltis. Y allí, en la suerte definitiva, volviendo a sonreír, como en 2008 ante Italia, venciendo por 3-1, con dos lanzamientos atajados por Unai Simón que salvó los errores de Busquets y Rodri.

España jugará las semifinales al cabo de nueve años y después de una Eurocopa en que las ha visto de todos los colores. Sufriendo mucho, disfrutando a ratos y peleando siempre. De principio a fin. Esa es su mejor carta de presentación. De momento.

Al equipo de Luis Enrique se le puso pronto el partido de cara. Si Suiza ya llegó diezmada al duelo por la sanción de Xhaka, a los nueve minutos, en su primer remate a puerta, un rebote avanzó a España en el marcador. Inaudito, un mal lanzamiento de córner terminó con el balón fuera del área, donde lo empalmó Jordi Alba para que tocase en Zakaria y descontrolase a Sommer.

Arriba en el marcador y calmada en el campo, a pesar del atrevimiento rival, España acogió con más alivio, si cabe, la lesión de Breel Embolo a los 20 minutos, víctima de un estiramiento muscular y que debió abandonar el campo dejando a los helvéticos sin una de sus referencias ofensivas.

Bien posicionada en el campo, con extremos muy abiertos, con Busquets de ancla y Pedri de enganche, la selección española apenas si padecía en los balones colgados por una Suiza que sin rendirse se veía incapaz de hacerse con el control del juego, aunque ya en la parte final del primer tiempo el escenario fue variando…

Atrevimiento

Y más se confirmó tras el descanso, con un paso adelante de los helvéticos y una cierta falta de frialdad entre los españoles en el gobierno de un partido que se le iba complicando por momentos. Avisó Suiza a los 55 minutos con un cabezazo de Zakaria, salvó la igualada a los 63 Unai a Zuber… Y a la tercera llegó el empate.

Un extraño error de Pau Torres, sin entenderse con Laporte, dejó el balón franco, suave e inexplicablemente en pies de Shaqiri totalmente solo en el área y atento para rematar cruzado, de primeras, para lograr el gol que se entendía tan posible en esos últimos minutos como utópico en la primera mitad.

Era, ese empate, un cierto premio al atrevimiento suizo y un castigo a la poca solvencia española con el balón, que no pasaba ya lo suficiente por los pies de Busquets para calmarla.

Todavía con cerca de un cuarto de hora imprevisible, intentando recomponerse el equipo de Luis Enrique y de mantener el pulso los helvéticos, llegó otro golpe bajo para el conjunto de Petkovic, con la expulsión de Freuler al despejar un balón y golpear la pierna de Gerard Moreno.

Tan aparatosa la entrada como rigurosa la expulsión, la jugada resolvió un cambio de escenario en la recta final en que España buscó con determinación el gol que evitase una prórroga cada vez más cercana ante una rival cansada, cada vez más defensiva y que acabó alcanzando el objetivo del tiempo suplementario.

Asedio y sentencia

La prórroga se sospechaba un rodillo español, confirmado desde el primer instante en que Gerard Moreno rozó el gol en el primer minuto, y en dos ocasiones consecutivas en los minutos 95 y 96 lo rozaron Jordi Alba y Dani Olmo. Se resistía cada vez más apocada Suiza, buscando apenas contragolpes aislados sin solución de continuidad, y lo intentaba de todas las maneras el conjunto español… A cada minuto que pasaba con más empuje.

Milagroso Sommer rechazando a Gerard Moreno en el 101 y a Oyarzabal en el 103, la primera mitad del tiempo extra fue el aviso de lo que se le venía encima a los helvéticos en la segunda, en que otra vez apareció gigantesco el portero y a él se unió un equipo entregado a la defensa numantina ante el asedio español.

Fatigados los suizos de tanto correr detrás del balón, Luis Enrique solventó regalar el final de fiesta a Thiago Alcántara para que inventase, o lo intentase al menos, esa jugada definitiva y casi imposible ante el candado de la zaga rival. Y una y otra vez, y una más, y así sucesivamente.

Heroica en la resistencia, Suiza se dejó prácticamente la piel para alcanzar la tanda de penaltis, lo que acabó por conseguir para sentenciar el duelo a cara o cruz desde los once metros… Donde la fortuna sonrió a una España que llegó a estar contra las cuerdas para acabar ganando por 3-1 después de tres errores consecutivos, fatales, de los suizos.

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