¡Fiesta revolucionaria! Semana de la Unidad Educativa Nacional José Vicente Ochoa (+23 de Enero)

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Una enriquecida agenda será desplegada en honor al plantel con el nombre del valiente combatiente venezolano. Fotos cortesía Coordinadora Simón Bolívar.

VEA

En ocasión de la semana aniversaria de la Unidad Educativa Nacional José Vicente Ochoa, ubicada en Monte Piedad, parroquia 23 de Enero, Caracas, una enriquecida agenda cultural se desplegará para el disfrute y el crecimiento de la conciencia de grandes y chicos. La información fue ofrecida por el director de la Coordinadora Simón Bolívar, Juan Contreras.

El acto central será este miércoles 7 de junio, en las instalaciones del plantel que anteriormente llevó por nombre Diego de Lozada. El cronograma suministrado por Contreras, es el siguiente:

Semana Aniversario de la Unidad Educativa Nacional José Vicente Ochoa.

Miércoles 7 de Junio de 2023.

  1. Himno Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
    Hora: 8:00 am.
  2. Palabras de la directora Dayana León.
    Hora: 8:30 am.
  3. Orador por la UEN José Vicente Ochoa, Prof. Tomás Brito.
    Hora: 9: 00 am.
  4. Palabras de un estudiante de la UEN José Vicente Ochoa, Vocero Institucional y Segundo Vocero Parroquial, José Marcano, Vocero Principal de la OBE 5to año “C”.
    Hora: 9:30 am.
  5. Palabras de dos voceros de la comunidad, Marily Quijada, Esteban Michelena.
    Hora: 10:00 am.
  6. Palabras de una vocera de la Coordinadora Simón Bolívar, Guadalupe Rodríguez.
    Hora: 10:30 am.
  7. Poesía de Shirley Rincón.
    Hora: 11:00 am.
  8. Poesía Jimmy Ávila.
    Hora: 11:30 am.
  9. Cantautor Ricardo Linares.
    Hora: 12:00 am.
  10. Grupo de Son.
    Hora: 12:30 pm.
  • Actividad de creatividad infantil.
    Hora: 9:00 am a 12:00 del mediodía.

Vida y obra de José Vicente Ochoa

José Vicente Ochoa nació el 4 de noviembre de 1956, en Caracas, Venezuela. “Fabricio” fue su nombre de combate en homenaje a Fabricio Ojeda, periodista, diputado y activista venezolano, que luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Hijo de Otilia Ochoa y Vicente García, quienes fueron férreos opositores a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. “Tico”, como cariñosamente le llamaban en el Bloque 7 de la Parroquia 23 de Enero, formó su conciencia política en este lugar de resistencia popular y social, junto a sus hermanas Soraya, Grisel y Héctor Ochoa.

Sus estudios de educación básica los realizó en la escuela Diego de Lozada y en el Liceo Antonio Arráiz, del cual fue expulsado por considerarlo un joven de mala conducta, al asumir la organización del estudiantado para sumarse a las protestas desarrolladas en esa época, las cuales exigían transporte gratuito para estudiantes, mejoras en la infraestructura de los liceos, bibliotecas y laboratorios equipados. Mientras que el primer y segundo años de bachillerato los hizo en el liceo Luis Espelozín, culminando su bachillerato en el liceo Fermín Toro. Fabricio adquirió la costumbre de decirle a su hermana Soraya, que de no regresar a casa a las 8:00 de la noche, llamara inmediatamente a su tío Oswaldo, para que lo buscara en las cárceles de la dictadura. Así de clara era la conciencia de este luchador. Así asumía las posibles consecuencias por estar en la vanguardia de las luchas estudiantiles.

José Vicente Ochoa (o Fabricio Ochoa) se integró a la Liga Socialista (LS) durante sus estudios de Educación Media, organización política esta en la que militó al lado de Jorge Rodríguez. Posteriormente se integró al Partido Comunista de Venezuela (PCV), organización que le otorgó una beca para estudiar la licenciatura en Historia, en la Universidad Patricio Lumumba, de la Unión Soviética (URSS), por su destacado liderazgo y compromiso en las luchas sociales y políticas.
La práctica política de José Vicente Ochoa estuvo marcada por una época de revoluciones en América Latina; el triunfo de la Revolución Cubana el 1° de enero de 1959 y la Revolución Sandinista del 19 de julio de 1979. De igual manera, la figura de Ernesto «Che» Guevara fue un ejemplo a seguir que le convocaba a la idea de crear dos, tres y muchos Vietnam.

Durante su estadía en la URSS, profundizó en sus ideales comunistas, conoció y se identificó con las luchas de otros pueblos oprimidos. Así mismo, se destacó en sus análisis y debates políticos, integrándose en actividades de solidaridad con la lucha del pueblo salvadoreño, a quien finalmente terminaría ofrendándole su vida.
En 1978 conoce a Marisín Sandoya, con quien inicia una relación que da como fruto el nacimiento de su primer hijo, Ernesto, el 26 de julio de 1981, en la ciudad de Panamá, llamado así en honor al Guerrillero Heroico.

Fabricio Ochoa se integró a la Escuelas de Oficiales en el año 1980, en la URSS, junto a varios estudiantes salvadoreños militantes del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), con la finalidad de prepararse militarmente, con el fin de incorporarse a la lucha armada en El Salvador. De esta forma viajó a este país en 1981 (el mismo año en que nació su primer hijo), para integrarse al frente de combate e incorporarse a la lucha armada en los cerros San Pedro y San Vicente. Fue instructor de la escuela Che Guevara en Los Mangos.

Dentro de las estructuras del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), fue ascendido a capitán de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), en marzo de 1983. En junio de 1981, durante una invasión … del ejército, sufrió una herida leve en la sien al rozar una bala sus anteojos, mientras que su segunda herida la recibe en los glúteos cuando cruzaba de la Calle Negra a Suchitoto, rumbo al Volcán de Guazapa. Corría el año 1983. Posterior a estos eventos, el comandante de la FAL decide enviarlo a Venezuela. En su trayecto pasa por Nicaragua, donde conoce a Dinorah Aguiñada, hija del comunista, revolucionario, dirigente sindical y político, Rafael Aguiñada Carranza.

Ya en Caracas, el 17 de julio de 1984, nacen sus hijas morochas Xitlaly e Itzchel Ochoa, nombres de origen náhuatl y que significan “Estrella” y “Luna”, respectivamente. Estas niñas, al igual que su padre, Fabricio Ochoa, vivieron sus primeros años de vida en la parroquia 23 de Enero.

Posteriormente, vivirían exiliadas en Nicaragua y tras la firma de los Acuerdos de Paz, se radicarían en El Salvador, junto a su madre, donde realizarían sus estudios y se integrarían al FMLN.

Durante los años 1984-1986, Fabricio se incorpora a las luchas del movimiento bolivariano en su país natal, en donde compartió la experiencia desarrollada en El Salvador. A inicios de 1987 regresa a El Salvador para reincorporarse a la guerra civil que duró 12 años, en la misma se contabilizan más de 70.000 muertos y miles de desaparecidos. En los años 1987 y 1988 continuaron los violentos combates entre la Guerrilla Libertadora y la Fuerza Armada represora, ambos ejércitos contaban con una capacidad de ataque suficiente, sin que ninguno pudiera romper el equilibrio militar, pese a que en 1987 EE. UU. dotó a esa FF.AA represora, con la mayor ayuda económica y militar que a cualquier otro país centroamericano. Fue en ese mismo año cuando representantes gubernamentales y de la guerrilla, comenzaron a expresar su voluntad de buscar la paz e iniciar un proceso de negociación que se concretó en 1992.

El 8 de marzo de 1988, Fabricio cae en un operativo de la FF. AA. en La Montaña, Chalatenango. Tras varios intentos de búsqueda de sus restos, no han sido encontrados hasta la fecha. Su madre, Otilia Ochoa, anheló encontrarlos hasta su muerte, el 19 de abril de 2017. El nombre de Fabricio Ochoa está inscrito en distintos monumentos como reconocimiento y homenaje a él y a otros tantos internacionalistas, quienes ofrendaron sus vidas en El Salvador. Entre esos monumentos se encuentra el memorial ubicado en la Escuela de Cuadros del FMLN en Los Planes de Renderos, así como una placa colocada en La Montañosa, Chalatenango y en Guazapa, entre otros.

Fabricio Ochoa, conocido como “El Chamo” en El Salvador, era amante de la lectura y de la música de Alí Primera. Según relatan sus compañeros, tenía una mezcla marcada de militar
y caribeño; muy exigente con su tropa, pero detallista y cariñoso. Hacía ejercicios constantes para estar en buena forma física para cualquier batalla. Escuchaba y analizaba asiduamente las noticias, para conocer y opinar sobre el contexto nacional e internacional. Ochoa se identificó con la lucha salvadoreña y con otros internacionalistas, quienes al igual que él apostaron a cambios profundos para cosechar la paz y la democracia en El Salvador y el mundo.

Fabricio Ochoa, El Chamo, fue leal a sus convicciones hasta la muerte. Su vida y su obra nos hacen una invitación que se resume en un fragmento de la carta que el «Che» Guevara escribió a sus hijos: “Sobre todo, sean capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario “.

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