maikelus

VEA / Carlos A. Batatin

La organización estadounidense Codepink, instancia estadounidense dedicada a la defensa de los derechos humanos inició una campaña de recolección de firma para que la niña venezolana de dos (2) años de edad, Maikelys Antonella, secuestrada en suelo yanqui sea liberada.

Mediante la dirección digital www.codepink.org, la organización promueve la recolección de firma, con el testimonio de Yorely Bernal Inciarte, madre de Maikelys, quien solicita que por favor, «se lo ruego, dígale a la Oficina de Reubicación de Refugiados que me devuelvan a mi hija».

Hace hincapié que desde que se la arrebataron de sus brazos en 2024, la administración gringa la ha trasladado atres (3) hogares de acogida, incluido uno en el que hubo denuncias de abuso sexual«. 

Narra en uno de los párrafos «fuimos a Estados Unidos en busca de oportunidades tras años de dificultades económicas, pero en lugar de una oportunidad para construir una vida mejor, nos separaron. Me deportaron a Venezuela. A mi esposo lo enviaron a una prisión en El Salvador. Y mi bebé de un año, mi dulce Maikelys, se quedó atrás. Sola. En un hogar de acogida estadounidense».

Ante la situación que está viviendo la señora Bernal Inciarte deja claro «como madre, no puedo tomar un sorbo de agua sin pensar: «¿Tiene sed mi bebé?». No puedo dormir sin preguntarme: «¿Está calientita? ¿Está a salvo? ¿Tiene miedo?». 

«Lloro todos los días sabiendo que ella está en algún lugar sin mí, preguntándose adónde fui. Quiero que sepa que jamás la abandonaría. Un día, cuando nos reencontremos, se preguntará por qué el Gobierno estadounidense le arrebataría a una niña a sus padres», afirma la madre de Maikelys.

Relata que le arrebataron a su hija pese a que nunca hubo una audiencia. «No se presentaron cargos. No hubo juicio. No hubo oportunidad de defendernos. Simplemente nos destrozaron sin explicación alguna». 

Ella es solo una niña. Y yo soy su madre.

Reitera su llamado y nuevamente pide que por favor, «ayúdenme a contactar a quienes tienen a mi hija. Díganle a ORR que Maikelys no es huérfana. tiene madre. Tiene hogar. Me tiene a mí, esperándola en Venezuela».

«Lo que nadie te dice es que, una vez que la ORR se lleva a tu hija y ya no estás, es como si nunca hubieras existido. La ORR no tiene un plan para traerla de vuelta conmigo, solo para gestionarla, para «ubicarla». Es como si ya hubieran decidido que ya no pertenece a nosotros, sostiene Bernal Inciarte.

Seguidamente hace un llamado de madre a madre, de ser humano a ser humano: «Ayúdenme a traer a mi hija a casa. Pidan a la ORR que reúna a Maikelys con su familia. Compartan su historia. Digan su nombre. No permitan que el gobierno de Estados Unidos oculte lo que nos han hecho tras un muro de engaños».

Insiste en pedir que por favor,» «si alguna vez has amado a un niño, si alguna vez has sentido el instinto de proteger a alguien con todo tu ser, apóyame ahora».

No es un buen vecino

De acuerdo con lo descrito en www.codepink.org, durante demasiado tiempo, Estados Unidos ha dejado de ser un buen vecino, provocando desplazamientos a través de intervenciones militares, guerra económica y sanciones que perjudican a personas comunes en Cuba, Venezuela y Nicaragua. En vez de ofrecer refugio, criminaliza y deporta a quienes huyen de esas condiciones. ¡Nos negamos a permitir que se aterrorice a nuestros vecinos!.

A través de su dirección digital invitan a revisar el kit de herramientas de resistencia a ICE para obtener recursos que te ayudarán a resistir las redes, proteger a tus vecinos migrantes y tomar acción contra las políticas de deportación.

Codepink se define como una organización de base liderada por mujeres que trabaja para poner fin a las guerras y el militarismo en Estados Unidos, apoyar iniciativas de paz y derechos humanos «y redirigir nuestros dólares de impuestos hacia la atención médica, la educación, los empleos verdes y otros programas que afirman la vida».

Separación familiar

El caso de la niña Maikelys Antonella fue denunciado por su madre, Yorelis Bernal, el pasado viernes 25 de abril, al arribar a Venezuela en un vuelo de repatriación del Plan Vuelta a la Patria. De acuerdo a nota de Telesur, la joven madre dio a conocer que las autoridades estadounidense la separaron de su pequeña hija cuando ella y su esposo se entregaron voluntariamente a las autoridades migratorias. La bebé fue trasladada a tres (3) hogares sustitutos, declaró Yorelis.

El padre de la pequeña, Maiker Alejandro Espinoza, también fue secuestrado «y enviado, sin ninguna fórmula de juicio ni que medie acción de tribunal alguno», al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), «que el sátrapa de Bukele erigió en El Salvador, en una moderna representación de los trenes de la muerte que llevaban judíos a los campos de exterminio nazi del Este de Europa, durante la Segunda Guerra Mundial».

Por su parte, el Gobierno Bolivariano de Venezuela ha recurrido a mecanismos legales, políticos, diplomáticos y de acciones multilaterales, para que la infante Maikelys Antonella Espinoza Bernal, secuestrada por el régimen de Estados Unidos, sea devuelta sana y salva a su familia en Venezuela. Así lo asegura un comunicado difundido por el ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores, Yván Gil, la mañana del pasado lunes 28 de abril.

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