Néstor Rivero Pérez

[email protected]

El 23 de diciembre de 1881, hace 140 años, nació en Moguer, región de Andalucía (España), el poeta y prosista Juan Ramón Jiménez, autor de Platero y yo, uno de los libros más leído de la historia por el público infantil y juvenil en castellano, y obra traducida a la mayoría de los idiomas del mundo. En 1956 Jiménez se hizo acreedor al Premio Nobel de Literatura.

Rasgos del poeta

Desde muy joven se distinguió por una elevada sensibilidad que en algunas circunstancias le enfrentaron con bruscos cambios en su relación con el entorno, como en la ocasión en que a sus 19 años, a poco de publicar sus dos primeros poemarios fue impactado, a seguidas de la muerte de su padre, de la notificación judicial de embargo por un banco, sobre el patrimonio de la familia. Así el joven Juan Ramón, se verá sumido en crisis depresivas, que al año siguiente le llevarán a someterse a tratamientos en sanatorios del país. Y no obstante, el joven Juan Ramón encuentra en el flirteo erótico un escape a sus penurias emocionales, sosteniendo por aquellos años romances intensos con damas “solteras, casadas… con la esposa del psiquiatra que atendió su depresión tras la muerte de su padre ‘y sí, hasta monjas’, como proclamó su editor en 2007” (Wikipedia). La crítica literaria ubica a este creador, junto a José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón y Manuel Azaña, entre otros, dentro la Generación de 1914, o “Novocentismo”.

Polémicas de la finura

Un autor tan abocado a la lírica como Juan Ramón Jiménez, por momentos no podía escapar al entorno político y querellas literarias de un tiempo en que España replanteaba su destino. Y en este “ambiente de creación y polémica” (https://www.um.es) Jiménez, quien al igual que Vicente Huidobro y otros vates de los años ’30, no gustaban de la estilística de Pablo Neruda -radicado por entonces en la Península-; calificó a este último como “El mejor de los malos poetas”. De otra parte, con el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936, el poeta no titubeó al declarar su afinidad con la República; no obstante, sintiéndose amenazado por grupos extremistas republicanos, acepta la ayuda del presidente Manuel Azaña, para salir de España. Tras la derrota militar de la Segunda República en 1939, los nacionalistas del franquismo saquearon su casa de Madrid, haciendo desaparecer libros y manuscritos del poeta. Práctica que por cierto reproducirá la derecha fascista de Chile cuando, tras el golpe de Estado de 1973 que depuso al presidente Salvador Allende, fue destruida la casa y biblioteca de Pablo Neruda en la capital, Santiago.

El buen asno “Platero”

Junto a El asno de oro de Apuleyo, “Platero” es el burro más renombrado de la historia. Desde su primera edición de 1914, el libro Platero y yo se impondrá dentro del público juvenil e infantil. En 2006 será reconocido, junto a Las Crónicas de Narnia, como la publicación hispana de temática infantil y juvenil más vendida este último año. En la presentación de la obra, el autor inserta una de Georg Phillip Nóvalis, “Dondequiera que haya niños existe una edad de oro” (https://freeditorial.com). Platero, local y universal, es un cuadrúpedo casi que humano “pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos” (Wikipedia). El propio autor aclaró en una ocasión el significado del personaje: “Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren” (Ibídem). La obra, dedicada por su autor a la demente Aguedilla de la Calle del Sol “describe la amistad entre un viejo y su burrillo, una relación… en la alegría, la pena y el agradecimiento” (https://www.laverdad.es).

Sinóptico

1865

Fermín Toro

Este día falleció en Caracas Fermín Toro, quien se desempeñó como parlamentario, diplomático y orador notable. Toro, de filiación conservadora, se incorporó en 1830 al Congreso de Venezuela que ha de separar al país de la Gran Colombia. Hombre de varias vocaciones, Toro comienza a publicar en periódicos de la capital poemas y artículos sobre política, literatura y difusión científica. Su prosa y oratoria depuradas, lo convierten en figura descollante de la Venezuela de su tiempo. En distintos trabajos se señala que la hora estelar de Fermín Toro fue la inaugurada por la Revolución del 5 marzo de 1858 contra José Tadeo Monagas, capitaneada por Julián Castro. El letrado habrá de presidir la Convención Constituyente de Valencia de ese año, de donde saldrá una Constitución centro-federal. El historiador Ramón Díaz Sánchez enjuicia así a Toro: “Castro no es el padre de esta revolución. No es más que un instrumento (…) Toro procede aquí como… los conservadores de Venezuela: Renunciar a su responsabilidad, confiando en poder gobernar desde la sombra al caudillo fabricado por ellos (…) Entre el peligro de la anarquía y el del despotismo, Toro prefiere este último”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Este contenido está protegido !!