Hacia una democracia integradora, solidaria y responsable
La autora es Presidenta de Fundalatin.
Eugenia Russian
En el marco de la actual crisis mundial, financiera, alimentaria, ecológica y sobre todo ética, resulta especialmente importante desarrollar en los centros educativos como en las comunidades y organizaciones populares un análisis crítico sobre nuestro rol en la sociedad para alcanzar transformaciones que permitan un mundo más humano y justo.
En este contexto, para América Latina y el Caribe, la democracia participativa y protagónica resulta fundamental para lograr esta nueva construcción, basada en sociedades más humanas, tolerantes, pluriculturales, solidarias y responsable con los recursos que la madre naturaleza.
Esta construcción social requiere generar las condiciones educativas y formativas necesarias para sembrar en cada ser humano el germen de una conciencia ética, que va más allá del cumplimiento de necesarias normas morales o legales, sino que sea capaz de trascenderlas para asumir una acción de servicio y responsabilidad de derechos y deberes en nuestras sociedades, desde una espiritualidad liberadora que fomente los cambios imprescindibles.
En Venezuela, por ejemplo, a 213 años de nuestra Independencia, los venezolanos y venezolanas han construido diversos mecanismos sociales para construir una democracia viva, activa, pujante, basada en lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que comprende grandes avances en materia de derechos de las mujeres, los niños, niñas y adolescentes, pueblos y comunidades indígenas, personas con discapacidad y de amplios sectores de la sociedad, dejando atrás los preceptos de la democracia representativa.
Nuestra democracia participativa y protagónica es ejercida por cada venezolano y venezolana desde las comunidades, tomando control en los asuntos que les afectan y tomando las decisiones políticas necesarias para mejorar sus condiciones de vida, promoviendo cambios, dando propuestas y denunciando lo que hay que mejorar.
