Madre de venezolano secuestrado En El Salvador: Terroristas es EEUU que vive haciendo guerras
Hodalis Mariela Basulto asegura que Marcos Jesús Basulto se encuentra entre los secuestrados por Trump y Bukele. Fotos Cortesía HB.

VEA / Yonaski Moreno
«Terroristas son ellos que viven matando, haciendo guerras, que ponen a sus pueblos a trabajar para que contribuyan con esas grandes guerras, que es un país que no vive en paz». Con esta frase, Hodalis Mariela Basulto responde a las acusaciones infundadas del gobierno de Estados Unidos contra un grupo de 238 migrantes venezolanos (cifras extraoficiales) enviados ilegalmente a El Salvador. Entre ellos, se encuentra su hijo, Marcos Jesús Basulto de 34 años de edad.
En conversación telefónica con Diario VEA, Hodalis Mariela expuso que lo más preocupante de esta situación es el daño emocional que se está ocasionando a unas personas que nunca han estado en un calabozo, que jamás han sido detenidos y sin maldad en su corazón.
Resaltó que Marcos Jesús Basulto no tiene antecedentes criminales ni en Venezuela ni en EE.UU. Durante los dos (2) años y medio que vivió en el país norteamericano se apegó a las leyes y se dedicó a trabajar. Fue precisamente en su lugar de trabajo en donde fue detenido por agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos.
«Cuando llegó, empezó a trabajar lavando carros y cuando le dieron el permiso se puso a trabajar en una carnicería. Ahí duró siete (7) meses pero no le pagaban muy bien y se cambió a una pizzeria que era de unos amigos venezolanos con los que trabajó durante muchos años y le iban a pagar un poco mejor», relató la madre.
Poco tiempo después, Marcos Jesús consiguió un segundo empleo en una panadería. En este local lo arrestaron el día 12 de marzo a las 6:00 de la tarde. «Ellos llegaron a su sitio de trabajo y lo comenzaron a abordar. Lo llamaron por su nombre y le dijeron que estaba arrestado, es lo que me dice la señora de la panadería. Sus compañeros de trabajo salieron y le dijeron que debían respetar sus derechos y los oficiales respondieron que lo iban a mandar a Venezuela», señaló.
Con la voz entrecortada, Hodalis asegura que desde ese día no ha podido conversar con Marcos. «Sé que está en ese país porque hay una lista en la que aparece su nombre y porque lo he ubicado entre los videos y las fotos que pasan. Ahí encontré a mi hijo. Yo no he hablado con él, esa es mi desesperación», dijo.
«No voy a descansar hasta limpiar su nombre«
Hodalis describe a su hijo como una persona dulce, caritativa y atenta. Es licenciado en administración, egresado de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Unefa) Núcleo Maracay, estado Aragua, y padre de un hijo.
«No voy a descansar hasta limpiar su nombre. Tenga que ir hasta donde tenga que ir, su nombre lo voy a limpiar porque hay muchas personas sacando mentiras sobre ellos. El que tenga sus delitos tendrá que pagarlos, el que no los tenga es inocente. Repito, no voy a descansar hasta limpiar el nombre de mi hijo porque él no es un delincuente y no merece atravesar un momento como el que está pasando», resaltó.
Entre lágrimas, Hodalis Mariela relató que Marcos solo tiene un tatuaje, un elefante negro que se hizo en honor a ella. «Por eso tiene ese tatuaje en la mano, se lo hizo en honor a mí, porque padezco de una enfermedad y cuando me hicieron la primera cirugía él me dijo que se iba a hacer ese tatuaje porque de esa íbamos a salir».
«Le dije mil veces que regresara»
Hodalis y su hijo vivieron en Ecuador durante varios años. Ahí emprendieron un negocio familiar al que le estaba yendo bien. Pese a ello, Marcos comenzó a desear el sueño americano. «Comenzó el boom de que todo el mundo se estaba yendo a Estados Unidos y allá se vivía mejor y que lo que nos ganábamos en un mes lo podíamos ganar ahí en una semana, así que decidió irse con ese sueño y una maleta», relató la mujer.
Esperanzado, Marcos emprendió su viaje. «Todo iba marchando bien hasta que llegó a México, donde lo secuestraron unos carteles mexicanos. Para liberarlo me pidieron la cantidad de 3 mil dólares», precisó. Pidiendo apoyo a familiares y amigos, más unos ahorros con los que contaba, Hodalis logró reunir el dinero y su hijo fue liberado.
«Cuando lo liberaron le dije mil veces que se regresara pero él me dijo que no se podía regresar porque ya tenía muchas deudas y si se regresaba cómo iba a pagar. Me pidió que tuviera fe en que él iba a llegar», cuenta.
Añadió: «Él conocía las reglas en ese país y que lo podían deportar por cualquier error que cometiera, pero él es mi único sostén de hogar, yo padezco de una condición de salud que amerita siempre tener tratamiento y por eso se fue a Estados Unidos. Él me dijo: ‘mamá si nos vamos a Venezuela tenemos que tener algo guardado porque si se te presenta algo allá cómo te voy a ayudar'».