Israel: Barbarie y acumulación

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Federico Ruiz Tirado

Ante la mirada de quienes sentimos la libertad en el corazón y luchamos por ella, hombres y mujeres de este planeta acorralado a sangre y fuego, que ahora arrastra con ferocidad a la esperanza por el fango de la desgracia de una pandemia que, a decir de un personaje de Camus en La Peste, no es otra abstracción y si lo fuera sería tan despreciable como turbulenta, la masacre de Israel a Palestina es un dolor hondo, otra opresión del capitalismo, una de sus garras extendida sobre un territorio, un acto asesino de acumulación, esencia misma de ese modelo frente al cual el propio Marx quizás no llegó a vislumbrar en todos sus aspectos.

Palestina es una nación que resiste y respira luchando por su derecho a tener patria (¿otra abstracción?); consagrar su territorio y ejercer su autodeterminación. Hoy nuevamente la barbarie sionista la ataca sin piedad, reeditando su malignidad contra un pueblo casi errante (pero valiente) de corazón indómito, al que los asesinos por temor intentan apagar.

 

Nakba

Hace poco más de medio siglo, el 14 de mayo de 1948, se proclamó la creación del Estado de Israel. Para las palestinas y palestinos, ese día se conmemora el 15 de mayo como la “Nakba”, la barbarie: Una ablución étnica que originó el éxodo de casi un millón de seres humanos desterrados, mancillados, mortalmente desarraigados. En el presente el pueblo palestino, soportando años duros de ocupación colonial, de sitiados como en el apartheid, la Nakba sigue recorriendo y carcomiendo su cuerpo. Sin derecho al retorno de esos desdichados exilios, cautivos sus descendientes y frente a consagración en la sacrosanta resolución 194 de la ONU.

Ante esa realidad repetida y continuada, nos preguntamos: ¿Cómo es posible que Israel, el primer productor de armas del mundo, la escuela donde se entrenan los más grandes asesinos y mercenarios, mantenga ese perverso estado tensional de agresión y violencia contra hombres desarmados, mujeres y niños, como el gato maula que juega con el ratón en una danza de muerte que disfruta sádicamente con el dolor que causa?

Sionismo y negocio

Para el sionismo israelí, Palestina es su razón de existir. Es un perverso campo de concentración, en el cual descargan sus odios raciales y envenenan con sus relatos épicos a sus pobladores. Es posible afirmar que atacan a Palestina para mantener la guerra como negocio y alejar la paz, la cual implicaría un cambio en la estructura de su infesto Estado guerrista, situación con la cual perderían el mercado demandante de muerte que es su negocio.

Pero Palestina resiste y se multiplica por millones en todo el planeta y mientras la dignidad exista como valor humano, Palestina estará allí, en la cima de una lucha sin cuartel.

Un compañero palestino nos reporta desde el lugar de los hechos, que vive en las entrañas del monstruo y por tanto debe cuidarse de las fuerzas de ocupación israelí, las cuales solo con sospechar su presencia le asesinarían o apresarían por tiempo infinito en sus cárceles.

Le preguntamos: ¿Qué pasa en Palestina? Y nos dice: Ustedes tienen todos los detalles –nos dice– y lo que puedo agregar es que lo que está ocurriendo viene planteándose desde hace muchos años por parte de la derecha y la ultraderecha israelí en la ausencia del diálogo de paz entre ambas partes. En Israel se ha fortalecido una generación extremista con la cual Netanyahu se mantiene en el poder como una estatua. A comienzos del mes del Ramadán, prohibió a los palestinos residentes de Cisjordania visitar la Mezquita del Aqsa, y cada noche atacan a los musulmanes en pleno rezo, mientras por el otro lado, en el sector del Sheik Yarrah, en Jerusalén del Este, los colonos israelíes están amenazando con sacar a sus familias de sus casas e invadirlas, con el pretexto de que ese terreno es de los judíos que emigraron a los EEUU en los años 1870.

Las familias palestinas presentaron ante la Corte Suprema Judicial israelí sus documentos de propiedad y están esperando la decisión de los jueces israelíes sobre este tema; en ese marco, los jóvenes palestinos de Jerusalén salieron a protestar contra las acciones provocadoras del ejército israelí y explotó la situación en todos los territorios palestinos, incluyendo Gaza, Cisjordania y en los pueblos donde habitan los palestinos que viven en Israel.

Lamentablemente el mundo occidental sigue defendiendo a Israel, mientras se olvidan del palestino que busca vivir en paz y libertad en sus terrenos ocupados por Israel.

La otra realidad de la que no se habla en el mundo, es que en Palestina la frustración entre la población ha llegado a un nivel deplorable; casi no queda territorios para establecer el Estado Palestino y cada día los asentamientos israelíes crecen, mientras que nosotros no podemos tomar control de nuestro territorio.

La Israel de hoy no es la misma Israel de la época de Yitzak Rabin, en donde hubo líderes de centroizquierda que firmaron la paz con la OLP y se hicieron avances de paz.

Netanyahu y sus colonos, destruyeron toda oportunidad para resolver este conflicto y estamos en situación de confrontación, y al parecer esto no se va a terminar simplemente porque los sionistas no nos reconocen a nosotros como dueños de nuestros territorios, sino a ellos.

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