Néstor Rivero Pérez

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El 18 de diciembre de 2020, hace un año, falleció en Caracas el periodista, exdiputado y defensor de los derechos humanos, José Vicente Rangel Vale, quien a su vez ejerció la Vicepresidencia de la República entre 2002 y 2007. JVR consagró su nombre en la historia republicana del siglo XX, por su sostenida defensa de los DDHH de prisioneros políticos a lo largo del régimen puntofijista.

Polis y DDHH

Desde muy joven JVR se abocó a la actividad política, iniciándose de la mano de Jóvito Villalba, cuyo mensaje civilista y de soberanía nacional, a mediados del siglo XX, concitó el interés de jóvenes como Fabricio Ojeda y José Herrera Oropeza, así como letrados de la talla de Mario Briceño Iragorry. En 1957 José Vicente tuvo destacada actuación en los contactos de clandestinidad que facilitaron la reuniones de Fabricio Ojeda -por entonces reportero de Palacio del diario El Nacional y militante de URD-, con Guillermo García Ponce, del PCV, y cuadros de otros partidos, para conformar la Junta Patriótica, organismo fundamental en la conspiración que en enero de 1958 dio al traste con la última dictadura militar de Venezuela.

Expediente Negro

Entre los años ’60 y ’70, JVR se distinguió como diputado, por la defensa consistente de los DDHH, atendiendo a cuanto familiar de desaparecido político, o de militantes revolucionarios detenidos por cuerpos de seguridad, se apersonaban a su oficina parlamentaria, movilizándose ante las instancias del Estado, reclamando la liberación de las víctimas y respeto a su integridad física y moral.

Con Hugo Chávez

El Comandante Hugo Chávez Frías entabló con José Vicente una relación personal desde sus tiempos de cadete de la Academia Militar de Venezuela, en los años ’70, cuando el entonces diputado y aspirante presidencial de la izquierda venezolana, iba a visitar a su hijo José Vicente Rangel Ávalos, por entonces cursante de la carrera militar. Si bien en esa época José Vicente era una figura pública con amplia audiencia en círculos políticos, culturales, populares y medios, el joven Hugo Chávez, tal como este lo confesaría en una alocución de su programa Aló Presidente, veía en JVR un referente de honestidad y civilismo respecto al modo de ejercer la controversia por el poder político del país. Y así lo reiteró, según recuerda el periodista Eligio Rojas, en una de las últimas entrevistas que José Vicente en su rol de periodista le hiciera en un canal de televisión, cuándo al preguntarle Rangel de quién tenía Chávez envidia, este último contestó “¿De quién sientes envidia?”, preguntó el periodista. “De ti… 90 años casi y mira cómo estás, impecable, esa claridad” (https://ultimasnoticias.com.ve). Como Ministro de la Defensa en 2001, a JVR le tocó encarar el golpe de Estado del 11 de abril, sorteando con sumo tino y sin excesos de represalia, la extrema coyuntura que depuso por 48 horas al Presidente Constitucional Hugo Chávez.

Justa requisitoria

Sin embargo, como él mismo se definió en distintas oportunidades, José Vicente Rangel era hombre no del poder, sino del contrapoder, de quien se sabe emisario de una misión histórica, la del pesquisidor de rutinas administrativas y la buena hechura fuera y dentro del Estado, a lo interno y al margen del proyecto histórico bolivariano al que acompañó por siempre, asumiendo públicamente, con la autoridad de quien ha dictado cátedra en defensa de los DDHH en tiempos de terrible persecución a corrientes de izquierda, observaciones ante las dinámicas de eventual  distorsión en campos como el manejo de fondos públicos, e igualmente en la necesidad de ampliar  el arco diplomático de Venezuela, para sortear cerco que se ha pretendido tejer en contra de la nación.

  

Sinóptico

 1816

Expedición de Jacmel

Este día el Libertador Simón Bolívar zarpó del puerto haitiano de Jacmel tras organizar, con el patrocinio del magnánimo presidente Alexandre Petion, una segunda expedición libertadora hacia Venezuela. Su propósito era ponerse al frente de las operaciones bélicas contra la Corona española y dar la definitiva independencia a su patria. Bolívar, quien había llegado en septiembre de 1816, por segunda vez a Haití, habría de retornar a Margarita con pertrechos y hombres, el 28 de diciembre, recalando en el puerto de Juangriego. En este último destino el Libertador se vio reconocido por el jefe militar de la isla, Juan Bautista Arismendi. Con un voluminoso armamento, aunque poca tropa, se dirige a Barcelona, estableciéndose en la Casa Fuerte. Luego de confirmar que sus amigos expedicionarios de Ocumare de 1816 habían sobrevivido y se encontraban operando en Guayana, Bolívar se encamina a dicha región para completar la liberación del Orinoco y darse la mano con su destino continentalista. En esta segunda Expedición de Haití, el Libertador fue auxiliado por el marino francés Agustín Gustavo Villeret, cuya flotilla fue decisiva para armar las siete goletas libertadoras.

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