Néstor Rivero Pérez

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El 8 de octubre de 1948, a la prematura edad de 41 años, falleció en Caracas Juan Pablo Sojo, quien en la misma época de Miguel Acosta Saignes dio inicio a las investigaciones con rigor científico, sobre los procesos culturales de la población afrodescendiente radicada en la región mirandina de Barlovento y litoral central venezolano.

Su perfil

Reconocido por su contribución al estudio del “habla y la cultura proveniente de la tradición de origen africano en el país” [https://saberesafricanos.net]. Sojo, oriundo de Curiepe (Miranda), destacó como redactor en distintos órganos de la prensa escrita de la época, divulgando temas relacionados con el ancestro afrovenezolano, contribuyendo de este modo a la comprensión del pasado etnográfico del país. Al momento de su desaparición física Sojo, quien era miembro de la Asociación de Escritores de Venezuela (AEV), se desempeñaba como jefe de la Sección de Folklore Literario del Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales, institución creada el 30 de octubre de 1946, quedando adscrita al Ministerio de Educación.

Estudiosos afrocaribeños

Las investigaciones pioneras de Sojo se inscribían en las corrientes que para la época cultivaban el cubano Fernando Ortiz, con quien entabló provechosa amistad, y el brasileño Gilberto Freyre, con antecedentes en la obra del escocés James George Frazer, autor de una densa obra sobre las “creencias mágicas y religiosas de todo el mundo”. Dicho enfoque de antropología social y folclore en el tránsito del positivismo a las ciencias sociales, atrajo en la Venezuela del siglo XX, la atención de letrados como Mario Briceño Iragorry, César Rengifo y Juan Liscano entre otros. Datos y elementos dispersos y que sirven de fuente a la moderna antropología, se encuentran en la obra de Alejandro de Humboldt, Arístides Rojas y Lisandro Alvarado.

Nochebuena Negra

Además de Nochebuena Negra, su libro más celebrado, Juan Pablo Sojo fue autor de Tierras del Estado Miranda, Temas y Apuntes Afrovenezolanos, Cantos Negros y Sambo, algunos inéditos hasta hoy, así como de una copiosa obra como articulista de la prensa diaria del país.

“Paisaje erótico”

Así titula Pedro Lahya un capítulo de su enjundiosa biografía sobre el investigador barloventeño, y quien al referirse a la bailarina Altagracia “a quien el deseo le apretaba en los senos” [Juan Pablo Sojo. Pasión y acento de su tierra, Biblioteca Popular Venezolana, Ediciones INCIBA, Css, 1968], así como al lujurioso atractivo de  Teodora «quien se sabía con poder sobre los hombres” [Ibídem], hace recordar al lector figuras galleguianas, como la Rosángela de Cantaclaro al momento de escaparse colgada en el Florentino. O como la hembra que exalta con vigor en Doña Bárbara, cuando la propia ‘Devoradora de hombres’ vierte en despecho su amargura al no lograr la doma de Luzardo. Y también trae a la memoria impetuosas pasiones como las que se recogen en La Negra del Maraquero, mediante las cuales Ernesto Luis Rodríguez sostiene que entre “Guatopo y Paso Real / las mulatas son alegres / como brisa en morichal” [https://delagran.blogspot.com], y que en medio de broncosa fiesta el arpista Carvajal, abandona el toque de cuerdas, para increpar a su negra “¿Qué te pasa Casimira? / nunca miras para acá / ¿Eres tú tierra baldía / o potranca sin bozal?” [Ibídem]. Tal coronación de sentimientos alcanza en Sojo su cincel al modelar con precisión escenas de la fiesta de San Juan, que se celebra en Curiepe cada año, la Nochebuena Negra del 24 de junio.

  

Sinóptico

1967

Ernesto Che Guevara y “El hombre nuevo”

Este día fue capturado a sus 39 años en Ñancahuazu, en selvas de Bolivia, el médico e internacionalista Ernesto Che Guevara, figura crucial de la Revolución Cubana, teórico del socialismo y hombre de acción armada, luchando por el ideal de un mundo que diese paso al hombre nuevo y a la mujer nueva. Al margen del método de lucha que con su mayor honestidad le costó la vida, el pensamiento del Che en torno a la formación del hombre nuevo y la mujer nueva, constituye tema de acuciante vigencia en la búsqueda de propuestas para la construcción de un mundo que se sobreponga a las tendencias primarias e instintivas de la avaricia y la acumulación de bienes como fin en sí mismo, que cimentan como valores, la civilización occidental. De otra parte, vivir como se piensa es rasgo de ética y virtud que nadie puede desconocer. El Che fue hombre de acción armada y pensamiento profundo sujeto a la controversia, y susceptible de aprender de sus propias experiencias y equívocos. El escritor argentino Néstor Kohan ha indicado “Tuvieron que pasar más de dos décadas desde el asesinato del Che Guevara para que comenzaran a aflorar, tímidamente, otras facetas de su vida. El Che como estudioso del capitalismo, analista de la transición al socialismo y polemista al interior del marxismo” [Los estudios desconocidos del Che Guevara]. Al momento de su captura, la mayor carga en su morral era la de los libros que leía en su campamento.

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