La Unión Económica Euroasiática y un mundo mejor
El autor es ingeniero.
Vladimir Castillo Soto
El 6 de febrero del presente año, se reunió en Almaty, Kazajistán, el Consejo Intergubernamental de la Unión Económica Euroasiática, conformado por los jefes de gobierno de los países miembros, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia.
La Unión Económica Euroasiática (UEEA) inició sus actividades oficialmente el 1° de enero de 2015, luego de un esfuerzo de más de 20 años, en los cuales se transitó por varias organizaciones de integración y cooperación económica, conformadas por exrrepúblicas soviéticas con intereses afines.
La superficie total abarcada por la UEEA es de más de 20 millones de Km2, más de 180 millones de habitantes y un gran mercado de 1.9 billones de dólares (2020), siendo de esta manera la organización internacional de este tipo con mayor área en el planeta. Dos características son muy importantes dentro de la UEEA: el libre movimiento de mercancías, capitales, servicios y trabajadores dentro de los territorios que la forman, así como el desarrollo de una política común en algunos sectores básicos, como la energía, la agricultura, la industria y el transporte. Además del Consejo Intergubernamental cuentan con el Banco de Desarrollo Euroasiático, la Corte de Justicia y la Comisión Económica Euroasiática, como herramientas para llevar adelante sus acuerdos y zanjar sus controversias.
Varios países de la región y fuera de ella aspiran sumarse a la UEEA, para disfrutar de los beneficios que en aspectos comerciales y económicos se han hecho evidentes hasta ahora. Una característica de mucho relieve es la relativa a la conservación absoluta de la soberanía, al no ceder ningún tipo de competencia al órgano común, además del hecho de que todas las decisiones del Consejo Intergubernamental son tomadas por consenso.
Otra de las grandes ventajas de pertenecer o establecer acuerdos con la UEEA, es que la mayor parte de las transacciones e intercambios se efectúan en monedas nacionales, por ahora principalmente en rublos, lo que favorece a economías que como la cubana, la nicaragüense o la venezolana, se encuentran bajo el bloqueo y otros ataques ilegales e injustos de EE. UU. y la Unión Europea (UE).
Fortalecer y ampliar los espacios de acción de la UEEA es uno de sus objetivos, para lo cual ha suscrito memorandos de entendimiento con organismos multilaterales como Mercosur, ha establecido zonas de libre comercio con Vietnam, Singapur, Serbia e Irán y están en proceso los acuerdos con Egipto e Israel con el mismo fin. Ha firmado memorandos de cooperación bilaterales con Indonesia, Emiratos Árabes, Perú, Chile y China. Mientras tanto, Cuba es miembro observador y su primer ministro Manuel Marrero Cruz, hace pocos días ratificó el compromiso de la isla de potenciar su inserción en ese mecanismo de integración. Avanzando se puede pensar en un nivel de integración superior o estratégico, como suelen llamarlo, directamente entre la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y la UEEA, lo que sin duda, en las actuales circunstancias, abriría espacios y facilitaría los procesos económicos, comerciales y financieros de nuestras naciones asediadas.
Por otro lado la UEEA y el BRICS están buscando la manera de establecer un sistema de pagos común, con el objetivo de reducir la dependencia del sistema monetario occidental, el cual ha demostrado su alta capacidad para violar todas las normas internacionales, imponiendo medidas unilaterales (“sanciones”), congelando y confiscando (léase robando), activos e impidiendo realizar transacciones en sus sistemas financieros.
En el actual momento de lucha por la consecución de un nuevo orden mundial, multipolar y pluricéntrico, que asegure la justicia social y respete plenamente la autodeterminación de los pueblos y la soberanía de las naciones, tal cual está planteado en la Carta Fundacional de las Naciones Unidas, el fortalecimiento y consolidación de instituciones multilaterales de carácter político, económico y militar independientes y fuera del núcleo occidental, tales como la UEEA, el Grupo de los 77 más China, el Grupo de Países No Alineados, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión Africana (UA), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Organización de Cooperación de Shanghai, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la ALBA-TCP, entre muchas otras, son factores fundamentales para el avance y consolidación del mundo multipolar; incluso organizaciones que fueron creadas para servir al imperialismo y profundizar el neoliberalismo, hoy día con líderes progresistas y con actitud soberana, pueden sin duda, ayudar a fracturar la visión imperialista de EE. UU. y sus obedientes seguidores europeos, que pretenden imponer lo que ellos llaman “orden internacional basado en reglas”, haciendo uso de su organismo policial-militar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Reglas antidemocráticas, injustas, ilegales y opresivas, que revelan su verdadero rostro, contrarias a su falso discurso de libertad, justicia y libertad, impuestas para pretender continuar manejando el mundo desde un solo polo de poder, que siga concentrando la riqueza en un número de manos cada vez más reducido, pretendiendo oprimir a las grandes mayorías, incluidas las de sus propios países.
Sin embargo, si se hacen las tareas pendientes de organización, unión e integración de los pueblos, si se fortalecen y amplían los mecanismos nombrados, si se logra que la real mayoría de países miembros de la ONU defiendan y exijan la aplicación y respeto de la Carta Fundacional y logren hacer los cambios necesarios para poner a esa institución al servicio verdadero de los pueblos, más temprano que tarde viviremos en un mundo mejor.
Cabe destacar que este modelo que aplica la U.E.E.A. de somar a más paises a su organización pueda constribuir en el caso de los Estados Suramericanos al desarrollo de economía suntentables ya que en las últimas décadas varios pases Suramericanos se han visto afectados por golpes de Estado. Sanciones económicas y bloqueos ocasionando un atraso en su economía todo esto planificado por Occidente y Unión Europea. Otro de lo punto positivo son las transacciones e intercambios se efectuarán en monedas nacionales esto abre una grieta en el intercambio internacional que cotidianamente es movido por la ejemonía del dólar como moneda única mundial.