¡Lealtad inquebrantable! Caperucita Roja de Chacao: Sabiduría y conciencia de clase
Jamás renunció a su militancia, pese a ser víctima del asedio fascista en varias ocasiones. Fotos Franklin Domínguez / Internet.
VEA / Yonaski Moreno
Para Gloria Marlene Vanegas, prepararse para una concentración, marcha o cualquier evento político- social vinculado a la Revolución Bolivariana, era todo un rito. Su personalidad, alegre y vibrante, era potenciada por sus vistosos atuendos rojos, los mismos que la llevaron a ser conocida como la Caperucita Roja de Chacao. Era muy temática al momento de elegir qué vestir, porque además de revolucionaria y luchadora social, tenía dotes de costurera, y en una maravillosa conjugación de ambas pasiones, creaba o personalizaba su vestimenta de acuerdo a cada ocasión.
Caperucita llegaba a todas partes en una moto con sus pompones, sombrero y capa. También tenía un morralito rojo, en el que llevaba una agenda y un telefonito rojo, a través del cual –aseguraban sus camaradas en medio de bromas– se comunicaba con el comandante Hugo Chávez, y más tarde, con el presidente Nicolás Maduro. Esa creencia partía del trabajo social que hacía. A quien se le acercara para solicitarle ayuda, le tendía la mano. Para lograrlo, iba personalmente a distintos ministerios para buscar apoyo. Jamás desempeñó cargo alguno en la Administración Pública. «Todo lo que hizo lo hizo de corazón».
«Ella se consideraba un alma joven y rebelde, con una energía impresionante y hasta el último día de aliento estuvo Caperucita precisamente acompañando leal a la revolución, leal al legado del comandante Chávez y en defensa del presidente Nicolás Maduro», rememora con emoción su hija, Merli Vanegas, en visita realizada a Diario VEA.
¡Ese era el hombre!
Gloria Marlene –quien partió a la eternidad la madrugada del 04 de octubre– era de origen muy humilde. Desde muy joven trabajó en fábricas textiles en los Cortijos de Lourdes y también en una fábrica de helados en Chacao, y desde el primer momento fue contra las injusticias a las que eran sometidos los obreros durante la Cuarta República, en especial, los relacionados a la mujer.
«Fue una mujer que escasamente tuvo primaria, pero fue una mujer con una gran sabiduría popular producto precisamente de esa gran conciencia de clase que tenía como trabajadora y sobre todo como mujer. Desde ahí se inicia ella en esas luchas sociales», relató Merli.
Más tarde, sus esfuerzos tomarían mayor impulso, inspirados en una voz que la llenó de esperanza. Ocurrió el 4 de febrero de 1992, cuando el entonces teniente coronel Hugo Chávez pronunció el histórico «por ahora».
Sobre aquella escena, Caperucita siempre decía: «Cuando yo escuché a ese hombre decir ‘por ahora’ siempre supe que ese era el hombre que necesitaba Venezuela para cambiar toda esa situación que estaba viviendo para ese momento con todos los gobiernos de la Cuarta República», recordó su hija.
Siempre valiente
Merli Vanegas reveló que llegó a temer por su madre ante el permanente asedio fascista, pero luego se acostumbró a verla como una mujer valiente porque Caperucita nunca le tuvo miedo a los extremistas. De hecho, tenía un grito de guerra: «Quién dijo miedo y en Chacao menos».
El temple de Caperucita no quedaba solo en palabras, aseguró su hija, al recordar algunos escenarios que demuestran la fortaleza de su progenitora.
Desde el triunfo de la Revolución Bolivariana, Chacao, un municipio de clase alta en el estado Miranda y cuyos alcaldes siempre han sido políticamente adversos, se convierte «en el reducto de esa oposición fascista, terrorista, que adversó al presidente Hugo Chávez desde sus inicios, pero con un plan político de violencia, con una agenda política fascista». Para ellos era impensable tener en su territorio una mujer como Gloria Marlene, que además vestía completamente de rojo, el color del pueblo.
Caperucita fue víctima del fascismo en múltiples oportunidades, «no solamente víctima por agresiones verbales sino también por agresiones físicas. Llegaron a dar tiros de perdigones, le llegaron a disparar en la plaza El Indio», relató.
También su familia fue víctima de este asedio. En 2014, durante las guarimbas que dejaron como resultado un saldo de 43 personas fallecidas, Merly y uno de sus hermanos fueron agredidos en Chacao.
«Abogada al fin, consiente y creyente de lo que era un derecho a la circulación, yo le dije a mi hermano: ‘vamos a bajar esas alcantarillas y pasamos’. Cuando nosotros bajamos las alcantarillas, de inmediato rodearon a mi hermano, pasó un hombre y me identificó como la hija de caperucita. Yo me bajé de la camioneta y es cuando comenzó todo el desastre, el fascismo, la cosa más aberrante que yo haya sentido como ser humano, como mujer», narró.
«Era una horda de gente, algunos de ellos eran inclusive vecinos de Chacao, otros no lo eran y nos agredieron. Sacaron un punzón y apuñalearon a mi hermano, le atravesaron el pulmón. A mí me rompieron la blusa, me quitaron los zapatos e intentaron meterme en una alcantarilla que estaba llena de bombas molotov», añadió a la terrorífica historia.
Al enterarse de la cobarde agresión a sus hijos, Caperucita se dirigió de inmediato al Hospital Militar, desde donde se comunicó con los medios para denunciar ante el mundo la agresión fascista que se ejecutaba en Chacao.
A pesar del asedio, Gloria Marlene nunca contempló la posibilidad de renunciar a su militancia. «Hasta su último suspiro estuvo Caperucita ahí, defendiendo a la revolución, defendiendo al comandante Chávez y defendiendo al presidente Nicolás Maduro».
Precursora de los puntos rojos
Desde el inicio de la Revolución, Gloria Marlene convierte la plaza El Indio, en Chacao, en su bastión. Hasta ese espacio trasladaba, con ayuda de alguno de sus nietos, una mesa de plástico de color rojo, con unos banquitos y un termo de café. Ahí recibía a las comunidades populares de La Cruz, Bello Campo, Pedregal y Bucaral, con quienes además de compartir un café, intercambiaba opiniones sobre el proceso revolucionario.
Tras el golpe de Estado de abril de 2002, Caperucita suma otro elemento a la reunión: un televisor. «Recordemos que uno de los elementos fundamentales de ese golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez fue precisamente la hegemonía de los medios, todos los medios estaban en contra, sobre todo los medios audiovisuales y estábamos conscientes como revolucionarios de que no teníamos medios y ahí comienza caperucita, con un televisor para dar a conocer todos los programas que hacía el presidente Chávez y todo lo que se estaba dando en el marco de la defensa de la revolución», explicó Merly.
Caperucita también tuvo que librar importantes batallas en este espacio, pues, con regularidad, la Policía de Chacao intentaba desalojarla, a lo que ella, firme, respondía: «Y a ustedes quién los autorizó a meterse en la plaza El Indio si ustedes tienen allá su plaza Altamira donde están sus militares golpistas y donde han hecho todo un centro de violencia y de fascismo».