También serán distribuidas por el mecanismo COVAX. Foto Internet.

Pedro Estacio

@Urgentess

Ignoro si es el impacto de la pandemia, la agresión inmoral e ilegal del imperio estadounidense y sus arrodillados, el cambio climático, el desconocimiento e incapacidad para enfrentar las realidades que acontecen, lo que se organiza en un duro padecimiento contra los venezolanos.

Es bueno dejar claro que lo anterior se agrava con la miseria mental de quienes a diario especulan a sus semejantes con una sonrisa en los labios, como si se trataran de sujetos de otro planeta.

Las lluvias dificultan el asunto, lo que empeora con las nunca tratadas filtraciones de aguas que corren y afectan bajo las calles, siempre haciendo de las suyas. Las aguas en ocasiones corretean por sobre las vías, al igual que la basura, mientras las alcantarillas y desagües se aprecian tapados y otros rotos.

Las personas en las calles se quejan (y en ocasiones lo hacen por radio) del escándalo de lo que algunos llaman “rumberos hasta madrugar”, de lo que saben mucho los ciudadanos de casi todas las urbanizaciones, barrios y sectores de las parroquias, así como del desconocido negocio del suministro de gasolina y también de gas.

Ni hablar del transporte, cuyos secuaces conductores, nada solidarios con las personas, no le paran ni medio milímetro a la situación económica que vive la gente y en particular los adultos mayores, a quienes les cobran por igual la tarifa que ellos imponen cada vez que hay un incremento de la diabólica y paralela moneda sin respaldo, que es el dólar. Eso sí, jamás ven la cotización que presenta el Banco Central de Venezuela.

La solidaridad no hace acto de presencia en todos los sectores ni abraza a todas las personas y mucho menos a quienes carecen de amplias relaciones, las cuales a veces son más frecuentes con el de la bodega más cercana.

Quizá los que se creen dueños del planeta son los responsables de todo lo que nos acontece. No estamos como Afganistán ni somos vecinos de Israel, pero tenemos que estar alertas ante los enemigos (porque es así como se comportan) de la Revolución Bolivariana, quienes suelen mentir a más no poder en sus intentos de agresión.

Sabemos que no ha sido fácil. Los venezolanos debemos pensar que hasta ahora nadie ha hecho por los ciudadanos de esta hermosa nación, como lo hizo y sigue haciendo el Comandante Hugo Chávez a través de Nicolás Maduro. Enseñar a leer y a escribir, estudiar sin problemas en todo el país a través de nuevas escuelas, liceos y universidades; tener vivienda, ser atendido en salud y deporte, crear mejor sistema carcelario y cientos de cosas más que han sido disminuidas por los enemigos y adversarios de la revolución que inspiraron Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, en el líder de Sabaneta.

Es imposible olvidar en estos días -porque las estadísticas las conocen la Oficina Panamericana de la Salud (OPS), y la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instancias internacionales-, que pese a los robos que nos han hecho los enemigos de Venezuela, somos una nación con índices muy bajos en lo que concierne al contagio del Covid-19 y sus diversas variantes, y aunque con algunos detallitos con las vacunas, las cosas van saliendo.

Compete pues, a la Revolución Bolivariana enfrentar los males descritos, que son parte de una lista más grande en la que se encuentra la corrupción, la apatía y la traición de otros. Imagino que todo debe ser un asunto bajo análisis y tratamiento, cuya solución tiene que estar en camino.

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