Hijo, no decaigas. Yo no he decaído, dice madre a su hijo secuestrado en El Salvador
El mensaje lo envía Ivonne Rivas de Benavides a su hijo Yornel Santiago, uno de los 238 jóvenes secuestrados por Trump y Bukele. Fotos Franklin Domínguez / Ivonne Rivas

VEA / Yuleidys Hernández Toledo
«Hijo no decaigas, aquí está tu mamá con fortaleza, no he decaído. Ten mucha fortaleza que vas a salir de esta. Yo estoy aquí de pie para darte la fortaleza que necesitas. Ten mucha fuerza, porque en el nombre de Dios, que es el Todopoderoso, vas a salir de esto, al igual que los demás. Esto debe ser un propósito que tiene el Señor con ustedes, van a salir libres, porque no son delincuentes, son inocentes, trabajadores. Tú mamá está contigo, hijo».
El mensaje anterior lo envía Ivonne Rivas de Benavides a su hijo Yornel Santiago Benavides Rivas, uno de los 238 jóvenes secuestrados por los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador, el primero liderado por Donald Trump, y el segundo por Nayib Bukele.
Sin poder contener las lágrimas en la conversación telefónica que sostuvo con Diario VEA, relata que su hijo de 28 años, al igual que otros jóvenes, se fue del país buscando mejoras económicas para poder ayudar a sus familiares, «para arreglar la casita».
Describe que partió hace un año y medio, buscando el llamado «sueño americano». Su detención durante más de un mes en suelo yanqui por «migrante» y su posterior secuestro en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una prisión salvadoreña donde se cometen violaciones de derechos humanos, evidencia que no lo encontró.
Con la voz temblorosa, mezcla de llanto y angustia, Ivonne cuenta que la última vez que conversó con su hijo fue el sábado 15 de marzo. «Me llamó a las 9:00 de la mañana a decirme que lo iban a pasar para Venezuela, que el avión salía a las 12:00» del día siguiente. Llegó el domingo, y «tempranito fui a Maiquetía para ver si él había llegado; pero el avión nunca llegó, lo pasaron a El Salvador, desde entonces estoy desesperada. Los engañaron, dijeron que los traían a casita y los mandaron a El Salvador».
–«¿Cómo se enteró de que su hijo estaba entre los secuestrados a El Salvador?», preguntamos durante la conversación, a lo que de inmediato responde, que fue por las listas que han circulado en los medios de comunicación. En efecto, el nombre de Yornel Santiago Benavides Rivas aparece en la información que divulgó la semana pasada el portal estadounidense CBS.
«Mi hijo no es del Tren de Aragua. En Venezuela no tenia ningún problema con la justicia. Es un muchacho sano, que estaba trabajando para ayudarnos (…) Se fue buscando una mejor vida para ayudarnos, para arreglar la casa», manifiesta Ivonne, quien reside en el populoso sector caraqueño de Catia.
Cuenta que en su tierra natal, la que lo vio crecer, trabajaba en el sector de la construcción; mientras que en suelo yanqui hacía «delivery». Yornel tiene dos hijas: una de cinco (5) años que vive con su madre en Catia, y a quien no le han contado lo que sucede con su padre para no angustiarla. Relata que la menor siempre pregunta por él, y le dicen que está trabajando. También tiene una niña con otra pareja que se encuentra en territorio gringo, aclara que no vivían juntos.
Al preguntarle qué estaba haciendo su hijo cuando lo detuvieron, relató que el hecho ocurrió el 8 de febrero de este año en Carolina del Norte. Señaló que se encontraba con unos amigos en casa, entre ellos un muchacho que es barbero y uno que quiere ser cantante. «Eran como ocho muchachos, estaban haciendo un video, cuando fueron detenidos». Era sábado en la noche, «estaban compartiendo». De ahí se los llevaron a un centro de detención en Texas y posteriormente a un centro para inmigrantes en Georgia.
Solidaridad entre venezolanos
La solidaridad que caracteriza al venezolano vuelve a quedar latente en la historia que narra Ivonne. Y es que ella no tenía como «recargar» saldo al centro de detención donde se encontraba Yornel para que él se comunicara; pero los amigos que fueron capturados junto al joven le regalaban llamadas.
«Me llamó varias veces porque familiares le recargaban a sus amigos y ellos le daban una llamada a él. Esas recargas cuestan 60 dólares, que se dividen entre cuatro o cinco llamadas, y los otros 30 dólares para la comida. Yo no tengo esos recursos», expresó con agradecimiento a quienes hicieron posible que ella pudiera conversar con su muchacho.
Esperanzas puestas en Dios y en el Gobierno
Ivonne Rivas es una de las madres que integra el Comité de Familiares de las Víctimas constituido por el jefe de Estado, Nicolás Maduro, el 19 de marzo. Participó en la reunión que sostuvo la instancia con abogados venezolanos y salvadoreños que trabajan en la defensa de los secuestrados. Dio a conocer que el viernes 21 firmó un poder a los juristas para que defiendan a su retoño.
En declaraciones a este medio manifiesta que tiene las esperanzas, primero en Dios, y luego en el Gobierno nacional, en el presidente Nicolás Maduro y en Diosdado Cabello, de que van a lograr rescatar a los venezolanos secuestrados en El Salvador.
Afirma que si tiene que ir a El Salvador a elevar su voz para que le devuelvan a su hijo ella va. «Suelten a esos muchachos, ellos no tienen nada que hacer en El Salvador, que los manden a su país, que si ellos tienen algo que pagar, lo hacen aquí. Ellos no son de El Salvador, devuélvanlos. Las madres estamos desesperadas».
«Yo por mi hijo hago lo que sea, que nos manden en un avión a El salvador para que ellos sepan que estamos con ellos, que les estamos dando fuerza y que los vamos a sacar de ahí, con ayuda de Dios, del presidente Maduro, de Diosdado Cabello, ellos van a salir, nos los van a devolver», expresa ya sin poder contener el nuevo gemido de las lágrimas.
Trata de tranquilizarse, de serenarse nuevamente, pues admite que sufre de la tensión, y el secuestro de su hijo aumentó el padecimiento de esta patología médica; pero la angustia es más fuerte que su determinación, por lo que exclama en medio del desespero: «Esta situación me tiene mal. Yo no duerno, no como, no tengo paz, no me pasa bocado. No sé si mi hijo comió, si mi hijo está arropado, mi hijo está pasando trabajo».
Finaliza diciendo que ella junto a los demás familiares de las víctimas seguirán en las calles pidiendo libertad para sus hijos.
Desde San Francisco de Yare les digo que tengan paciencia. Que el pueblo de Venezuela está con ustedes y que más temprano que tarde serán liberados, sigan unidos apoyándose y tengan mucha fe que nuestro Presidente Nicolás Maduro pronto lo traerá de vuelta a su Patria Venezuela