Es hipertenso venezolano secuestrado por Trump y Bukele

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«Yo no sé si allá le están dando su medicamento, si lo están chequeando», expresó angustiada, Carmen Bonilla, al hablar sobre su hijo, Andry Blanco Bonilla. Fotos Cortesía Carmen Bonilla.

Madre de Andry Blanco Bonilla Me preocupa la salud de mi hijo

VEA / Yonaski Moreno

La angustia se apoderó de Carmen Bonilla cuando se enteró que 238 venezolanos fueron secuestrados por los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador. No había podido comunicarse con su hijo, no sabía nada de él, pero mantenía la esperanza de que no se encontrara en ese grupo. El día martes 18 de marzo seguía sin recibir noticias y en su desesperación comenzó a ampliar las fotografías y videos que estaban siendo difundidas en las redes digitales, hasta que lo ubicó.

«Me quedé con la duda porque todos se parecen mucho por como les cortaron el cabello. Algo me decía ‘¡ese es!’, pero estaba dudosa», relató a Diario VEA. Dos (2) días después, una lista difundida por el medio estadounidense CBS News le dio la confirmación. Su hijo, Andry Blanco Bonilla, de 40 años de edad, estaba entre los secuestrados.

«Confirmé que mis sospechas eran reales, que a mi hijo lo habían trasladado para allá por el simple hecho de tener tatuajes. A la fecha de hoy no sé nada más de él», señaló.

Su voz dejaba en evidencia la preocupación que le causa la situación. Minutos después, sus palabras lo confirmaron: «Estoy preocupada por su situación de salud, porque sé que esta injusticia puede provocarle problemas. Estoy mal, no sé qué hacer», expresó durante una conversación telefónica.

Añadió: «Me angustia la salud de mi hijo porque él es una persona que no le gustan las injusticias. Sé como madre, porque lo conozco, que eso debe tenerlo muy preocupado a él y le debe estar afectando su salud, porque es hipertenso. Yo no sé si allá le están dando su medicamento, si lo están chequeando, ahora me preocupa más porque veo cómo han sido tratados a los empujones, cómo les cortaron su cabello, les botaron la ropa. Todo eso me preocupa porque imagino que esa situación puede hacer que se le pueda subir la tensión y le dé algo».

Problemas desde su llegada

Carmen Bonilla aseguró que su hijo comenzó a presentar problemas de hipertensión en el año 2024, luego de pasar cinco (5) meses y medio detenido por estar tatuado. «Mi hijo comenzó a presentar problemas de la tensión desde la primera vez que lo detuvieron. Ahí también comenzaron a darle pastillas porque no podía dormir, porque la injusticia y el estar encerrado lo descompensó. Me decía que parecía un zombie, y yo le dije que pidiera una evaluación médica y es cuando comienzan a suministrarle pastillas para dormir y para la tensión. Él deja de tomar esas pastillas cuando lo sueltan y comienza a trabajar», precisa.

La historia de Andry Blanco Bonilla en Estados Unidos comenzó el 28 de diciembre de 2023, cuando se entregó ante las autoridades migratorias en la frontera con México. Tres (3) días después fue liberado, con la condición de cumplir una serie de citas ante las autoridades.

El 21 de febrero de 2024 Blanco Bonilla asistió a un centro de inmigración para acompañar a una prima que tenía que presentarse. En ese momento, aprovechó de cambiar su dirección de Austin a Dallas. «Le hacen el cambio, lo atienden amablemente y cuando ya se retiraba de las instalaciones, el oficial Víctor Figueroa le alcanza a ver el tatuaje del brazo y lo lleva a una de las oficinas. Ahí le pregunta si tiene otros tatuajes a lo que mi hijo responde que sí y se los muestra. El oficial Víctor le dice que queda detenido porque él es uno de los miembros del Tren de Aragua», relató Carmen.

Andry va a la Corte, donde el juez le pregunta que si quiere pedir asilo o si quería la deportación. «Mi hijo le dijo que quería la deportación, porque no quería estar dos (2) años encerrado por la tramitación de un asilo. Es así como cinco (5) meses y medio después lo liberan, nuevamente bajo presentación», indicó.

El 6 de febrero de este año los oficiales de migración buscan a Andry en su domicilio. Como se encontraba trabajando, dejaron un número telefónico para que él se comunicara. «Mi hijo llama y efectivamente le dicen que se tiene que presentar a las 10:00 de la mañana. Se presenta al día siguiente en una casa, eso no era ni siquiera una oficina de migración. Ahí le dicen que tiene que quedar detenido porque tiene orden de deportación», relata Bonilla a Diario VEA.

Blanco Bonilla estuvo en un centro de detención en Texas durante tres (3) semanas y luego fue trasladado a una prisión en Oklahoma, junto a otras personas. Según su madre, el director de la prisión les advirtió que en esa cárcel corrían peligro. Ocho (8) días después fue trasladado nuevamente a Texas.

«Lo trasladaron a la frontera de México con Estados Unidos, en un sitio llamado Laredo, al centro Río Grande. El día 11 de marzo me dice que estaba ahí y que necesitaba que le depositaran porque no les estaban dando comida y que fuera del lugar en el que estaban colocaron un aviso grande en una cartulina con la frase ‘peligro, no acercarse’, como si fueran unos delincuentes», recordó.

Su hijo la llamó nuevamente el viernes 14 de marzo en la mañana. «Me dice que a las 4:00 de la mañana los sacaron porque los iban a deportar a Venezuela pero por el mal tiempo no se pudo realizar el vuelo. También me dijo que me iba a llamar al siguiente día, pero mi hijo no me volvió a llamar», lamentó.

No pierde la esperanza

Carmen Bonilla pide que se revise el expediente de los venezolanos que fueron trasladados a El Salvador, acusados, sin pruebas y sin juicio, de pertenecer al Tren de Aragua. «No es justo tenerlo ahí, que investiguen», exige a los gobiernos de Donald Trump y Nayib Bukele.

Asimismo, expresa que tiene la certeza de que el Gobierno Bolivariano logrará traerlos de regreso a su patria. «Confío mucho en que podrán traerlos, tengo mucha esperanza y confianza de que eso va a ser así. De hecho, me he sentido más tranquila confiando en que eso va a ser así, que el presidente Maduro va a lograr que a todos esos muchachos los pasen para acá».

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