«Mi temor más grande es que mis hijos no tengan fortaleza», confiesa madre de hermanos secuestrados por Trump y Bukele (Ver video)
Carmen Carache es progenitora de Yeison y Darwin Hernández Carache, retenidos de manera ilegal en El Salvador. Foto Internet

VEA / Yuleidys Hernández Toledo
«El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable», dice la Biblia en el Salmo 18:2; mientras que en el 23 se lee: » (…) Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento (…)».
Ninguno de los salmos anteriores los predicó Carmen Carache, quien admite que es cristiana, y aunque no lo hizo, la esencia de estos estuvieron presentes en sus palabras cuando pidió en reiteradas oportunidades a sus dos (2) hijos, Darwin y Yeison Hernández Carache, que tengan fortaleza. Ellos forman parte de los 240 jóvenes secuestrados en El Salvador por los regímenes de Donald Trump y Nayib Bukele. La cifra la ofreció este jueves 20 de marzo el diputado Jorge Rodríguez. Inicialmente, desde el domingo anterior, medios internacionales señalaron que se trataba de 238.
«Mi temor más grande es que mis hijos no tengan fortaleza. Le pido a Dios que les dé fortaleza a mis hijos y a sus compañeros, para que aguanten este proceso, porque ellos no están acostumbrados» a estar en una cárcel, porque no son delincuentes. «Es muy triste lo que está pasando», manifiesta a Diario VEA, mientras por su rostro de madre angustiada corren lágrimas.
Carache viajó a Caracas, desde Valencia, estado Carabobo, a buscar todo el apoyo posible para que liberen a sus muchachos, recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una prisión de máxima seguridad ubicada en Tecoluca, donde, como han denunciado abogados, diversos organismos y políticos, se cometen violaciones contra los derechos humanos.
Relata que sus hijos tenían un mes detenidos en suelo yanqui; pero perdió el contacto con ellos, por lo que afirma que fueron trasladados a El Salvador.
«¿Por qué creemos y presumimos que están en El Salvador? Porque aparecían en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE). Todos los días los buscábamos y ahí aparecían, y ahorita no están en ningún sistema de Estados Unidos, ni mis hijos ni sus compañeros», expresa con angustia, y de inmediato procede a compartir con este medio los registros que menciona.
Los nombres de los dos jóvenes figuran en la lista de los secuestrados en El Salvador, y que fue difundida el jueves 20 de marzo por el medio estadounidense CBS News.

La madre explica que Darwin, de 30 años, y Yeison, de 25 años, fueron detenidos en Carolina del Norte, donde trabajaban haciendo «delivery» y como barberos. «Estaban reunidos con varios venezolanos.Se reunían porque vivían cerca, y bueno, llegó Inmigración y se los llevó en una redada. De Carolina del Norte los pasaron a Georgia, y de ahí a Texas, donde iban a ser deportados para Venezuela».
«El sábado antepasado me llamó mi hijo a las 10:00 de la mañana y nos dijo: ‘Mamá nos están sacando, estoy en la fila como el número 33. Preguntamos y nos dicen que vamos para nuestra casa, Venezuela’. Nos sentimos burlados porque no los mandaron para acá. El domingo nos despertamos con la terrible noticia que fueron llevados a El Salvador», relata.
Desde la plaza Bolívar de Caracas, donde el miércoles 19 de marzo acudió a firmar para exigir la liberación de sus hijos y de otros secuestrados, exclama que sus retoños «no son delincuentes, no tienen ningún récord criminal ni aquí en Venezuela ni en ninguna parte (…) Solamente fueron allá a trabajar».
Afirma con la angustia latente: «Pedimos justicia para que nos ayuden, primeramente, a que nuestros hijos vuelvan aquí, a casa, a Venezuela, porque nuestros hijos no son ningunos delincuentes. Le pedimos al señor Bukele que se ponga la mano en el corazón si tiene hijos, y si no los tiene igual (…) Tenga piedad de las madres venezolanas. Creíamos que usted era un presidente justo y nos damos cuenta que no, que es injusto meterlos en una cárcel donde hay criminales».
Remarca que sus «muchachos no están acostumbrados a andar con pandillas, con delincuentes».
Cuenta que como otros, partieron a EEUU hace año y medio. Lo hicieron buscando oportunidades económicas con trabajos dignos, y lo que conocieron fue el maltrato, los atropellos y las humillaciones.
Decidieron migrar «para comprar una casita, montar un negocio acá en Venezuela, por eso se fueron».
Una hija que espera por su padre
Carmen Carache indica que la esposa de Yeison está en EEUU; mientras que la de Darwin está en Venezuela junto con su hija. «La niña hasta el sol de hoy» no sabe lo que pasa con su papá. Señala que le dicen a la menor, «no, a tú papá se le perdió el teléfono». Ella quiere mucho a su papá y todos los días su papá la llamaba en la mañana, en la tarde», incluso estando detenido él se comunicaba con ella por videollamada. El costo de estas últimas conversaciones lo cubrían los familiares, quienes debían recargar el saldo, remarca.

«Nosotros le recargábamos para esas videollamadas, para que él tuviera fuerza, porque veía a su hija, pero ahora no se cómo están. No han visto a sus hijos, ni a su madre y esposas, que son los que les dan fuerza», manifiesta con dolor.
Sobre la estadía de sus hijos en un centro de detención yanqui, dice que le contaban que «la comida era terrible (…) Nosotros teníamos que recargarles para comida y para llamadas».
Con la misma vara que midas serás medido
«Pues Dios los juzgará a ustedes de la misma manera que ustedes juzguen a otros; y con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes». dice Mateo 7:2, uno de los apóstoles de Jesús y evangelista del Nuevo Testamento.
El profeta Zacarías, en el Antiguo Testamento clama: «(…) Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros, ni a los pobres. No maquinen el mal en su corazón los unos contra los otros”.
Y aunque Carmen Carache no citó a Mateo ni a Zacarías de manera textual, sí los aludió de manera indirecta para condenar a los sectores de la derecha que han celebrado la peligrosa detención de los migrantes venezolanos.
«Soy una persona de Dios y le pido a Dios que ojalá esas personas no pasen por lo que yo estoy pasando, porque es fuerte. Dios dice que con la misma vara que midas serás medido. A esas personas les digo que no están haciendo lo justo, que son inhumanos; a nuestros hijos les han violado sus derechos humanos como venezolanos, y rechazamos todo eso, estamos en contra», manifiesta mientras sostiene un cartel exigiendo libertad para sus hijos.

-¿Qué le dice a los jóvenes que aún quieren emigrar?
-No lo hagan. Luchen aquí, no se vayan, porque este proceso que estoy pasando yo es muy fuerte. Yo les pido de corazón a los jóvenes que están en Venezuela que no se les ocurra emigrar para ningún lado, que luchen aquí, que busquen la manera de sobrevivir aquí, porque afuera no nos valoran, no nos tratan bien».