Madre venezolana dispuesta a encadenarse en El Salvador: Rescatar a su hijo secuestrado (Ver videos)
Así lo manifestó Jepzy Arteaga, madre de Carlos Cañizales Arteaga, joven de 25 años retenido de manera ilegal por Nayib Bukele. Fotos Carlos Batatin

VEA / Yuleidys Hernández Toledo
«Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres», es una frase que se le atribuye al poeta griego Sofócles, nacido en Atenas 495 aC y fallecido en la misma ciudad 406 aC. Muchos siglos después, a la escritora británica Agatha Christie se le adjudica la expresión: «El amor de una madre por un hijo no se puede comparar con ninguna otra cosa en el mundo. No conoce ley ni piedad, se atreve a todo y aplasta cuanto se le opone», mientras que un refrán muy popular se explica por sí solo: «No hay nada más puro que el amor de una madre».
La esencia de esos tres (3) textos es lo que siente Jepzy Arteaga cuando afirma: «Si yo tengo que ir a El Salvador a buscar a mi hijo, yo lo busco, si tengo que ir y encadenarme a ese centro penitenciario, yo lo hago, porque uno por un hijo hace todo. Yo nunca me imaginé estar como estoy ahorita en este momento».
Es la madre de Carlos Alejandro Cañizales Arteaga, uno de los 238 jóvenes venezolanos secuestrados por el régimen de Donald Trump, y quien fue enviado el domingo 16 de marzo de manera ilegal al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), prisión de máxima seguridad ubicada en Tecoluca, donde como han denunciado abogados, diversos organismos y políticos, se cometen violaciones contra los derechos humanos.
En la plaza Bolívar de Caracas, donde se desarrollaba una jornada de recolección de firmas contra el atropello del régimen de EEUU, relata a Diario VEA que Carlos Alejandro, de 25 años, se encuentra detenido de manera injusta. No es un criminal, no pertenece a ninguna organización delictiva. El joven, quien residía en Valencia, estado Carabobo, partió a EEUU hace seis (6) meses buscando mejoras económicas para ayudar a su familia; pero lo que encontró fue atropello e injusticias.
Relata que antes de ser trasladado a la nación centroamericana, su hijo estuvo desde el 17 de febrero retenido en una prisión yanqui. Fue detenido en Carolina del Norte «por migrante indocumentado».
En suelo gringo quedaron la esposa de Carlos y su hermana, quienes están asustadas y desean regresar al país.
-¿Cómo se enteraron que lo trasladaron a El Salvador?
-Porque todo coincidió. El día sábado mi hijo me llama, me dice espérame, que hoy estoy con ustedes. Yo contenta le hago una bienvenida el día sábado, porque en la tarde se suponía que estarían aquí. El sábado no llegó; bueno seguramente se atrasó algo, nos los traen mañana. El domingo, la esposa de él me llama, me dice: ‘¿Viste las redes sociales? Me llama mi hija y también me dice: ‘¿Viste lo que está pasando?’ Le dije que no. Me dijeron que a todos los que sacaron en la deportación los llevaron para El Salvador. Yo no les quise creer.
Con un nudo en la garganta y con un cartel donde se aprecia el rostro de su hijo, manifestó que -tras enterarse de la noticia-, se puso «…a investigar e investigar». Remarca con dolor: «Yo quería pagar un abogado. Les dije a ellas que buscaran un abogado en Texas».
Fue el lunes 17 de marzo cuando su hija la llamó y le manifestó: «No vamos a pagar ningún abogado, porque ya sabemos que a Carlos Alejandro lo tienen en El Salvador».
-¿Cómo se enteraron ellas?
-Yo le hice la misma pregunta: Pero hija, tú no estás segura. Me dijo: «Ya te voy a soltar el video». Y cuando yo vi el video de mi hijo, cuando con la máquina le estaban quitando su pelo, estaba un poco irreconocible; pero lo logramos reconocer. Mi hija me dice: «Ese es Carlos Alejandro».
Con el llanto a punto de brotar y con el dolor profundo que quizás solo pueden entender quienes son madre, agrega: «Desde ese momento no tenemos vida (…) Dios me dio la fortaleza de venir para acá a seguir luchando».
Con la angustia latente exclama: «Lo que más me preocupa es la vida que ellos están viviendo, el momento que están viviendo allá en El Salvador. Todo el mundo ha visto esa cárcel, lo peligroso que es. Ellos no están acostumbrados a vivir eso, porque ellos no son delincuentes».
«Por favor investiguen», exige a las autoridades de El Salvador. Remarca: «El que tenga antecedentes penales que pague lo que tenga que pagar; pero los que sean inocentes, por favor tráiganlos. Aquí estamos todas las mamás desesperadas, y vamos a seguir luchando».
«Si yo tengo que ir a El salvador a buscar a mi hijo, yo lo busco, si tengo que ir y encadenarme en ese centro penitenciario yo lo hago, porque uno por un hijo hace todo. Yo nunca me imaginé estar como estoy ahorita en este momento», insiste.
«Jamás me imaginé estar en una marcha de estas, jamás me imaginé pasar por esto; pero, bueno, solo Dios sabe por qué hace las cosas», agrega.
De inmediato pide fuerza y fortaleza para aguantar el dolor que está viviendo. Clama sabiduría para las autoridades salvadoreñas, para que hagan las investigaciones, «y nos devuelvan a nuestros hijos».
Sin información
Jepzy Arteaga sigue sin tener información sobre su hijo Carlos Alejandro Cañizales Arteaga. «No los dejan hacer una llamada, nada. Ya yo investigué por Internet y esa cárcel no le permite ni siquiera una llamada».
Dio a conocer que el mes que estuvo detenido su hijo por indocumentado en EEUU, al menos sabía cómo estaba. «El único privilegio que le dieron fue que me llamaba cada vez que podía. No era todos los días; pero sí mayormente me llamaba (…) No le daban la comida como era; pero por los menos yo sabía de él. Yo me conformaba con escucharle su voz todos los días o las veces que él podía llamar».
–La esposa de Carlos y su otra hija están en EEUU. ¿Están haciendo los trámites para regresar?
-Lo que pasa es que también eso no es fácil, porque no tienen las posibilidades económicas para regresarse normal; pero así como están esas deportaciones, me da miedo que ellas se regresen, porque no sé si las engañen y les digan: «mira, van para Venezuela», y después no mes las traigan. Prefiero que se calmen un poco las cosas. Ya ellas tienen en pie eso de venirse, ya eso es una decisión, solo van a trabajar para hacer el pasaje para venirse.
-¿Qué les dice a los jóvenes que aún quieren emigrar?
-Que no, que no se pongan a inventar, no se pongan a inventar. Como decía mi abuela: «Por querer hacer una gracia, nos salió una morisqueta», la plata no da la felicidad.
-¿Qué le dice a Nayib Bukele y Donald Trump?
-Que se pongan la mano en el corazón, que en algún momento de la vida Dios tomará cartas en el asunto, y esto no se va a quedar así, porque yo sé que no es nada más mi hijo; sino también mucha gente. A veces se creen Dios porque tienen un cargo, porque tienen poder.
–Y a los sectores de la derecha que celebran la detención de estos venezolanos, ¿qué mensaje les envía?
-Que ellos también tienen hijos, y que estoy segura que tienen familiares bajo esta misma condición.
–Confía en que el gobierno nacional va a lograr rescatar a sus hijos y a los otros secuestrados?
-En un principio lo dudé; pero ayer que estuve aquí y hoy que estoy aquí, yo tengo la certeza de que Dios le va a dar la sabiduría para que nos vuelva a traer a nuestros muchachos.