Néstor Rivero Pérez

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El 29 de marzo de 1817 el general Carlos Manuel Piar inicia una estratégica movilización de las fuerzas patriotas a su mando, que le asegurará el triunfo en la batalla de San Félix, del 11 de abril de aquel año. Y con ello el inicio de la liberación definitiva de la Provincia de Guayana.

Cambio de escenario

Entre 1815 y 1816 las fuerzas patriotas carecieron de un centro de operaciones susceptible de aglutinar los distintos frentes y caudillos que operaban a lo ancho del país. Bolívar como se sabe, reconocido como Jefe Supremo desde la asamblea del 7 de febrero de 1816 en Los Cayos de Haití, durante los preparativos de la célebre Expedición, afrontará dificultades para imponer su dirección en medio del cuadro de reflujo de entonces de la causa republicana.

Así, la movilización de Piar, en primer lugar, y luego del propio Libertador -ambos inicialmente la provincia de Barcelona-, de establecer el cuartel general patriota al otro lado del Orinoco, constituirá uno de los aciertos de mayor trascendencia en el curso de la guerra, por cuanto Guayana era un punto donde militarmente los españoles al mando de Miguel de La Torre podían ser batidos con las fuerzas y la estrategia desplegadas por los republicanos de entonces.

Del Juncal a Caruachi

Carlos Manuel Piar, prócer fundamental de la Guerra de Emancipación de Venezuela, poseía, al igual que José Antonio Páez, Félix Ribas, Santiago Mariño, José Francisco Bermúdez, y otros, una voluntad indomable que difícilmente se avenía con una autoridad superior.

Y no obstante este rasgo, entre sus indiscutibles méritos destaca esta audaz iniciativa de cruzar el Orinoco, hacia tierra guayanesa, llegando a Caruachi en el Caroní. Y la medida, que ya había tenido como antecesores a José Tadeo Monagas y Manuel Cedeño, quienes a fines de 1816 habían cruzado el Orinoco, encontró iniciales reparos del Libertador, por estimar, este, que la pretensión de aquel, de tomar Angostura, resultaba por entonces infructuosa, debido a las fuertes defensas que poseía la capital de Angostura.

Será con el giro de Piar hacia el Caroní y la toma de las Misiones, cuando los hechos tomen derrotero favorable a los patriotas, pues al posesionarse del granero de Guayana, Piar dejaba sin abastecimiento a Angostura y a los realistas sin el rico comercio que proveían las Misiones del Caroní. Tal fue la consecuencia de su traslado del Juncal -al sur de Barcelona- al Caruachi.

Guayana fluvial

La geografía guayanesa posee características muy propias dentro de los grandes cuadros regionales del país. El transporte fluvial constituyó de tiempo prehispánico y la Colonia, nervio de su sistema de conexión con el resto del territorio nacional.

Canoas, pequeños buques y otras embarcaciones, que permitían cruzar de una a otra orilla del Orinoco y el Caroní, fueron empleadas para el traslado de los destacamentos patriotas y pertrechos.

De allí que la liberación de Guayana, en 1817, se dará en tres tramos: la primera porción, que conlleva la franja terrestre al oeste del Caroní, se dio con el desplazamiento de Caruachi y la Batalla de San Félix, que dio las Misiones del Caroní a los republicanos.

Sin embargo, la expulsión definitiva de los realistas requerirá de jornadas fluviales y la toma de Angostura, que tendrán lugar en los meses subsiguientes hasta la caída de Angostura en manos de Bolívar, tras una serie de combates en aguas del padre-río y la toma de fortificaciones en Guayana la Vieja.

He apresado enemigos

“Los enemigos desesperados de hambre han salido hoy de Angostura en un número de 800 infantes y 30 caballos sobre el General (Manuel) Cedeño, que se ha burlado de ellos.

Sin comprometer en choque formal les he apresado algunos soldados, cargas y otras cosas. Si no vuelven a encerrarse y aguardan a que yo llegue, pienso que no entrarán (a la ciudad de Angostura) otra vez” (Carlos Manuel Piar a José Félix Blanco, responsable de las Misiones, Caruachi, 29 de marzo de 1817).

Sinóptico

1825

Sucre en el Alto Perú

Inmediatamente de su victoria en la planicie de Ayacucho, el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, toma rumbo al Cuzco y prosigue al Alto Perú, con el propósito de liberar el resto del territorio que permanecía en manos realistas.

“El Ejército”, dice el héroe cumanés, en triunfo desde Ayacucho al Potosí, “ha dado existencia a vuestra patria. Diez mil tiranos vencidos en el campo de batalla…y un territorio de más de 300 leguas redimido del poder español, son los triunfos que el Ejército Unido representa a los pueblos”.

Se refería Sucre a la formidable campaña que encabezaba desde el momento en que, en septiembre de 1824, el Libertador puso bajo su mando el Ejército Unido, integrado por patriotas provenientes de Chile, Argentina, el mismo Perú y Alto Perú, así como la Gran Colombia, cuyos oficiales y soldados jugaron rol de primera línea en el resultado final.

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