Tal día como hoy nació María Montessori, precursora del constructivismo en el aula

Néstor Rivero Pérez

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El 31 de agosto de 1870 nació en Ancona -localidad del centronorte de Italia-, María Montessori, médica, activista femenina y educadora, que ha pasado a la historia como creadora de un método de enseñanza imbuido de profundo humanismo y precursora de la pedagogía constructivista, corriente que mantiene plena vitalidad hoy y cuyas bases epistemológicas quedaron  estructuradas con los aportes que en los años ‘20 y ‘30 del siglo XX, formularon, de modo independiente el uno del otro, el suizo Jean Piaget y  el ruso Lew Vigotsky.

La Casa del Niño

Habiéndosele confiado a sus 37 años, una institución educativa infantil en un barrio de Roma, cuyos estudiantes provenían de hogares con escasos recursos y donde también asistían niños discapacitados, Montessori, quien rebautizó el establecimiento como “La Casa del Bambini”, comenzó a aplicar las conclusiones y procedimientos que había cultivado en el curso de sus diez años precedentes, combinando sus conocimientos médicos, con sus lecturas y vivencias en la formación de chicos. Y entre las normas que estableció destacaban las de permitir que los padres se apersonasen dentro del establecimiento con la prevención de que no perturbasen la personalidad de los pupilos. Y siendo la educadora una convencida católica, los resultados de su Método resultaron tan efectivos, que atrajeron la atención de numerosos pedagogos en los inicios del siglo XX, tanto católicos como de otras confesiones o laicos, bien dentro de la misma Italia, como en otros países, replicándose la experiencia.

Método Montessori

María Montessori insistía en la necesidad de respetar la persona del niño, su ámbito de libertad, al considerarlo “como la esperanza de la humanidad, por lo que dándole la oportunidad de utilizar la libertad a partir de los primeros años de desarrollo, el niño llegaría a ser un adulto con capacidad de hacer frente a los problemas de la vida, incluyendo los más grandes de todos, la guerra y la paz” [https://educomunicacion.es]. Y dicho método contempla el uso y diseño de materiales para el aprendizaje manual dentro del aula. Y en claro anuncio del primer constructivismo pedagógico, sostendrá que “Solo podemos servir al desarrollo del niño, pues este se realiza en un espacio en el que hay leyes que rigen el funcionamiento de cada ser humano” [Ibídem], postulando la oportunidad que debe brindarse a cada individuo en cuanto a “satisfacer sus potencialidades para que sea un ser humano independiente, seguro y equilibrado” [Ibídem]. Y en correspondencia con lo que unos veinte años después se constituiría en uno de los principales postulados del desarrollo de la inteligencia de Vigotsky, Montessori dirá: “Cada niño marca su propio paso o velocidad para aprender y esos tiempos hay que respetarlos” [Ibídem].

Materiales de trabajo

De este modo Montessori promueve un guía del aula cuyo rol no es transmitir enseñanzas en los términos clásicos del “magister dixit”, sino el de adulto “que ayuda a los estudiantes a aprender a partir de su experiencia, con materiales idóneos y en el entorno adecuado. Se ofrece libertad para desarrollarse y aprender al ritmo individual, en un espacio estimulante y estructurado” [https://www.educaciontrespuntocero.com]. Este método resulta muy provechoso para los objetivos en la temprana edad del estudiante, al guiarle en su capacidad de diferenciación olfativa, empleando objetos como palilleros, saleros o trocitos de algodón impregnado, de modo que el niño identifique y diferencie olores. Y lo mismo se aplica respecto a los sentidos de la vista, la audición, tacto y gusto, proponiendo obtener el máximo potencial de los cinco sentidos. Y en cuanto al aprendizaje de las matemáticas, su método concibe materiales como “ábaco, listones rojos, juegos de mesa, tarjetas de números, perlas… con este tipo de materiales pueden llegar a aprender hasta las fracciones y decimales” [https://viviendomontessori.com].

Sinóptico

1825

Alto Perú asumió el nombre de “República de Bolívar”

Este día nació la República de Bolívar, la cual un mes después adquiriría su actual nombre de Bolivia. La Asamblea General con carácter constituyente de Alto Perú, instalada en Chuquisaca, fundamentó la decisión de organizarse como nación, afirmando la decisión política de regirse por sus propias leyes, y definir cuestiones previas de carácter constituyente, acerca de si conformarían un Estado unitario o federal, y cómo sería el ejercicio de la autoridad.

Así, reunidos los constituyentes el 31 de agosto de 1825, incluyeron en la agenda de ese día el tema del nombre que debía darse a la nueva República, aprobándose inicialmente el de “Bolívar”. La sorpresa del Libertador al enterarse que se daba su nombre a la nueva República sobrepasaba todos los límites de la congratulación. Y así lo hace saber al gobierno de la Gran Colombia en Bogotá, al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre y otros allegados.