Néstor Rivero Pérez

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El 26 de mayo de 1976, a sus 86 años de edad, falleció en Friburgo (Alemania) Martin Heidegger, impulsor del existencialismo. Heidegger fue, junto a Theodor Adorno, Alexander Koyré, Jean Paul Sartre, José Ortega y Gasset y José Gaos, uno de los más influyentes pensadores del siglo XX, no obstante su adherencia explícita como académico durante un lapso del régimen nazi, al Tercer Reich liderado por Adolfo Hitler.

 

Para qué filosofar

Para el autor de Ser y tiempo, Europa, “en tanto civilización filosófica, ha determinado desde sus orígenes su destino, a partir de la pregunta: ¿Qué es la filosofía?”. Así, cada época del Viejo Continente ha dado a dicha cuestión su propia respuesta. “Al venir desde el fondo de su existencia, en esa pregunta -argumenta Heidegger-, se decide también el presente e incluso el futuro del Occidente” (http://jonathanarriola.blogspot.com).

Este pensador alerta sobre el exceso de racionalismo, cuyo riesgo es el “modus vivendi racionalista-calculador, mecanizado, alienado y por ende, deshumanizado” (https://utel.edu.mx/blog).

 

Carta del Humanismo

En este escrito de 1947, el filósofo de Friburgo se centra en la acción del individuo, el “llevar a cabo”, noción que se explica a partir del ser. Heidegger concibe el pensar como instrumento que relaciona el “ser con la esencia del hombre” (https://www.ucm.es): el pensar, asienta este autor, es creado por el ser y constituye “el procedimiento de la reflexión al servicio del hacer y fabricar” (Ibídem).

Este filósofo propugna en favor de la independencia del pensar respecto “al actuar y el hacer”, debiendo la filosofía en todo caso mantenerse “en la permanente necesidad de justificar su existencia frente a las “ciencias” (Ibídem).

De este modo, Heidegger focaliza su visión del humanismo en “la esencia del hombre, sobre su proximidad al ser” (https://www.ucm.es).

 

“Ser y tiempo”

En el pensamiento heideggeriano la pregunta acerca de si el ser existe o no, es sumamente importante. Sin embargo, otra lo es más: ¿cuál es el sentido del ser? La cual obliga a procurar una explicación acerca del para qué existe el hombre. Y este asunto establece un nuevo centro para la filosofía y que se recoge en el término “existencialismo”.

Existencialismo

Esta corriente de la filosofía contemporánea, al colocar en segundo término inquietudes por la justicia, igualdad social o la existencia de Dios, se centra en la intimidad del individuo, su proyección en torno a la libertad, su responsabilidad y el significado de la existencia.

El existencialismo, entre cuyos iniciadores durante la segunda parte del siglo XIX y comienzos del XX destacan Soren Kierkegaard y Friedrich Nietzche, atrajo y continúa atrayendo a gruesas capas de intelectuales en Occidente, para quienes la razón principal de la filosofía estriba en las respuestas que debe darse a sí mismo el ser humano respecto al significado de la vida.

Academia y leyes raciales

Heidegger es uno de los principales doctrinarios de la denominada “revolución conservadora”, que en la Alemania de los años ’20 ofreció su alternativa a la Alemania que antecedió al Tercer Reich.

Y según distintas fuentes, Heidegger, entre 1933 y 1934, durante su ejercicio como rector de la Universidad de Frigurbo, según distintas fuentes, dio aplicación a las “leyes de limpieza racial” impuestas por el nacionalsocialismo. Su antiguo profesor, Edmund Husserl -de quien Heidegger había sido fervoroso seguidor en sus años juveniles-, se vio despojado por entonces, a propósito de su ascendencia judía, del carácter de Profesor Emérito de dicha Alma Mater. Años después el autor de Ser y tiempo se excusaría: “Hay grandeza en el errar (…) el extravío es el regalo oculto de la verdad” (https://elpais.com).

Sinóptico

1831

Al cadalso Mariana Pineda

Este día fue ajusticiada Mariana Pineda, heroína de la España liberal. Su nombre adquiriría nuevos peldaños de inmortalidad en el siglo XX con el drama Mariana Pineda, de Federico García Lorca, obra de las más representadas hasta hoy en el teatro de Iberoamérica. Acusada de tramar con grupos liberales -bajo la inspiración del militar antiabsolutista José María de Torrijos y Uriarte-, una insurrección en su natal Granada, en contra de Fernando VII, fue llevada a juicio, bajo directa instigación del alcalde Ramón Pedroza.

Este último ha sido señalado de haber pretendido sin éxito los amores de Mariana, llevando su resentimiento y venganza, según alegó en juicio el defensor, “hasta el extremo de arruinarla”. La evidencia que la llevó al cadalso, una bandera liberal hallada en su casa, no probaba planes de insurrección.

En Granada se da hoy el premio Mariana Pineda a la igualdad entre mujeres y hombres. En la obra de García Lorca, la protagonista borda una bandera liberal en secreto para don Pedro de Sotomayor, un miembro de un movimiento revolucionario en la Granada de la primera mitad del siglo XIX. Mariana, viuda y con dos hijos, está enamorada de don Pedro y le ayuda a huir cuando este escapa de las autoridades.

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