Eugenia Russian

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Ante las declaraciones emitidas por el papa Francisco en visita pastoral a Canadá, en el peregrinaje de penitencia donde pide perdón por los actos de abusos sexuales y destrucción de las culturas indígenas para obligarlos a hacerse cristianos, expresa Francisco: “Pienso en particular en los abusos sexuales cometidos contra menores y personas vulnerables, crímenes que requieren acciones fuertes y una lucha irreversible, yo quisiera pedir nuevamente perdón a todas las víctimas”, sumándose igual a la petición de perdón que solicitaron los pueblos originarios de Nuestra América.

A partir de una mirada sobre nosotros mismos y sobre la situación en que vivimos nos invita a una actitud de escucha, de oración, pero también de decidido empeño en la construcción de la justicia y de la paz, que comienza en nuestro vivir cotidiano por gestos contra las injusticias y desigualdades, prejuicios y discriminaciones, por actitudes de compasión para con los pobres y pequeños, de lucha por políticas sociales inclusivas y por un nuevo orden internacional. Este clamor que expresa el sentir de los pueblos excluidos empieza a ser un clamor de la Iglesia de la Liberación como aporte espiritual desde el continente mestizo de la esperanza.

Comunidades de Espiritualidad Liberadora se unen a la conmemoración del segundo año de la Pascua de Pedro Casaldáliga, 06.08.2021. Su poema sigue presente “Esta Patria Grande, más que una Patria ya hecha, es una Patria utópica…el Continente de la Utopía. Somos la tierra de aquella flor nuestra defendida por el pueblo maya, somos la Patria Grande de Bolívar, la América Nuestra de Martí y Sandino, el Alma Matinal de Guevara, el Gracias a la Vida de Violeta Parra, la Cantata Sudamericana de Mercedes Sosa, la utópica colectividad- con nombres anónimos de muchedumbres de esos 500 años de Resistencia indígena, negra y popular”.

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