OTAN, la mayor amenaza para la humanidad
El autor es ingeniero y analista político.
Vladimir Castillo Soto
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una institución que debió desaparecer tras el final de la Guerra Fría, si hubiese sido creada para defender a Europa de la Unión Soviética; pero su fin verdadero siempre fue ser el policía del mundo e imponer la hegemonía occidental en el orbe, o dicho en palabras más actuales, imponer el “orden basado en reglas” del “mundo libre” a la jungla, al decir de Borrel. Un policía cruel que ha asesinado a más de 4 millones de seres humanos en los últimos 30 años.
La OTAN es en realidad un monstruo parido por anglosajones y sionistas para establecer sus aberrantes y enfermizas creencias de ser el “pueblo elegido” y tener un “destino manifiesto” impuesto por su Dios, lo cual les obliga a luchar contra el resto del mundo para subyugarlo, hacerle obedecer sus normas e imponer su idiosincrasia e instituciones. El comportamiento de sus líderes y de la organización misma, es una muestra clara de los cada vez más elevados niveles de intoxicación que exacerba su enfermedad, haciéndolos más violentos e irracionales.
Si el asunto no fuera tan grave, pudiera ser risible; pero el problema planteado puede resultar en una catástrofe para la humanidad y la vida en general en el planeta.
En medio de esta intoxicación, varios países miembros de la OTAN, así como su Secretario General, han incentivado una importante escalada en el conflicto bélico en Ucrania, al permitir e incentivar el uso del armamento suministrado para atacar territorio ruso. También el Presidente francés está amenazando con enviar soldados e instructores franceses al frente, lo que los hará blanco legítimo de las fuerzas rusas. De igual manera cada vez se entrega armamento de mayor alcance y más sofisticado, como misiles ATACMS, tanques Leopard y Abrams, y ahora los F16 y Mirage 2000; se agrava, alarga y complejiza el conflicto. Todas estas acciones sobrepasan límites muy delicados que les acerca a una confrontación directa con Rusia, que sería muy peligrosa para todos, ya que enfrenta a adversarios con armamento nuclear suficiente para acabar con la vida tal cual la conocemos.
El mundo sabe que el conflicto empezó con el golpe de estado contra Yanukovich en 2014 y la continua y artera expansión de la OTAN hacia el este, llegando al extremo de pretender incorporar a Ucrania en la organización. Una Ucrania que venía exaltando los símbolos y la ideología nazi, convirtiendo en héroes a nazis asesinos, promoviendo movimientos nazis y asesinando impunemente a la población civil del Donbas. Estos son los valores y el país, que se estimulan y utilizan desde Estados Unidos y la OTAN.
El mundo también sabe que esta guerra por delegación no ha terminado por la ayuda militar y financiera de occidente. Ya Boris Johnson obligó a Ucrania a romper los acuerdos de paz de Estambul de 2022 y les prometió el respaldo de occidente hasta “el último ucraniano”, luego Joe Biden y Ursula von der Leyen impulsaron las sanciones contra Rusia, las cuales destrozaron buena parte de la industria alemana y lo que quedaba del estado del bienestar europeo. Sin duda, los únicos beneficiados con el conflicto son el complejo militar industrial y las empresas exportadoras de gas de los Estados Unidos.
Es lamentable que los líderes de los países europeos que pertenecen a la OTAN, vayan detrás de unos intereses que no les benefician, sino que por el contrario, les perjudican. Basta con preguntarle a los ciudadanos europeos si su nivel de vida es mejor hoy que hace dos años, o a los empresarios alemanes si son más productivos y rentables hoy o en 2018. Su arrogancia de colonizadores les convirtió muy rápidamente en las “élites” más estúpidas del planeta, les aplicaron las técnicas de la “guerra cognitiva” y se las tragaron integras.
Como consecuencia de la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial por parte del Ejército Rojo de la Unión Soviética, que destruyó al menos el 86 % de la Wehrmacht, se incentivó y aceleró el proceso de descolonización del Sur Global, mientras Europa iba siendo colonizada por los sionistas anglosajones, siendo la OTAN, BM y FMI los principales látigos utilizados. Monarquías, dictaduras (Portugal en 1949) y repúblicas por igual entregaron gustosas su soberanía, hasta llegar a ser lo que son hoy: Peones al servicio de unos psicópatas que pretenden forzar a la humanidad a permanecer bajo el yugo de su unipolaridad, poniendo al mundo al borde de una confrontación general, en la cual los europeos serán los primeros y principales afectados.
Los Estados Unidos, con la OTAN a la cabeza, está pretendiendo cambiar las estructuras del derecho y las relaciones internacionales e implementar lo que ellos llaman “el nuevo orden mundial, basado en reglas”, en detrimento de la Carta de las Naciones Unidas, el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia y las Convenciones emanadas de ellas. De hecho, en 2022, se planteó una iniciativa de Estados Unidos y Lienchtenstein sobre el cambio del procedimiento de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para ampliar aún más la hegemonía estadounidense en la organización. Este “orden basado en reglas”, es ajustado a su conveniencia cada vez que enfrentan un problema, usando dobles raseros permanentemente, para asegurar sus beneficios, utilizando de ser necesario la amenaza del uso de la fuerza, las presiones financieras y los chantajes de cualquier índole. A nadie le conviene una relación de este tipo, ni a sus socios cercanos europeos, ni a sus socios menores de América Latina y el Caribe, África y Asia, y menos a aquellos que “ellos” han dado en llamar el “eje del mal”, que son los países que se oponen frontalmente a sus pretensiones e imposiciones y las combaten firmemente con ideas, argumentos y hechos.
En julio de 2024 será la siguiente reunión de la OTAN en Washington, y lamentablemente veremos una vez más cómo los europeos seguirán con el aro en la nariz, cual buey manso, declarando que los enemigos a vencer son principalmente China y Rusia, sin querer percatarse que el mundo es otro y que ellos deberían estar luchando por liberarse de esta nefasta relación y obtener un lugar adecuado en el nuevo mundo multipolar y pluricéntrico.
En la OTAN, los anglosajones tienen el mayor peso en la definición de las prioridades, y sus intereses son los que prevalecen; los de la Europa continental siempre estarán supeditados a las necesidades de los socios de habla inglesa, quienes también tienen sus ojos puestos en el área del Pacífico, donde tienen varios acuerdos militares, AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos), QUAD (Estados Unidos, Japón, Australia e India) y otros, con la finalidad principal de perturbar el crecimiento de China, así como el de India, Pakistán, Indonesia y otras economías emergentes de esta pujante región. La visión geoestratégica de Estados Unidos y Reino Unido no suele coincidir con la del resto de Europa, cuya posición siempre será sacrificada en beneficio de la primera. La imposición de estas prioridades han deshecho el sistema de seguridad europeo y tiene al mundo de conflicto en conflicto, al borde de una conflagración mundial.
El apoyo a “Israel” en el genocidio contra el pueblo palestino, es una muestra más del nivel de descomposición ética y moral del mundo occidental. Buena parte de la OTAN goza y se regocija de las acciones criminales en Gaza y Cisjordania, son sus armas y logística lo que permite que los nazisionistas puedan efectuar sus crueles e inhumanas matanzas diariamente, lo cual deberán pagar en conjunto, más temprano que tarde, a la justicia terrenal. La estrategia occidental de desestabilización del Medio Oriente es bien conocida; de hecho la creación artificial de “Israel” es parte de ello, junto con el financiamiento y creación de grupos radicales islámicos como ISIS, Daesh y otros, además de las guerras ilegales contra Irak, Libia y Siria y las intervenciones en Yemen y Somalia.
Sin duda, América Latina y el Caribe como zona de paz junto con los países africanos y asiáticos, han sido sabios al saberse mantener neutrales en el conflicto en Ucrania y no caer en las inapropiadas presiones occidentales que pretendieron de estas regiones la entrega de material bélico y el apoyo político a Ucrania. De igual manera deben limitar la capacidad de Ucrania y sus socios de embaucar personal con experiencia militar para servir como mercenarios y dejar la vida, por muy poco o nada, en un país en el cual los consideran inferiores. Sin embargo, la pertenencia de Colombia como socio global de la OTAN y la solicitud de Argentina para incorporarse, así como las decenas de bases militares de miembros de la OTAN en América Latina, son un gran reto y amerita la atención, pero sobre todo la acción de los pueblos, para exigir el desmontaje de esta nefasta red militarista que sirve a intereses ajenos a la región.
La OTAN es un peligro para el mundo, y por ende esperamos, en lo inmediato, que surjan de los pueblos del mundo una mayor cantidad de voces que logren impedir que los desquiciados amantes y beneficiarios de la guerra impongan su criterio. Los pueblos europeos y norteamericanos deben salir de su largo letargo, deben deslastrarse de su estúpido y dañino supremacismo e imponer líderes y gobiernos decididamente antinazis, antifascistas, antisionistas y antioligárquicos con la fuerza suficiente para implosionar la OTAN y la sindéresis necesaria para respetar y respaldar al mundo multipolar que surge de manera indetenible, sino la historia les condenará.