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Luis Rafael Martínez

(Desde Arequipa, Perú)

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Los monopolios, las corporaciones mediáticas, generadores de opinión, periodistas tarifados y empresarios, fungen de muro de contención contra Perú Libre y su candidato a la Presidencia de la República del Perú, Pedro Castillo, quien tiene la aceptación de los sectores populares de la tierra Inca, de cara a la segunda vuelta de las elecciones previstas para el próximo 6 de junio.

Es así como la canalla mediática le da respuesta al ideario y programa de un posible gobierno de Perú Libre, cuya organización se la ha jurado a los medios de comunicación que han desviado su compromiso de informar, entretener y educar. Por este motivo, si el maestro Pedro Castillo conquista la Presidencia de la República, combatirá y eliminará los monopolios y la concentración de medios en manos de familias con intereses empresariales.

Desde el comienzo de la campaña, en la segunda vuelta por la Presidencia de la República del Perú, la cual disputan el maestro Pedro Castillo por Perú Libre y Keiko Fujimori por  Fuerza Popular,   algunos medios de comunicación han descargado las baterías contra el candidato del lápiz, señalando que si  Castillo llegara a la Silla de Pizarro acabaría con el orden democrático.

Perú Libre se define como una organización de izquierda socialista,  Es un partido que nació como una expresión contestataria de los pueblos marginados. Su eslogan es “no más pobres en un país de ricos”.

El partido Perú Libre, promete trabajar en una ley que regule a los medios de comunicación, muchos concentrados en monopolios.

Señala el ideario y programa del partido que respalda a Pedro Castillo, que “existe una alta concentración de medios en manos de tres empresas, las cuales juntas dominan el 84% del mercado. Es el caso del Grupo Comercio del empresario José Graña Miro Quesada quien es dueño de los medios: El Comercio, Perú 21, Gestión, Trome, Deport, Correo, Ojo, Aja y El Bocón, además del canal 4 América Televisión, el  Canal N y también de 15 medios digitales”.

Pero, a pesar de los ataques, la candidatura de Pedro Castillo está llegando con fuerza en muchos sectores de la población y una prueba  es la última encuesta de la empresa Datum, reseñada en los medios a finales de la semana pasada.

Con  1205 entrevistas a nivel nacional Pedro Castillo aparece en el primer lugar con un 41% de los votos. Le sigue Keiko Fujimori con el 26%. Un 18% todavía aún no se decide por quién votará y 15% señala que votará en blanco.

Esta tendencia del voto hace que los medios arrecien su campaña calificando a Pedro Castillo de comunista radical, intentan frenar su avance y vaticinan que si llegara a ganar la Presidencia convertiría a Perú en una nueva Venezuela, tomando como referencia la actual situación  en la que se encuentra el país de Bolívar y Chávez, como consecuencia del bloqueo económico criminal aplicado por Estados Unidos.

Para los medios de comunicación peruanos el socialismo es como el coco que acabaría con la democracia, eliminaría el Congreso, convocaría a una Asamblea Nacional Constituyente, nacionalizaría las empresas, regularía el contenido de los medios de comunicación, expulsaría a la DEA y las bases norteamericanas de territorio peruano y concluyen en que sería un riesgo para la estabilidad de la nación.

Pero cómo no tener miedo, si es que son parte de las promesas electorales que Castillo está llevando en su recorrido por todos los pueblos del Perú.

Salvando la distancia, pero se observa una semejanza en la campaña del 98 con el candidato Hugo Rafael Chávez Frías, en Venezuela, quien le tocó enfrentar a la prensa, la patronal Fedecamaras, la Iglesia, la CTV, los partidos de derecha, a las potencias extranjeras lideradas por los Estados Unidos y otras adversidades, aún así triunfó porque tuvo el apoyo de los venezolanos humildes.

 

Keiko contra las cuerdas

La prensa, los empresarios y hasta el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, respaldan a Keiko Fujimori, de 45 años, salió de la cárcel en noviembre de 2019, después de 13 meses en prisión preventiva tras ser acusada de haber recibido dinero de Odebrecht y Lavajato para financiar sus candidaturas en las elecciones del 2011 y 2018.

Regresó a la cárcel y el año pasado salió para evitar contagio del Covid-19.

El Ministerio Público peruano le pide ahora 30 años de cárcel. Durante su detención, varios empresarios y antiguos colaboradores confesaron las maniobras ilícitas del partido Fuerza Popular, para ocultar los pagos, algo que pone contra las cuerdas y dificulta aún más la defensa de Fujimori, por eso la candidata no sólo se juega la Presidencia, sino su libertad.

El argumento para darle un espaldarazo a la hija del ex presidente Alberto Fujimori, es que se trata de “un mal menor”.

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